El Siglo

Historia (real) de un amor eterno

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Sé que a estas alturas ustedes ya dejaron de creer en los pajaritos preñaos o en el rollo de que un ave de tamaño medio traía a los bebés en una manta.

Sé que ustedes ya no se cocinan en la primera agua, como los frijoles, pero también tienen que estar claros de que el amor existe, y seguirá existiendo hasta que haya mundo.

Digo esto porque la palabra amor, para muchos, ya suena como algo lejano y difuso. Como algo que se podía tocar y de pronto un día amanecimos y no lo vemos.

Pues, les digo que la historia que hemos recibido de un lector es digna de llevarse a la pantalla chica, o grande, por qué no, porque los tórtolos si que alcanzaron esa felicidad que todos anhelamos y que decía la abuela que es la razón de los desvelos.

Los personajes se enfrentan con valentía, y logran superar las barreras que le pone el destino con la frente en alto y sin caer el lo ridículo. Ya no les doy más vueltas, y le suelto la sopa tal como me la contaron.

Kike era un instructor de una prestigios­a academia de la localidad, soltero, caballeros­o, entre otras cualidades de oficial.

Desde hace varios meses había quedado como Eros el Dios del amor cuando conoció en el campo de la sabiduría a Aylin, una cuasi colega estudiosa, dedicada a su futuro como emprendedo­ra.

Ambos con la mirada y el pensamient­o virtual llegaron hacer una amistad sólida que con el tiempo fue dando raíces positivas, hasta que llegó la hora cero.

Kike empieza a jugar al amigo secreto con detalles dignos de un galán de novela turca, el man invita a Aylin a salir para conocerse, cenar, al cine, la playa y demás viajes del jet set por bahía piña donde los atardecere­s no acaban. Y le propone que sea su media naranja

Ella se toma su tiempo para él sí. En vista que ambos venían de una relación en el pasado.

Al final del cuento la chica le dice que sí al joven instructor, el cual viajaba kilómetros de distancia para ver a su amor eterno y fue así mes tras mes, pasaban momentos agradables en la capital y el interior donde también se dio el compás de conocerse ambas familias y en momento menos esperado Kike le pidió la mano de su eterno amor al padre de Aylin. Todavía quedan viejos que tienen que dar la mano de las hijas.

La cosa se pone buena ya que antes de ganarse la novia debía ganarse a la suegra, lo cual no fue fácil al inicio, le mandó flores, de esas que cuestan más de 35 palos el ramo, viajaba y compartía algunos fines de semana; hasta el culto de los domingos participab­a y finalmente logró el milagro de la madre de Aylin.

El hombre enamorado se propuso incursiona­r en las actividade­s agropecuar­ias donde no tenía ninguna experienci­a, le tocó abandonar su vida de capitalino para tomar sol puro. Ese man iba contra viento y marea.

Meses después, se organizó la fiesta de boda que fue por todo lo alto, sencilla al mejor estilo del Ben y Ana de Armas. El amor existe con esta historia la cual supera todas las distancias geográfica­s, con el tiempo los tórtolos tuvieron 3 hijos, que van de lo más bien en las clases virtuales.

Como les dije, el amor existe y tarde o temprano les tocará la puerta de los corazones.

Ambos con la mirada y el pensamient­o virtual llegaron hacer una amistad sólida que con el tiempo fue dando raíces positivas, hasta que llegó la hora cero.

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