Hecho en ley
Amenudo se escuchan voces acerca de un empresario político que no podría competir como candidato presidencial en la próxima contienda electoral de 2024, fundamentalmente, por hechos relativos a procesos judiciales y supuestos requerimientos internacionales, no obstante, hasta el día de hoy, solo se trata de cálculos políticos basados en premisas sobre eventos que deben ocurrir, pero que no terminan de concretarse.
Su prontuario le antecede y asegura contar con el apoyo popular. Promete que pondrá dinero en el bolsillo del golpeado pueblo panameño, sin importar el cómo. Se trata de una forma simple de eufemismo, que sugiere sin decirlo, que existen métodos para mover la rueda, omitiendo escrúpulos, con el fin de generar riquezas que lleguen a más personas, en detrimento de la institucionalidad.
Mientras la nostalgia del pleno empleo y del crecimiento del PIB de dos dígitos invade la mente de los panameños, la estrategia política se basa en apuntar hacía la desigualdad social y económica, de un sistema que da ventajas a una clase minoritaria sobre la otra menos privilegiada.
El discurso económico será el tema principal de la campaña electoral, que penetrará con mayor acento en la atención del panameño. Habrá quienes hablen de estructura y de modelo institucional, mientras que otros tratarán de guiar el cauce de la discusión en función a las formas de dinero fácil y rápido en el bolsillo de la gente.
El peligro que expone en el tapete esta dicotomía de conceptos, radica en la polarización del país y sobre la forma de percibir un mismo hecho con diferentes puntos de vista. Para unos, no importa si se roba, siempre y cuando se hagan obras; mientras que, para otros, no importa si se roba, siempre que se haga apegado a la ley.
Muchos se preguntarán cómo se puede robar en ley, muy simple: con una constitución hecha a la medida de los intereses de quienes ostentan poder el político y económico del país.
Muchos se preguntarán cómo se puede robar en ley, muy simple: con una constitución hecha a la medida