La constituyente secuestrada

El pseudoconstitucionalismo, que no es otra cosa que hacer que algo es constitucional cuando no lo es, se encuentra en pleno apogeo en nuestro medio. Los fugitivos de la constituyente, así como sus decididos adversarios y enemigos, se han coaligado -desde distintas trincheras- con el firme propósito de promover el gatopardismo criollo.

Olvidan y pretenden hacer olvidar que: “La construcción de la democracia solo puede hacerse mediante una convocatoria al conjunto de la sociedad, esto es, solo mediante la convocatoria de una asamblea constituyente fundante participative y plena” (Simeón Emilio González H, 1999).

Privados por ignorancia inexcusable de conocimientos teóricos, doctrinales e históricos, en lo que al significado, alcance y ventajas colectivas representa para la sociedad un proceso constituyente, han optado por refugiarse desde su atalaya en el uso descomedido y abusivo, de un vocabulario con conceptos, términos y palabras que, hasta la fecha le han resultado útiles y beneficiosos en sus quehaceres politiqueros, electoleros y para el clásico oportunismo, propio de camaleones y zarigüeyas.

Así las cosas, no han vacilado en querer secuestrar la valiosa historia -de más de doscientos años-. del poder constituyente para intentar hacerle creer a una sociedad -enferma y desconfiada-, que el artilugio escapista de “la paralela”, va a permitir alcanzar un estilo de vida, un modo de vivir en comunidad.

Intentan secuestrar la constituyente para así, poder seguir haciendo imperar la mediocridad y que la gente se “sienta a gusto en la pocilga, en una charca carente de valores, principios y verdades”. Desde su pozo de la inmoralidad buscan evitar la necesaria reacción ciudadama, Secuestrando la constituyente, buscan despojar a la ciudadanía de su instrumento democrático, participativo, pacífico, popular más apropiado para el debate democrático y democratizador, que le permita recuperar el control de la sociedad, ya secuestrada,

Nos corresponde rescatar la constituyente secuestrada por el laberinto y la maraña creada por desprestigiados ‘políticos’ del patio, a los cuales no les interesa mitigar los estragos ocasionados por sus actos y de sus partidos politicos, que solo han servido para garantizarse prebendas y privilegios para ellos, a costa del sacrificio de la población.

La floración de asambleas contituyentes se han realizado con el afán de crear, dónde no existió nunca, o de consolidar y recuperar la institucionalidad democrática…” Simeón Emilio Gonzalez H.