Clase media
El golpe sanitario provocado por la pandemia es un asunto sin control. Lo económico sigue empeorando, sin una luz al final del túnel, la población panameña comienza a doblar rodillas. Las vacunas no representan una solución a corto plazo. El destino de la nación se compromete y los caminos se estrechan.
Las delgadas líneas que dividen la parte central de los estratos sociales del país, comienzan a desaparecer. En el horizonte se divisa un panorama desalentador, donde se contrastan las capas altas de la sociedad y el enorme bolsón de pobreza; que comienza a ampliar su radio hacía los sectores intermedios conocidos como clase media.
Por un lado, los grupos más vulnerables del país han sentido el apoyo del Estado, a través de los bonos solidarios, bolsas de comida, así como del paquete de subsidios que ofrece el gobierno (Beca Universal, Ángel Guardan, 120 a los 65, Techos de Esperanza, entre otros).
Por el otro lado, están las capas altas de la sociedad, quienes, a pesar de estar en grave riesgo por la inminente quiebra del sector económico, principalmente, del comercio; aún están lejos de las penurias que implica el hambre y la desprotección social.
De lo que nadie se atreve a hablar, es sobre la clase media. Es un tabú, pero está a punto de explotar. Es el problema más difícil de resolver, ya que es la clase ciudadana más comprometida y la que carga al país, no solo en materia fiscal, sino que además es la que soporta con su esfuerzo el comercio y es la ópera el ciclo de la economía formal.
En este país no hay que explicar ni quienes son ni qué hacen. El acceso a la clase media tiene que ver más con voluntad, que con oportunidad. Es un compromiso para quienes están dispuestos al sacrifico de vivir en disciplina, en presupuesto y asumiendo el peso tributario del país, a cambio de una mejor calidad de vida, endeudado y con mucho estrés.
PERIODISTA
Las delgadas líneas que dividen la parte central de los estratos sociales del país, comienzan a desaparecer