¿A quiénes beneficia el aumento de los depósitos?

Varios medios locales han destacado, como positivo, que los depósitos en los bancos crecen todos los años y que una cuota parte muy importante proviene del extranjero. Que los depósitos locales crezcan, en principio, hay que asumirlo como positivo, cuando ese aumento se debe al crecimiento del ahorro interno; pero, no tanto, si obedece a que los depositantes prefieren guardar el dinero, antes que invertirlo en emprendimientos industriales o comerciales, porque consideran que no existe un adecuado clima para aventurarse por esos senderos, o porque prefieren que sean los bancos los que inviertan esos depósitos, aunque les reditúen bajos intereses, pero seguros.

Existe una presunción muy generalizada que los dineros depositados en bancos están más seguros y estos fomentan esa creencia, aunque no siempre es así, pues dependerá de que tan bien gerenciado esté cada banco. Y de que no siempre es así, abundan ejemplos, como los de los recientes casos ocurridos en los Estados Unidos y en Suiza, considerados tradicionalmente como baluartes de la solvencia y la seguridad de la banca.

Para los bancos, si bien el aumento de los depósitos que reciben es, en principio, imagen de éxito, también, mientras más dinero acumulan, mayor es la presión que tienen para invertirlo y pagar los intereses, generalmente mayores, que pactan con sus grandes depositantes, nacionales y extranjeros. Eso explica las agresivas campañas con las que tratan de captar nuevos prestatarios, principalmente para que suscriban préstamos personales, garantizados con descuentos directos o para afiliarlos como tarjeta-habientes, que son sus líneas de negocio más productivas.

El negocio de la banca consiste en captar dinero para prestarlo y producir ganancias a sus accionistas. Y si bien con el trasiego de los fondos que reciben y prestan son una pieza importante para la actividad económica, esta para nada es filantrópica, pues ellos son los principales y directos beneficiarios del lucro que generan.