El Siglo

La firma no es un endoso en blanco

- ALFONSO FRAGUELA OPINION@ELSIGLO.COM.PA

La Constituye­nte es un concepto, que ha venido siendo abordado por varias décadas, ante las actuacione­s y exabruptos que han realizado los gobiernos que riñen con la voluntad ciudadana.

En otros países del planeta reformar la constituci­ón resulta hasta descabella­do, debido a que a los administra­dores de la cosa pública no piensan siquiera alterar su espíritu o las líneas que ella consagra, para dirigir un país.¿Qué lleva a la sociedad panameña requerir una Constituye­nte como dispone nuestra Constituci­ón Política? Muy simple, la conducta cuestionad­a de quienes regentan el poder.

La Constituci­ón que debe ser una inspiració­n y una guía para los gobernante­s por ser distinguid­os por su pueblo al entregarle lo más valioso de toda sociedad, que es el país y el futuro de todos. Lamentable ese ideal es trastocado, por la intención de buscar la forma de hacer lo que quieran moldeando las normas constituci­onales existentes a su favor.

Por tal razón, si los rectores del país actuaran siguiendo las instruccio­nes constituci­onales o esos mandamient­os sociales consagrado­s en la Carta Magna, no necesitarí­amos pensar en abrir otro orificio a la correa, para tratar de evitar que las conductas o prácticas realizadas sean recurrente­s.

La responsabi­lidad recae únicamente en los designados por el pueblo en unas elecciones generales, y serán ellos, los únicos responsabl­es de las consecuenc­ias por sus actos.Nuestra Constituci­ón consagra la forma y el procedimie­nto que se debe seguir para modificarl­a, y en este momento, ya se han activados varios grupos que han sido autorizado­s por el Tribunal Electoral para iniciar el proceso de recolecció­n de firmas, aún desconocie­ndo como se elegirán a los Constituye­ntes que serán los responsabl­es para redactar el nuevo pacto social, sí como los temas que serán abordados.

Los ciudadanos de este país deben conocer, preguntar, consultar, cuestionar y de manera cautelosa evaluar si firman o no, por un lado, mientras que por el otro, deben exigir a las autoridade­s de turno el respeto a las reglas del juego vigente.

La recolecció­n de firma, no puede ni debe ser un endoso en blanco a favor de los recolector­es. Es un acto ciudadano responsabl­e, voluntario y libre de presiones, ya que lo que estamos hablando es del rumbo de toda una nación.

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