Autoritarismo vs libertad

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El tema de la Libertad y la Democracia es de suma importancia, pero de esos conceptos es más importante el de la Libertad por ser condición humana mientras que la Democracia es forma de gobierno. Si es cierto que los hombres por vivir en sociedad requieren de un ordenamiento que resuelva problemas, asegure la convivencia y mantenga la cohesión social, también es cierto que el hombre ante todo, debe ser libre.

A veces, insistimos más en la forma de gobierno que en la forma de vida y quién sabe si por esa paradoja, las condiciones de la sociedad se degradan, indiferentes al tipo de gobierno” (César Pereira Burgos en ‘ Libertad y Autoridad’ Ginebra, 1986)

Panamá mantiene un creciente ritmo de degradación, que no cesa de agravarse , día a día y de manera acelerada, durante los últimos años.

Los actuales gobernantes y las dirigencias de los órganos del Estado, de los partidos políticos, asociaciones, gremios y sindicatos, etc, se ensañan -de una forma u otra-, contra la dignidad ciudadana y sus libertades.

Una sociedad no democrática no puede generar un Estado democrático.

Durante 21 años de dictadura, la millitarización de la sociedad apartó, desplazó y excluyó el poder y la autoridad civil, por más que sus epígonos reinantes digan lo contrario. Los últimos 33 años, el poder político lejos de democratizarse, ha optado por hacer suyas todas las taras de la dictadura, desde su constitución impuesta hasta la corrupción y la impunidad. Ambas se han encargado de acomodar las cosas para beneficio de sus intereses personales y de su partidocracia.

Así las cosas, el lumpenpopulismo autoritario reinante ha contribuído cada vez más a convertir la cacareada democracia post invasión, no en una caricatura, sino en una desfigurada morisqueta. Las metas irreales, la ausencia de credibilidad, de confianza de la población, la corrupción como prioridad y la impunidad como manto protector, abonan cada día el suelo patrio.

La libertad, -en su concepto individual y colectivo-, y sus garantías, siguen siendo pisoteadas, con sus engendros amenazadores e intimidadores de actos autoritarios, amputadores de los más caros valores de la historia de la dignidad humana.

El horrendo fenómeno que se desarrolla ante la impotencia de una ciudadanía atribulada, no durará por siempre aun cuando nos quieran hacer creer lo contrario. Se avecina un nuevo despertar del sentimiento y de la opinión popular que irrumpirá contra el conformismo, la resignación y la sumisión. Nos toca prepararnos para esa hora que se acerca, más y más..