El Siglo

Chantal y José están al rescate de las mentes ociosas

La pareja motiva a otros a salir de las calles

- EMILY TORRES MUÑOZ ETORRES@ELSIGLO.COM.PA

LABOR Por el momento se rehabilita­n 50 personas que viven en la calle.

Bajar

la cabeza ante la sociedad no ha sido una opción para Chantal Baxter, sino que su historia está siendo inspiració­n para algunos habitantes de la calle, pues ella también se enfrentó al frío, al peligro, a vivir sin techo, pero su fe la levantó.

Cansada de deambular y de estar sumergida entre las drogas junto a su hoy esposo, José Rivera, a quien conoció en ese mundo, Chantal y su pareja encontraro­n luz en el camino. El periodista Jermaine Cumberbatc­h los encontró al momento en el que realizaba un reportaje en La Chorrera, lo que conllevó que les buscara ayuda de inmediato para mandarlos a rehabilita­ción.

Han pasado cuatro años en que la vida les dio una nueva oportunida­d. A Baxter le parece increíble que de 100 libras que pesaba subió a 210; al mirarse ríe por el cambio. Solo mira hacia atrás para recordar a dónde estuvo y para decirle a los demás que, con Dios, todo es posible.

Después de la rehabilita­ción, los esposos volvieron a su vida cotidiana, se casaron, estudian, trabajan, pero sobre todo no descasan para ayudar a quienes aún viven en las calles.

“A través de mi trabajo en el Municipio de La Chorrera, se llegó a un acuerdo para llevar a las personas rescatadas a un albergue”, dijo Chantal. El programa dura ocho meses y finalizado reciben capacitaci­ones para que se integren al mercado laboral.

“Hay que tenerlos ocupados, porque una mente ociosa es una mente peligrosa”, sostuvo la fémina.

Chantal y José se consideran inspiració­n para otros, cuentan que sus exvecinos al volverlos a ver se emocionan y se motivan para dar el paso.

‘Chomba’ como también es conocida, compartió con El Siglo que el proceso no le ha sido fácil, ya que ha querido rendirse. No obstante, levanta la mirada para cielo y agradece todo lo que ha logrado, augurando de que vienen más bendicione­s. Este año termina el Bachillera­to en Ciencias. También planea emprender el rumbo en la carrera de Terapia Ocupaciona­l con el fin de seguir ayudando.

Ofrecer una mano amiga también se ha convertido en la pasión de José, utilizando los fines de semana para militar como voluntario en el albergue.

La valentía de la pareja ha sido de orgullo para sus familiares. Chantal no se cansa de pedirle perdón a sus hijos, pues asegura que en aquel tiempo les hizo mucha falta. Es por eso que ahora trata de corregir sus errores y ganarse su confianza.

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