El Siglo

Le gustaba la morenaza, pero la tuvo que compartir. Parte 2

- ROSA FOGOSA PREGUNTAFO­GOSA@GMAIL.COM

Para ponerse al día busquen en www.elsiglo.com.pa la sección de Curiosidad­es y hagan clic a ‘La Rosa’. Entren a mi artículo: “Le gustaba la morenaza, pero la tuvo que compartir”.

También pueden poner ese título en Google y les saldrá de primerito este cuento.

Lean todo y luego pasen a conocer el fin de esta historia de la vida real que les dejé pendiente.

Recapitula­ndo, Javier salía con blanquitas para que quedar bien con la sociedad y su familia, pero le encantaba acostarse con Katius

hka.

Un día invitó a la negra del tumba’o a su casa para tirar dos que tres polvos y en medio del traqueteo, Javi le tapó los ojos a la mujer con una tela.

De repente, paró y Katiushka sintió que una mano extraña tocaba su cuerpo e inmediatam­ente la penetró. Ella, en lugar de preguntar qué pasaba se fue excitando cada vez más. Su respiració­n se aceleró mucho más y entró en un trance nunca antes visto por Javier. Katiushka estaba en manos de otro hombre, lo sabía, lo intuía, pero no le importó quién. Sacó destrezas que nunca antes había utilizado con Javier lo que lo volvió loco y comenzó a sentir celos, pero al verla gozar se excitó inmediatam­ente.

Ella trataba de tocar el cuerpo de su castigador, pero él no lo permitía; buscaba sacarle el vendaje, pero ninguno de los dos la dejaba.

Ella era de esas que pensaba que el menú se mira antes de comer, pero ese día comió sin ver.

Resulta que en uno de esos encuentros Katiushka le contó a Javi que deseaba que dos hombres estuvieran con ella.

Dos devorando su piel, sin tregua, sin dejarla respirar. Entonces, Javi, él decidió sorprender­la sin consultarl­e.

Los dos hombres, sin mediar palabras, solo con señas, acordaron levantarla. Como si se tratara de una coreografí­a, la alzaron estando acostada boca arriba y así suspendida en el aire, solo sujetada de sus manos a los hombros de Javi y de sus piernas al cuello del desconocid­o, la cosa se puso mejor.

Katiushka, ahora amarrada, sin posibilida­d de nada, fue testigo de una noche mágica que nunca antes vivió. Quedar a merced de un hombre anónimo le causaba terror, pero a la vez emoción.

Esa noche su incógnito se marchó sin dejar rastros, solo Javi sabía quién era, pero no pudo revelar su identidad. Y es que se trataba de su primo, quien se dio cuenta de que él andaba con la Katiushka y lo amenazó con contarlo todo y formar un escándalo.

Javi, como le daba culillo quedar mal con su familia, accedió. Le pintó a Katiushka que quiso cumplir una de esas fantasías que ella le contaba, sin saber la pela’ que pagó en carne el secreto de su tinieblo.

Javi también, con el corazón partido en dos, prefirió participar y disfrutar de los placeres que brindó la orgía, porque es miedoso, pero pendejo no.

Desenfreno Solo estaba sujetada de sus manos a los hombros de Javi y de sus piernas al cuello del desconocid­o. ¡Éxito total!

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