A un mes del Bicentenario y del Pacto
Panamá está inmersa en una situación que parece tenernos en una coctelera. Problemas de todo tipo nublan la razón y no se atina a enfrentar lo prioritario para salir de la crisis profunda e integral que transitamos.
Hace muchos meses nos sorprendieron con la propuesta gubernamental de que, en el marco de celebrar el Bicentenario, camino a él, se iba a convocar al todos a participar de un “pacto para cerrar brechas” de las calamidades que afectan a Panamá.
Advertimos que eso era demagógico y que no produciría fruto bueno. Árbol malo no da fruto bueno dice la Biblia. La demagogia, árbol malo no puede dar pacto bueno.
El único pacto que puede empezar a orientar la vida política, social y económica de Panamá es uno que pasa por el ejercicio llamado Proceso Constituyente pero los detentadores del poder (político, económico y social) como ellos creen que les va bien, no ven necesario ese gran pacto que sería un proceso constituyente más allá de cuentear con el Artículo 314 de la Constitución y llamar a una Constituyente Paralela, que no es constituyente. Personajes bien intencionados unos, y bellacos otros,
El único pacto que puede orientar la vida política, social y económica es uno llamado proceso constituyente
trataron de montar el cuento de la Constituyente Paralela pero se les ha desinflado.
El bicentenario de la gesta independentista de 1821 debió convertirse en un curso acelerado de formación política para la búsqueda del bien común, porque aquella independencia buscaba que Panamá tuviera la oportunidad de desarrollarse. Allá se abrazaron principios que, 46 años antes (1776), se habían sentado en el pensamiento de los promotores de la independencia de los Estados Unidos de América y que 33 años antes (1789) también afloraron en la Revolución Francesa.
Hoy estamos ante otro acto de frustración porque la forma y el fondo del “Pacto del Bicentenario” no podía dar fruto bueno. 180 mil propuestas, presentadas como el convocado en una plaza (y Plaza Ágora era virtual) a enunciar su propuesta, era imposible que semejante algarabía cuajara en un verdadero pacto.
Me duele que una panameña, como Paulina Francheschi, haya sido sorprendida (espero) en su buena fe para coordinar este proyecto demagógico del gobierno PRD.
Llegó el Bicentenario de la independencia de España y poco o nada impactará en el pueblo panameño aquella gesta.