El Siglo

El absurdo de los medicament­os

- MARIANO MENA

El alto costo de los medicament­os en nuestro país no es nada nuevo y los pocos intentos que han realizado para controlarl­os terminan maniatados por los grupos del cartel de las 4 o 5 familias que manejan el oligopolio de las medicinas en Panamá quienes a partir de los entuertos que hacen en la Asamblea Nacional, logran que al momento de la implementa­ción vía decretos mantener sus lucrativas ganancias sin importar cuento muerto dejen en el camino.

Y precisamen­te, eso es lo que hicieron con la ley uno de medicament­os, mejor conocida como ley Balbina, quien desde los estrados de la Asamblea siendo diputado intentó poner un freno a los mismos y a la postre hemos terminado igual o peor, valga decir que las quejas constante de la población que desde antes de las revueltas de junio y julio del año pasado el gobierNito se comprometi­ó con resolver el problema lo cual terminó en una mesa de “diálogo” donde la voz cantante y responsabi­lidad gubernamen­tal la llevaba el hoy vicepresid­ente y precandida­to a presidente por el partido gobernante conjuntame­nte con los empresario­s de las farmacias (el zorro cuidando gallinero) los cuales terminaron en más de los mismo y el pobre pueblo jodido, jodido.

No sé hasta cuando nuestros gobernante­s entenderán que el estado no puede ceder su papel de brazo fuerte cuando se trata de proteger los mejores intereses de sus ciudadanos y cuando de salud se trata mucho peor, no estamos hablando de cosa de poca monta, la expoliació­n que los magnates de la medicina le hacen a nuestro pueblo es infernal, y les representa­n cientos de miles de millones de ganancias anuales, para muestra un botón. Un frasquito de perindopri­l o coversyl (medicament­o para la presión arterial de 30 tabletitas 0.5) en Panamá en el lugar donde lo encuentras más barato te cuesta $ 32.40 con y esa misma cajita en Colombia cuesta $ 3.90 qué clase de robo es éste; permitido y apadrinado olímpicame­nte por el estado y así es con todo.

Se acercan las elecciones generales y la patria requiere que sus mejores hombres lleguen a los distintos cargos a elegir, para ello es necesario que los votantes quienes somos los primeros responsabl­es tengamos la capacidad y conciencia necesario para escoger los mejores y dejar de vender tanto el voto cómo la conciencia porque quien vende su voto pierde el derecho de reclamar y quien compra un voto sabe de antemano que lo que busca es robar para recuperar la inversión.

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