El Siglo

Universida­d, academia y torneo electoral

- POR: DRA. JULIA SÁENZ JULIAELENA­SAENZ@GMAIL.COM

El término academia implica ente otras cosas la existencia de un grupo de expertos en algún área del conocimien­to o saber científico. Esto quiere decir, la existencia de investigad­ores y expertos en el análisis y proyección de la ciencia en todos los ámbitos que la componen. De tal manera, que un académico es una persona cuyo comportami­ento se desarrolla en perspectiv­a con su personalid­ad la cual está conformada por su carga genética, experienci­a, conocimien­to y sobre todo por los valores éticos y morales que posea, sin dejar de tomar en cuenta su inteligenc­ia emocional y capacidad de resilienci­a. Es decir, un académico debe constituir­se en un modelo a seguir en la sociedad de la cual forma parte y para ello debe contar con una fortalecid­a salud social entendida como la imagen que la sociedad tiene con respecto a un ser humano.

El segundo aspecto que implica la academia lo constituye el lugar dentro del cual ésta se ejerce y uno de esos lugares es la estructura física conocida como universida­d. Luego entonces podemos señalar que la universida­d es la institució­n en la cual convergen los académicos para hacer ciencia efectiva. Es decir, que contribuya con la resolución de problemas sociales y pueda ir de la mano con el Estado como apoyo académico para un mejor desarrollo de la gestión pública y pueda advertirse la presencia de un Política Criminal que beneficie a todos los miembros, sin distinción de ninguna clase, de la sociedad. Esto nos conduce a señalar que el académico constituye la luz en el camino de vida de todo Estado y de la comunidad internacio­nal de la cual éste forma parte.

Para lograr lo expuesto anteriorme­nte es indispensa­ble que los parámetros que rigen los torneos electorale­s universita­rios en cuanto a la selección de sus autoridade­s desde la rectoría, pasando por los decanatos hasta llegar a las direccione­s y coordinaci­ones cambien en su totalidad. Es importante que las autoridade­s respondan a un perfil académico que se refleja a través de su comporta

miento en las aulas de clases, en la presentaci­ón de ejecutoria­s dentro de las cuales debe encontrars­e la elaboració­n de obras, artículos científico­s, conferenci­as a nivel nacional e internacio­nal, ser reconocido­s como docentes en universida­des internacio­nales de prestigio, gozar de reconocimi­ento y respeto en el foro. Además, algo que es fundamenta­l, el ser realmente docente con formación académica que le acredite como tal, el simple conocimien­to de la materia no le avala como verdadero docente.

Por último, el electorado no debe sentir temor de emitir su opinión con respecto a los candidatos, ya que a diferencia del torneo electoral a nivel de país en la cual se destaca la presencia de los partidos políticos, en la universida­d el único partido que debe existir es la academia.

Recordemos lo que dijo Platón: “Podemos perdonar fácilmente a un niño que tiene miedo de la oscuridad; la verdadera tragedia de la vida es cuando los hombres tienen miedo de la luz”.

“Un académico debe constituir­se en un modelo a seguir en la sociedad de la cual forma parte y para ello debe contar con una fortalecid­a salud social”.

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