Vox populi vox dei
La
voz del pueblo es la voz de Dios. Significa que la opinión popular de la gente común revela la voluntad de Dios y debe obedecerse. Vox populi vox dei proviene del latín, y sugiere que no es prudente oponerse a dicha voluntad, ya sea por designio divino o porque no es conveniente enardecer al pueblo a través de la imposición.
El arte de gobernar requiere de sutilezas y destrezas, producto de la experiencia y de la preparación para la asunción al poder. La improvisación política siempre termina mal, en un axioma de facto, que produce puntos de inflexión o cambios de orden.
A menudo se confunde el éxito en otros ámbitos con una relación directa en la conquista política. Resulta más fácil amasar fortuna, que obtener el poder. El dinero puede representarlo, en la medida que se tenga lo suficiente para comprar la voluntad de todos los que estén dispuesto a venderla; no obstante, a través de la historia se cuentan ejemplos de la voluntad inquebrantable de pueblos que nunca negociaron sus convicciones.
El punto radica en las posiciones y contraposiciones de quienes pretenden dominar la voluntad colectiva, mediante el juego y el rejuego democrático. Otra cosa resulta de la incompetencia política, que siempre termina en dictaturas y regímenes autocráticos. Es la otra cara de la moneda, una que requiere de tortura, crímenes y sometimiento.
Se agradecen las facultades de estadista, para quienes aspiran a dirigir el rumbo de una nación. No se trata de quién tiene más dinero ni de quién regenta el interés de las cúpulas, sino de los hombres y mujeres que estén dispuesto a dar un paso adelante, antecedidos de una vida de preparación y sacrificios que no todos están dispuestos a pagar, y cuyo precio rebasa con creces, el nivel de tolerancia de la gente común y corriente.
En pocos días Panamá tendrá un nuevo presidente, si en realidad queremos bienestar, paz social y prosperidad, tendremos que aceptar la voluntad del soberano. ¡Y punto!