Cuando de ‘poder’ se trata
Desde el lunes circula en redes sociales un video con audio incluido, donde el ministro del Ministerio de Desarrollo Agropecuario, Augusto Valderrama, en una reunión sostenida con productores del país espeta abiertamente que él está violando la ley a sabiendas y los productores lo quieren coger de ahuev… o dicho de otra forma, falta de testículos.
Aquí vale destacar dos hechos que a mi juicio son graves; el primero es qué un funcionario de tan alta jerarquía confiese en una reunión con sectores de la sociedad que está violando la ley y aquí no pase nada; y que el Presidente de la república no lo destituya o el Ministerio público no inicien una investigación de oficio por tal proceder de dicho funcionario; y lo segundo es el lenguaje florido con que se expresa dicho Ministro en una actividad de esa naturaleza.
Ciertamente vivimos en un país donde el qué hay pa mí, el juega vivo, la vulgaridad y la chabacanería llegaron para quedarse; porque no hay forma que las autoridades llamadas a poner orden en el país atiendan debidamente sus funciones y en el caso específico del gobierno central, andan cómo chivos sueltos y al garete por el monte, porque en el país no tenemos quien gobierne, ya que Nito parece vivir en Bosnia y todo su verborrea de autoridad con aquello de que en la Presidencia está la torre de control, (que no controla nada) no estoy hecho de leche condensada,(parece hecho de agua), pónganme a prueba (qué más tienen que hacer?) aquí mando yo (mentira) y todos sus eslogan no son otra cosa más que distracción para mantener cautivos a sus seguidores, emplanillados y embotellados que los hay por montón.
Tristemente el país anda en piloto automático, y no me quiero imaginar ahora que arranca la campaña electoral cómo se profundizará la situación para el pobre pueblo, quien centró sus esperanzas en un gobierno que si bien la pandemia lo afectó en su ejecución durante el primer año de la misma; no es menos cierto que ésta fue aprovechada por los vividores de siempre para saquear las arcas estatales con sobreprecios, con desabastecimientos ficticios de medicamentos, y para todo tipo de bribonadas.
Toca trabajar duramente e insistir hasta la saciedad a ver sí el gobierNito se digan en hacer algo para corregir el rumbo porque vamos camino al despeñadero, o cómo decía mi difunta abuela; nos llevan cómo perros pal Chocó.
“Ciertamente vivimos en un país donde el qué hay pa mí, el juega vivo, la vulgaridad y la chabacanería llegaron para quedarse”