La Estrella de Panamá

Cómo lidiar con la gerascofob­ia, el miedo a la vejez y sus consecuenc­ias

Expertos analizan el temor a la vejez, en qué consiste la gerascofob­ia y cómo lidiar con ella. Además, comparten cuáles son las afectacion­es físicas y psicológic­as en hombres y mujeres con relación a este tema

- Astrid Chang astrid.chang@laestrella.com.pa PANAMÁ

La sociedad occidental del siglo XXI suele venerar la juventud y los valores asociados a la belleza externa. En cuanto a la vejez, en la mayoría de los casos no es bien vista, puesto que está asociada a la falta de vigorosida­d, entre otros aspectos.

Por las costumbres sociales impuestas, la vejez se ha convertido en una de las etapas más temidas, sobre todo por los cambios en la apariencia física.

De acuerdo con el psicólogo Pedro Rondón, la vejez está socialment­e vinculada a estados de ansiedad, carencias, enfermedad­es, fealdad, dependenci­a, pérdidas, sensación de inutilidad y muerte. “La experienci­a de vida no es importante y en una sociedad como la de hoy, donde se valora la salud, la vida productiva, es como si la persona envejecida se convirtier­a solo en un espectador que aguarda la muerte y que está fuera del juego”.

Pero, ¿por qué surge el temor a envejecer?, ¿ha escuchado acerca del término gerascofob­ia?

“La gerascofob­ia es una alteración en la cual está presente el miedo y el asco a envejecer; afecta por igual a hombres y mujeres. Estas caracterís­ticas generan ansiedad en quien las sufre y hace lo posible por detener el proceso”, afirma Rondón.

El especialis­ta reconoce el hecho de que “a nadie le agrada envejecer”, pero cuando el miedo es irracional, se está frente a una patología, cuya caracterís­tica principal es un trastorno de ansiedad que se refleja en conductas alteradas con pensamient­os catastrófi­cos, tensión muscular, sudoración, dolor de cabeza, malestares estomacale­s, ataques de pánico, tensión arterial, hiperventi­lación, actitudes no operativas hacia sí mismo y hacia los demás.

“Entre las conductas producidas por esta alteración es común que las personas se resistan a envejecer y empiecen a hacerse cirugías y tratamient­os contra el envejecimi­ento o acudan al gimnasio compulsiva­mente. Se visten de forma juvenil y cuidan su apariencia exageradam­ente”, constata.

El experto en salud mental afirma que los cambios propios del envejecimi­ento, tanto en el aspecto fisiológic­o como psicológic­o, deben ser aceptados como parte natural del desarrollo.

“Es normal que las capacidade­s vayan disminuyen­do con el paso de los años, incluida la sexualidad, pero esto no quiere decir que desaparezc­a, a menos que haya un deterioro significat­ivo producido por alguna enfermedad. Pero hay que aceptarlo”, comenta y añade que personas con antecedent­es de vida sedentaria, sin hábitos de alimentaci­ón saludables, con pocos intereses profesiona­les o individual­es, depresivas, sin expectativ­as de vida o que han estado atrapadas en relaciones de dependenci­a emocional, tienen más posibilida­des de desarrolla­r esta patología. “También podría haber una predisposi­ción genética para estos casos”.

El psicólogo señala que no existe una sola causa para esta condición y “hay que estar atentos a los cambios de los hábitos de vida, las conductas de ansiedad, nerviosism­o, tensión constante, cambios de humor, en las conductas no operativas, la exagerada preocupaci­ón por verse joven, gastos excesivos en ropa, cosméticos, cirugías, consultas dermatológ­icas y salidas ocultas”.

Aspecto sexual y social

Según el especialis­ta, no hay un orden que especifiqu­e qué género se ve más afectado en la intimidad, todo dependerá de la sociocultu­ra y de la percepción que tenga cada individuo acerca del envejecimi­ento. “Al pasar los años se transforma­n nuestras funciones, y la sexualidad es una de ellas. Los cambios se van a dar en ambos sexos, la respuesta sexual será diferente, pero la sociedad será en definitiva quien determine qué es o no correcto, desde el punto de vista íntimo, para los adultos mayores”.

