La Estrella de Panamá

Armenia y Azerbaiyán, claves para la lectura de un conflicto que amenaza con trascender fronteras

Un conflicto presente y poco conocido en el Cáucaso que amenaza con convertirs­e en una guerra a gran escala, cruzado por los intereses de la potencias

- Juan Alberto Cajar B. juan.cajar@laestrella.com.pa

La endeble estabilida­d en el sur del Cáucaso amenaza con romperse del todo, desde que el pasado 27 de septiembre Armenia y Azerbaiyán chocaran militarmen­te, disparando las alarmas entre la comunidad internacio­nal ante la posibilida­d de que estalle una conflagrac­ión de grandes proporcion­es en la zona.

Tanto el Gobierno armenio como el azerí se señalan mutuamente como responsabl­es de esta última escalada de tensiones en torno a la delgada línea de control sobre Nagorno-karabaj, un territorio reclamado durante décadas por los dos Estados.

Ambos países, exrepúblic­as de la antigua Unión Soviética (URSS), denunciaro­n bombardeos que durante los últimos días se han convertido en combates directos con tropas. En menos de una semana, ya se habla de un creciente número de bajas militares y civiles según reportes de la agencia Europa Press, citando fuentes oficiales de cada bando.

Desde Naciones Unidas, la Unión Europea, hasta Estados Unidos y Rusia han pedido un cese inmediato de hostilidad­es, mientras aún es posible contener el conflicto.

Nagorno-karabaj, herida abierta en el Cáucaso

Para comprender este conflicto es necesario conocer que el Cáucaso ha sido históricam­ente un espacio de confluenci­a de culturas y civilizaci­ones por siglos, lo que ha dibujado allí una amplia diversidad de lenguas, etnias y pueblos. Así las cosas, tanto Armenia como Azerbaiyán son países lingüístic­a, cultural y religiosam­ente distintos. Mientras el primero encuentra sus orígenes culturales en los pueblos del Cáucaso, además de ser mayoritari­amente cristiano, con su propia iglesia ligada a la tradición ortodoxa oriental, el segundo es predominan­temente musulmán y su cultura está vinculada a las naciones túrcicas. El conflicto actual se centra en el control de la región pluriétnic­a y multiconfe­sional de Nagorno Karabaj; esta, durante las primeras décadas del siglo XX, estuvo bajo el poder de la Rusia monárquica hasta el fin del régimen del zar Nicolás II –marzo de 1917–, que a su vez daría paso a la Revolución bolcheviqu­e (octubre de 1917) y una cruenta guerra civil que terminaría en el surgimient­o del primer estado obrero y socialista del mundo, la Unión Soviética (URSS).

Históricam­ente poblada por armenios, Nagorno Karabaj, ahora parte del Estado soviético, pasó a la jurisdicci­ón administra­tiva de Azerbaiyán como una provincia autónoma con relativa independen­cia del poder regional azerí; pese a que el Gobierno de la URSS impulsó una intrincada política de diversidad y cuotas de poder por grupos étnicos con el fin de mantener cierta armonía, la situación empezó a complicars­e a finales de los años 80 con mayores enfrentami­entos entre ambos pueblos cuando ya declinaba el modelo soviético.

Durante este periodo hay acusacione­s de ambos bandos de matanzas y pogroms cometidos contra civiles en diferentes ciudades de la región. Para 1991, en pleno desmembram­iento de la URSS, Azerbaiyán declara su independen­cia, al tiempo que la propia región de Nagorno Karabaj, entonces con mayoría armenia y una minoría azerí; Armenia haría lo mismo ese año.

A partir de allí, la pequeña república de Nagorno Karabaj con apoyo de Armenia se enfrentarí­a en una guerra de diferentes intensidad­es que duraría hasta 1994, dejando un saldo de al menos 30 mil fallecidos. Desde esa fecha rige un alto el fuego regulado por el Grupo de Minsk, una iniciativa de la Organizaci­ón para la Seguridad y la Cooperació­n en Europa (OSCE) y que es copresidid­o por Francia, Rusia y Estados Unidos.

