La hora ultra
Francia camina hacia la ultraderecha. A pasos agigantados. Le perdió el miedo. De cada 10 electores, 4 respaldan la corriente fascista. En libertad. Y la abanderada, Marine Le Pen, gestiona los votos para asegurarse un buen espacio en las cámaras legislativas, cuyas elecciones serán en junio próximo.
En las elecciones de 2017, la oferta ultra obtuvo 33%, de la señora Le Pen, y el pasado 24 de abril se sitúo en el 41%. ¿Hasta dónde llegará en junio y dentro de 5 años, en las próximas presidenciales, de 2027?
Francia no es aquella deslumbrante en política, y se han vuelto añicos
En esa disputa entre centroderecha y ultraderecha, Francia apuesta a regañadientes a Macron. Se le considera lo menos peor.
sus fuerzas tradicionales, el Partido de los Republicanos, de la época De Gaulle, y el Partido Socialista, que presidieron el poder francés posguerra.
La pelea hoy es entre las posiciones centroderecha, de Macron, que controla la Presidencia, con el 58%, y la ultraderecha, que ronda, con paso firme, el Elíseo.
Esa ultraderecha ya no espanta. De los votantes del líder de izquierda, Jean Luc Melenchon, casi el 20% admitió que votaría por Le Pen, y la mitad se mantuvo en el ostracismo con tal de no favorecer a Macron.
Es el fascismo moderato de Le Pen. Dulcificado. Con clientela de negros y árabes, y discurso evaporado de xenofobia y de abandono del proyecto europeísta. Antes sí, pero hoy tampoco.
En esa disputa entre centroderecha y ultraderecha, Francia apuesta a regañadientes a Macron, quien celebra con El Himno de la Alegría, La Marsellesa, cantada por soprano migrante, y su profesora de teatro y esposa, Brigitte.
Ante un mandato convulsionado, se le considera lo menos peor, y él ensaya un proceso de reinvención de su poder, con nuevo método de acercarse al pueblo, agitado ante los ecos de la presente guerra.
PERIODISTA, ACADÉMICO, PROFESOR