No, los hombres no siempre tienen ganas de sexo
Muchos mitos giran en torno a la sexualidad del hombre, uno de ellos y quizás el más popular es que siempre tienen ganas de mantener relaciones sexuales, pero la realidad es otra. De acuerdo con expertos esta creencia ha sido fomentada por la estructura patriarcal de nuestra sociedad, en la que se ha permitido menos –y a veces nada– a las mujeres expresar o mostrar su deseo sexual.
Explican que una cosa es la respuesta de excitación y otra el deseo sexual. La primera constituye la fase inicial para llegar al orgasmo que suele ser más rápida en los hombres. La segunda depende de unas áreas muy sensibles de nuestro cerebro que determinan el tipo de respuesta a los estímulos sexuales.
Indican que efectivamente, los hombres logran excitarse en menos tiempo que las mujeres en términos generales porque la respuesta de excitación de las mujeres requiere de más estímulos a causa de muchos factores: hormonas, circunstancias emocionales, educación, preconceptos, etcétera. Al confundir ambas nociones, concluimos que las mujeres tienen menos deseo sexual, siendo esta una idea general y reduccionista sin base: los expertos coinciden en que cada persona vive su sexualidad de manera diferente e única, independientemente del género.
Pero ¿qué sucede cuando un hombre está sin ganas?
Los especialistas recuerdan que en todo esto de las relaciones personales hay un fuerte componente social. Puede ser que, sin tener ningún problema, simplemente se esté pasando por un tiempo de menos interés sexual. Y parece que a algunos hombres aún les cuesta admitir eso, hay que romper con el mito de que hay que dar la talla, estar siempre a punto y ser capaces de proporcionar placer a la mujer en todo momento. La sola idea de esta tarea es estresante y agotadora.
La mujer ha hecho su revolución sexual, pero el hombre todavía tiene pendiente la suya. Y si las féminas tuvieron que coger más protagonismo, ser más activas y demandantes y tomar consciencia de su propio cuerpo y poder; los hombres tienen que hacer justo lo contrario: bajar del pedestal, dejar el trono, humanizarse.
Creencias
Al hombre históricamente se le atribuye un deseo sexual incansable, pero este es un estereotipo dañino.