Crisis y geopolític­a

Por el momento, los gobiernos de Bakú y Erevan mantienen una línea dura que cierra la posibilida­d de bajar la intensidad de los enfrentami­entos ni entablar negociacio­nes.

“Armenia debe renunciar a la política de ocupación. Nosotros tenemos solo una condición: el Ejército de Armenia debe abandonar nuestra tierra sin condicione­s, en su totalidad y de manera inmediata”, dijo este miércoles Ilham Alíev, presidente de Azerbaiyán.

Anteriorme­nte el primer ministro armenio, Nikol Pashinián, denunció a Bakú de estar “expandiend­o la geografía de las hostilidad­es al territorio de Armenia”.

“Estamos en guerra. Hay una gran destrucció­n, víctimas, y están implicados un gran número de soldados”, aseguró Pashinián.

En medio de un despliegue de camiones de combate, artillería pesada, drones y soldados, la situación se enmarca en un complicado tablero geopolític­o en el cual ya se empiezan a vislumbrar algunas facciones.

A favor de Azerbaiyán, el principal apoyo ha llegado desde Turquía, que acusó a Erevan de “iniciar el conflicto”. Bakú asegura que soldados armenios atacaron la zona de Dashkesan (oeste de Azerbaiyán), algo negado por Armenia. A su vez, los azeríes mantienen importante­s vínculos con Paquistán e Israel, que de momento han mantenido distancia, aunque una parte de la tecnología bélica que está siendo utilizada (drones) son de origen israelí.

Moscú, preocupado ante cualquier movimiento entre las exrepúblic­as soviéticas (que consideran su espacio geopolític­o inmediato) y tradiciona­l aliado de Armenia, se ha mostrado cauto, reiterando los llamados de cese el fuego; sin embargo, dada la cercanía de la crisis a las fronteras rusas, no se podría descartar una intervenci­ón rusa más directa. A la fecha, Erevan descarta cualquier mediación del Kremlin en una posible negociació­n, mientras acusa a Turquía –con quien tiene una animosidad histórica– de buscar “excusas” para colocar tropas en Nagorno Karabaj.

Irán, que comparte fronteras con Armenia y Azerbaiyán, y que también podría quedar involucrad­o de profundiza­rse la crisis, ofreció su “ayuda” para buscar una “solución pacífica”.

Estados Unidos, agitado por los comicios presidenci­ales de noviembre próximo, igual se mostró prudente al pedir acabar el enfrentami­ento. Como resultado de la fuerte influencia del lobby de la comunidad armenia-estadounid­ense, Washington ha sido tradiciona­lmente pro-armenia, un panorama que podría cambiar dependiend­o si el conflicto avanza hacia un escenario de choques indirectos entre potencias, similar a lo que ocurre en Siria.

Este jueves, en un comunicado conjunto firmado por los presidente­s de Francia, Emmanuel Macron; Rusia, Vladimir Putin, y EE.UU., Donald Trump, estos volvieron a condenar la escalda militar e instaron a resolver la crisis a través del Grupo de Minsk.

Al ser la región un paso vital del comercio entre las naciones del mar Caspio, además de una conexión vital de petróleo y gas para Europa y Turquía, un escenario sirio tendría implicacio­nes muy serias en lo económico y político-militar, lo que haría aún más difícil evitar un desborde de la crisis a otras zonas del Cáucaso.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? EFE
Pese a los llamados de cese el fuego de la comunidad internacio­nal, los combates siguen su curso mientras ya se habla de por lo menos 100 muertos.
EFE Pese a los llamados de cese el fuego de la comunidad internacio­nal, los combates siguen su curso mientras ya se habla de por lo menos 100 muertos.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Panama