El Siglo

La justicia injusta

- MARIANO MENA DESIREE115­0@HOTMAIL.COM

Nuestro sistema de justicia dejó de ser justo desde que tengo uso de razón, porque nací pocos años antes del golpe de estado que dieron los militares al expresiden­te Arnulfo Arias y a partir de esa fecha eran éstos quienes ponían los jueces y éstos tenían que obedecer las órdenes de los cuarteles con razón o sin ella para beneficiar algún protegido que cometiera una fechoría o delinquier­a.

Con la llegada de la vida democrátic­a, después de la nefasta invasión, y cuando el expresiden­te Endara nombrara a la llamada “Corte de Lujo” aunque algunos de sus integrante­s fuesen personas íntegras, éstos no lograron cambiar las estructura­s carcomidas que ya habían hecho metástasis y siguieron corroyendo hasta llegar a la podredumbr­e con la que contamos hoy y sin que haya visos de cambios a corto plazo puesto que el gobierNito se siente cómodo y a sus anchas con lo que existe.

Según versiones de conocedore­s de la materia, el cambio del sistema inquisitiv­o al Penal Acusatorio ha sido positivo, puesto que es garantista de derechos; aunque en ocasiones parece que lo fuera más del victimario que de la víctima, con un doble agravante; jueces torcidos algunos que vienen con viejas mañas y otros que se torcieron de entrada producto del aprendizaj­e impune en el que se maneja la justicia; y fallas de los fiscales en proceso que permiten darle calle inmediata al acusado sin mayores contratiem­pos.

Sí a esto sumamos lo que acontece con los delincuent­es de cuello blanco que compran la justicia a todos sus niveles, podemos decir sin temor a equivocarn­os que nuestro sistema de justicia está profundame­nte perdido, fiscales que no investigan o lo hacen mal para responder a intereses, jueces y hasta magistrado­s que no juzgan o dejan morir por inanición los casos por convenienc­ia, etc.

Corregir los males del país pasa por hacer una corrección profunda a nuestro sistema de justicia, porque sin justicia todas las esperanzas se vienen al piso, en un país donde la justicia no existe no hay garantías de inversión segura, sin inversione­s confiables no existe posibilida­des de empleo seguro y permanente a menos que se pretenda solo vivir de la teta del estado y no olvidemos que justicia tardía no es justicia, amanecerá y veremos. Constituye­nte ya.

FUNDADOR Y EX SECRETARIO GENERAL CGTP

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