El golpe perfecto
Cuando los principios se miden en función a estándares, significa que algo no está bien. No hay dos morales ni tampoco medias tintas cuando se trata de valores humanos. La moral no puede ser doble ni tampoco ajena a lo que representa. Es buena o es mala.
La negociación de principios humanos es consecuente con nuestra conducta y guarda relación con los valores que profesamos. Aquellos que piensan que, porque trabajaron en una causa positiva están a un paso de ganarse el cielo, podrían estar confundidos y desconocer de qué lado de la balanza están.
Las autoridades panameñas consideran que lo correcto en pandemia fue armar bolsas de comida y repartirlas a través de las juntas comunales. Lo cierto, es que, ni se ganaron el cielo ni tampoco hicieron lo correcto. Alrededor de dicha práctica existe una maraña de irregularidades con relación a la compra, armado y transporte de las mismas.
Pero fuera de todo lo irregular del proceso, queda claro que sus cabecillas ni van para el cielo ni tampoco se ganaron sus alas de ángel. Ese detalle esporádico que se financió a base de deuda pública y que no puede cuantificarse con claridad, terminará siendo la obra maestra de los tumbes en contra del erario en toda nuestra historia republicana.
Resulta imposible cotejar lo comprado con lo entregado, tampoco puede corroborarse que lo facturado existe y ni siquiera puede garantizarse que lo transportado haya sido despachado, mucho menos que la capacidad de carga fuera la correcta para contabilizar la logística y el uso eficiente en el costo de transporte.
Dicho de otra forma, si mañana nos dicen que se gastaron mil millones dólares en bolsas de comida, no tendríamos cómo saber cuánto es real ni cuánto fue de papel. Cualquiera otra inversión en tiempos de pandemia tendría algún rastro.
El problema es que hay que pagar la cuenta y no serán los que vendieron la mercancía ni los que la transportaron. El dueño del negocio y su pastel.
Lo cierto, es que, ni se ganaron el cielo ni tampoco hicieron lo correcto...