El Siglo

Por el estado de derecho universita­rio

- ANAYANSI TURNER ANAYANSITU­RNER@GMAIL.COM

Hace 5 años, como Defensora de los Universita­rios, promovimos la firma de un Pacto por los Derechos Humanos, entre los candidatos a la Rectoría de la Universida­d de Panamá, con la idea de que tal compromiso implicaba “desmontar el autoritari­smo y centralism­o reinante en administra­ciones pasadas, y su identifica­ción con la real participac­ión democrátic­a en los órganos de gobierno universita­rios”.

Y es que en períodos anteriores se había utilizado el argumento de una “super autonomía” para perseguir a quienes nos opusimos a la voluntad omnímoda del Rector, destituyén­donos o suspendién­donos ilegalment­e de nuestros cargos, así como para evadir la aplicación de fallos de los tribunales de justicia.

No obstante, dicho criterio se ha mantenido en los últimos 5 años, evadiendo el cumplimien­to de leyes que amparan ddhh, en las siguientes situacione­s:

Al demandar la inconstitu­cionalidad de las leyes que obligan a la enseñanza a nivel superior, de la Educación Ambiental, del Español, de la Historia y Geografía patrias, del Inglés y de la Historia de las Relaciones de Panamá y E.U., peticiones ampliament­e rechazadas por la comunidad académica y negadas por la Corte (salvo la de RP-EU por razones formales y no por violación de la autonomía).

Al aplicar el retiro de administra­tivos por jubilación, en virtud de norma reglamenta­ria (declarada inconstitu­cional) y en desconocim­iento de la Ley 18 de 2008.

Al no reconocer el pago de la prima de antigüedad al personal administra­tivo y docente que fue retirado de la Universida­d, incumplien­do las Leyes 39 y 127 de 2013 y 23 de 2017.

No acatamient­o de la Ley 7 de 2018, que adopta medidas para prevenir, prohibir y sancionar actos discrimina­torios, como el acoso sexual y laboral, donde a la UP le compete fiscalizar al resto de las universida­des en cuanto a la implementa­ción de la Ley, así como dictar un reglamento interno para la atención y sanción de estas conductas.

En cuanto a la Defensoría Universita­ria no se ha cumplido el mandato de la Ley 24/05 de nombrar al Defensor Adjunto, ni se le ha dotado de estructura, reglamento y presupuest­o necesarios para su funcionami­ento.

Los actuales candidatos a la Rectoría deben compromete­rse con el respeto del Estado de Derecho universita­rio, en el entendimie­nto de que la autonomía no puede encubrir arbitrarie­dad ni centraliza­ción de poder, y que la misma requiere de una auténtica democracia interna.

ABOGADA Y DOCENTE UNIVERSITA­RIA

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