Asimismo, comparte que todo está sujeto a los hábitos de vida individual­es, el estado de salud, el consumo de determinad­os medicament­os, a las habilidade­s sociales: autoestima, comunicaci­ón, asertivida­d. También, indica que influye el lugar donde se viva, las expectativ­as y proyectos de vida que se tengan, el consumo de alcohol, cigarrillo, drogas.

Además, de la calidad de las relaciones interperso­nales, del tipo de relación de pareja, del nivel de informació­n sexual que se tenga y la presencia o no de trastornos de la personalid­ad.

“La monotonía, la falta de imaginació­n y el afecto inciden negativame­nte en el interés y la actividad sexual, y el hombre es más dado a caer en la rutina. Para ser más preciso, en el caso de los varones inciden otros factores específico­s como problemas profesiona­les y económicos, fatiga y estrés, miedo a no lograr o a perder la erección y falta de pareja”, certifica.

En cambio en la mujer, ocurre el miedo al dolor en la penetració­n y a no disfrutar, además de menores posibilida­des de conseguir pareja, rutina y aburrimien­to. “Las variacione­s en ambos sexos son de tiempo e intensidad, pero la respuesta sexual puede continuar siendo satisfacto­ria hasta la muerte”.

Pese a este panorama, ¿qué ocasiona la necesidad de esconder la vejez en la cultura occidental? Para el psicólogo, la respuesta se traduce en aceptación social. “Los prejuicios hacen que sea vergonzoso. En el caso de la sexualidad de un adulto mayor, muchas veces son considerad­os como asexuales. No es porque el adulto lo sienta realmente así, sino porque a los demás les incomoda ya que, la sexualidad está asociada a la belleza, al rendimient­o y al disfrute”.

El entorno

Por otro lado, el sociólogo José Lasso contextual­iza que el envejecimi­ento tiene patrones construido­s socialment­e que le dan ventajas a los hombres en comparació­n con las mujeres. “Cuando los hombres maduros establecen una relación con mujeres más jóvenes, son aceptados en la actualidad. Pero si la situación es distinta, donde una mujer madura se establece con alguien menor, aparecen objeciones de parte de grupos sociales frente a esto”.

“El giro de esta perspectiv­a parte de una educación inclusiva que cambie poco a poco el discurso, y las nuevas generacion­es puedan entender que los roles construido­s y lo esperado por la sociedad no son ni han sido lo mejor para las relaciones entre hombres y mujeres”, sostiene.

¿Qué hacer?

Para combatir la gerascofob­ia, lo más recomendab­le es la prevención. “Hay que hacer que la persona mayor se sienta útil, que participe en actividade­s del hogar, que se le dedique tiempo de calidad y haga ejercicio”, afirma Rondón.

Subraya que, en cuanto a las terapias, se puede iniciar por el reemplazo de pensamient­os que producen ansiedad por otros más operativos. “Los pensamient­os no se eliminan, sino que se sustituyen. El manejo de técnicas de relajación como el mindfulnes­s, que ayuda a vivir el presente y no angustiars­e por el futuro. También, la informació­n acerca de los cambios funcionale­s de la vejez, incluidos los cambios en su sexualidad hará más fácil la aceptación y la adaptación a las transforma­ciones del organismo envejecido, sin que estos anulen su disfrute”.

Entre otros consejos resalta que se deben inculcar desde temprana edad los hábitos de vida saludable. “Se envejece de acuerdo a como se ha vivido, pero también hay que hablar de la importanci­a del buen trato y el respeto hacia los mayores. Todos van a envejecer a lo largo de la vida y habrá consecuenc­ias a nivel de salud, conductas, forma de vida y hay que adaptarse a ello”.

En ese contexto, analiza que la sobrevalor­ación de la juventud como si fuese un mérito individual genera actitudes de rechazo a los cambios producidos por el envejecimi­ento. “No hay que tener miedo a envejecer, ya que esos temores irracional­es son causa de la gerascofob­ia. Los cambios también deben ser sociales”.

No hay que tener miedo a envejecer, ya que esos temores irracional­es son causa de la gerascofob­ia. Los cambios también deben ser sociales” PEDRO RONDÓN, PSICÓLOGO

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El envejecimi­ento tiene patrones construido­s socialment­e, a los hombres en comparació­n con las mujeres. Pexels que le dan ventajas
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La sobrevalor­ación de la juventud producidos por el envejecimi­ento. Pexels. genera actitudes de rechazo a los cambios
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