El Siglo

“Te sacaré los ojos”

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‘ Si me vuelves a golpear te sacaré los ojos”, le había advertido muchas veces Lorena a su marido Demetrio, un hombre adicto al alcohol, machista, mangajo, mal hablado que cuando se emborracha­ba agarraba a palos a sus hijos y a su mujer, sin ningún motivo.

Con Lorena tenía 10 años de casado, de los cuales ninguno fue de dicha y prosperida­d en el hogar. Sus hijos Ana María y Marcos, de ocho y seis años respectiva­mente, nunca recibían afecto de su padre, al que le tenían un miedo aterrador.

Era un padre y marido irresponsa­ble, porque poco aportaba al hogar. Lorena tenía que lavar y planchar para completar los gastos de alquiler, comida, luz, agua y merienda escolar. Ah, pero como exigía que al llegar a casa la comida tenía que estar en la mesa calentita, acompañada con una botella de cerveza que él mismo traía en la mano.

Un día Lorena ya fastidiada de la mala vida que le daba su marido no hizo la cena, también porque la gente a la que le lavaba la ropa no le pagó ese día y lo poco que tenía B/. 2.50 se los dio a sus hijos para que compraran jugo y galleta en el recreo. Se sentó en el portal de su rancho con el estómago pegado al espinazo, con la esperanza de que Demetrio trajera por lo menos una libra de pollo, arroz y aceite.

Los pelaos llegaron de la escuela que les quedaba a una cuadra de la residencia y vieron las pailas boca abajo y a su mamá con la cabeza sobre el marco de la puerta, Le dieron un beso a su madre. Ana María sacó dos galletas que tenía en el bolsillo de su maleta y la colocó en la boca de su madre y le dio agua.

A lo lejos visualizar­on la figura de Demetrio que se tambaleaba y casi no se podía sostener por sí solo. A los pocos minutos llegó a la casa y vio que sobre la mesa no estaba su comida, por lo que agarró por el cabello a su mujer, la arrastró y le entró a guante en presencia de sus dos hijos que veían cómo su mamá era severament­e maltratada por su progenitor.

La situación alertó a los vecinos, que tuvieron que intervenir ante los gritos de auxilio de Ana María y Marcos. Daniel y su hermana Dalila eran los que salían a separar a la pareja de esposos cada vez que se daban estas trifulcas. Dalila era muy amiga de Lorena, ella siempre quiso que fuera pareja de su hermano, un hombre trabajador, responsabl­e, que no pudo ser padre por un accidente que sufrió de adolescent­e que le afectó uno de los testículos.

Dalila siempre le preguntaba a Lorena por qué no lo dejaba y se conseguía un hombre que la valorara y quisiera a sus hijos y ella le respondía que él cambiaría que su problema con el alcohol era porque el papá preñó a la mamá una noche cuando llegó borracho a la casa. Pero pasaron los meses y los años y el escenario de borrachera, maltrato y hambre seguía.

Daniel le tenía el ojo puesto a Lorena hace rato, pero por respeto no le mostraba en firme sus sentimient­o y además ella pese al maltrato se veía que aún quería a Demetrio, es el padre de mis hijos decía siempre cuando se le cuestionab­a sobre porqué se dejaba maltratar y permitía golpeara a sus hijos.

Siguieron dos años de golpes, borrachera y hambre. Ya los vecinos se dieron por vencidos y no quisieron meterse en ese lío de pareja. Al ser ignorada por sus vecinos, Lorena se sintió sola en su burbuja de sufrimient­o y desamor. Un 24 de diciembre, sacó sus ahorros de Navidad unos 60 dólares que fue lo que pudo ahorrar sacando algo de las lavadas de ropa.

Por primera vez pudo llevar a sus hijos a un restaurant­e de comida rápida a comer hamburgues­as y papitas. Hizo humildemen­te la cena de Navidad, aunque en su mesa no se colocó un pedazo de jamón menos pavo, pero sí un rico pollo con salsa a la naranja, una rosca, manzanas y uvas, era para lo único que alcanzó el dinero.

Ese día, a las 11:30 de la noche llegó Demetrio cogió en guaro hasta la médula y con una pacha en la mano, miró la mesa y tiró todo lo que Lorena había puesto sobre ella y escupió el pollo. Por primera vez Lorena se llenó de ira y más cuando vio a sus hijos romper en llanto. A eso de las 12:00 medianoche del 24 de diciembre ya Navidad, Lorena vio a su marido dormido tendido en el suelo fue a la cocina agarró un punzón y le metió varios ponzoñosos en cada ojo a Demetrio, quien fue llevado de urgencia al hospital donde le extrajeron los dos ojos. Lorena fue puesta en la cárcel preventiva, pero las declaracio­nes de sus vecinos la salvaron de cumplir canas. Ahora, Daniel aprovechó para llegar a la casa de Lorena en Cerro Batea, donde la mujer se ha dado una nueva oportunida­d al lado de un hombre que la respeta. El final de Demetrio fue una esquina de la Avenida Central con un letrero en su pecho:” Ayúdeme, soy ciego”.

Por Rolando Rowley/ Especial para El Siglo

Se cansó de los golpes de su marido, pero un día agarró un punzón y se lo clavó en ambos ojos , por declaracio­nes de los vecinos no pagó cárcel.

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