La firma no es un endoso en blanco
La Constituyente es un concepto, que ha venido siendo abordado por varias décadas, ante las actuaciones y exabruptos que han realizado los gobiernos que riñen con la voluntad ciudadana.
En otros países del planeta reformar la constitución resulta hasta descabellado, debido a que a los administradores de la cosa pública no piensan siquiera alterar su espíritu o las líneas que ella consagra, para dirigir un país.¿Qué lleva a la sociedad panameña requerir una Constituyente como dispone nuestra Constitución Política? Muy simple, la conducta cuestionada de quienes regentan el poder.
La Constitución que debe ser una inspiración y una guía para los gobernantes por ser distinguidos por su pueblo al entregarle lo más valioso de toda sociedad, que es el país y el futuro de todos. Lamentable ese ideal es trastocado, por la intención de buscar la forma de hacer lo que quieran moldeando las normas constitucionales existentes a su favor.
Por tal razón, si los rectores del país actuaran siguiendo las instrucciones constitucionales o esos mandamientos sociales consagrados en la Carta Magna, no necesitaríamos pensar en abrir otro orificio a la correa, para tratar de evitar que las conductas o prácticas realizadas sean recurrentes.
La responsabilidad recae únicamente en los designados por el pueblo en unas elecciones generales, y serán ellos, los únicos responsables de las consecuencias por sus actos.Nuestra Constitución consagra la forma y el procedimiento que se debe seguir para modificarla, y en este momento, ya se han activados varios grupos que han sido autorizados por el Tribunal Electoral para iniciar el proceso de recolección de firmas, aún desconociendo como se elegirán a los Constituyentes que serán los responsables para redactar el nuevo pacto social, sí como los temas que serán abordados.
Los ciudadanos de este país deben conocer, preguntar, consultar, cuestionar y de manera cautelosa evaluar si firman o no, por un lado, mientras que por el otro, deben exigir a las autoridades de turno el respeto a las reglas del juego vigente.
La recolección de firma, no puede ni debe ser un endoso en blanco a favor de los recolectores. Es un acto ciudadano responsable, voluntario y libre de presiones, ya que lo que estamos hablando es del rumbo de toda una nación.