El importante papel de los jóvenes en la sociedad actual
La inmunidad se ha convertido en impunidad e invulnerabilidad. Ésta a su vez en la piedra de la onda de David, pero contra el pueblo. Se dice que la voz del pueblo es la voz de Dios, pero en Panamá la acción de la corrupción destruye esa voz y la voluntad del pueblo.
Estamos en momentos críticos, dónde nadie respeta a nadie, la corrupción se ha convertido en el pan de cada día, dónde al delincuente de cuello blanco se le aplaude de acuerdo a los millones que roba, lava o se apropia.
La justicia es un mito. Cocotudos y delincuentes comunes son sobreseídos porque algunos jueces de paz se prestan a liberar maleantes sin considerar el daño a la sociedad. Obviamente existen leyes inapropiadas, hechas con el insano propósito de distraer a la población con los raterillos, mientras políticos corruptos se embolsan los millones, empobreciendo más la población.
No hay respeto que la sociedad, mucho menos por el votante el cual es utilizado cada periodo electoral como ganado al matadero. Nos falta inteligencia política y nos vamos por el caciquismo mentiroso, corrupto y despiadado.
Se agota el tiempo de quiénes levantamos la Patria a costa de golpes, sangre y mártires, de quienes comíamos soberanía, de esa que otros se aprovechan. Se nos agota el tiempo de quienes con principios éticos y morales buscamos un desarrollo económico/social con esa yunta de Pueblo Gobierno ¡que no volverá.
Se dicen torrijistas; pero son meros “torrejistas” y eso los hace deformes, indefinidos y corruptos. El Torrijismo no es un partido, es una condición de pensamiento progresista, honesto y con proyección de futuro, para el futuro de la población.
Condición que han usurpado políticos inescrupulosos, esos que se han enriquecido desde sus posiciones de ventajas, mientras a la población la sumergen en la mayor pobreza, pero eso jamás será investigado, ya que son quienes manejan las posiciones de poder. Habla pueblo habla o el silencio te hará cómplice. Dios te salve, Panamá. ECONOMISTA, EDUCADOR, HUMANISTA