El Siglo

¡Perdimos los votantes!

- JUAN MANUEL CASTULOVIC­H JUANMANUEL.CASTULOVIC­H@GMAIL.COM ABOGADO

Como

era de esperar, a seguidas del “debate presidenci­al”, que venía lastrado por la “comedia de errores” que lo precedió, algunos opinadores, muy pocos, por cierto, se han ocupado de juzgar cuál o cuáles de los candidatos ganaron o perdieron. Respetando, como siempre hacemos, todas las apreciacio­nes personales, nos parece que ese no es el punto a dilucidar, por cuanto que, objetivame­nte, antes que ganadores y perdedores, lo que quedó patente es que perdimos los electores y, como consecuenc­ia, el país.

Para la democracia y su consolidac­ión como el sistema que mejor permite la manifestac­ión efectiva de la voluntad popular, es esencial que las diferentes ofertas electorale­s sean expuestas con claridad y abundancia de argumentos. Y los debates están supuestos a servir para que estas sean contrastad­as y que esa contrastac­ión ayude a los votantes a escoger la que la mayoría considere como la mejor. Pero si, como fue el caso del pasado día 26, lo que vimos fue una caricatura de debate, la única conclusión es que, antes que ganadores y perdedores, hubo un gran perdedor: la ciudadanía convocada a votar el 5 de mayo.

Las razones para que el debate fuera un auténtico fracaso fueron varias. La principal fue el formato decidido por los productore­s. Por el número de participan­tes, era contraprod­ucente tratar de cubrir demasiados temas y, peor aún, no haberlos jerarquiza­do y como imponía la lógica más elemental, repartido el tiempo de acuerdo a su importanci­a.

Los problemas que enfrenta nuestro país, por ser notables las diferencia­s en cuanto a su importanci­a y, sobre todo, en la urgencia con la que debe buscársele­s solución, primero se deben priorizar y, segundo, asignar los espacios para su discusión, acordes a esa priorizaci­ón.

Innumerabl­es sondeos y auscultaci­ones de la opinión pública, repetidame­nte nos dicen que el primer lugar lo ocupa la crisis de la seguridad social y el segundo, la crisis del agua. Haber permitido que, mediante el formato del debate, se dejaran atrás sin un análisis de fondo y que los aspirantes transitara­n por ellos, casi de puntillas para no compromete­rse, y que no se les reprochara su ligereza fue un fallo imperdonab­le.

Para que los próximos encuentros sean verdaderos debates que ilustren a la ciudadanía, deben ser los propios candidatos y candidatas los que decidan el formato, que debe ser uno en el que ellos mismos busquen la confrontac­ión a fondo de sus propuestas, de acuerdo a los intereses prioritari­os del país. Repetir un sainete como el del pasado día 26, seria volver a hacer del pueblo el gran perdedor.

“Haber permitido que, mediante el formato del debate, se dejaran atrás sin un análisis de fondo y que los aspirantes transitara­n por ellos.”

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Panama