La Estrella de Panamá

¿Dónde Noé construyó el arca? (Parece que fue en Armenia, la tierra de Noé)

- Julio César Caicedo Mendieta Portocarre­ro Economista, escritor costumbris­ta. opinion@laestrella.com.pa

Hola!, mis venerables ancianos. En estos días de aburrimien­to extremo y que crece como la verdolaga octubrina el temor entre los panameños por el contagio de la pandemia china, aumenta también el temor a DS. Como siempre he sentido que DS me respira en la nuca día y noche, no me molesto por nada en esta vida terrenal, lo que sí es que mi entretenim­iento favorito, que es sembrar y trasplanta­r, se me acabó en el cuarto menguante de septiembre. Por esa razón, mientras llegue la última zafra del maicito que tengo a medias con don Máximo Arrocha de La Madera de La Pintada de Coclé, me afanaré buscando dónde Noé construyó el Arca. ¡Y qué casualidad que todo parece indicar que estoy cerca de saber lo que siempre he preguntado a los que me hablaron de religión un día, durante casi 60 años!: ¿dónde Noé construyó el arca? Porque ni en el catecismo que daban en la iglesia San Isidro Labrador de Capira el cura y su bellísima mujer ni en las clases de Religión y Moral en primaria y secundaria de La Chorrera siempre pobre ni en las charlas prematrimo­niales, tampoco en los cultos de las iglesias protestant­es, en donde uno aprendía hermosos versículos a cambio de limonadas, ni en las 52 misas anuales del catolicism­o en donde llevo más o menos 70 años asistiendo, nunca, nunca me dijeron cuál fue el pueblo de Noé ni el lugar de la Tierra donde construyó el arca por orden divina para salvar del diluvio a todas las clases de virus, bacterias, hongos, insectos, semillas y a toda la Creación, incluyendo mascotas y animales salvajes como nosotros.

La orfandad educativa, que, en pleno siglo 21, vivimos en Panamá y en muchas ciudades, pueblos y áreas comarcales es grande. ¿Qué les costaba a los intelectua­les cristianos criollos o extranjero­s construir relatos (bajo supervisió­n adecuada) sencillos a base de la verdad, así de hermosos como la historia del arca de Noé que acabo de leer, según reza en los capítulos del 6 al 9 del libro de Génesis, el cual pertenece al Antiguo Testamento? La narrativa de esta historia no denota en ninguna de sus oraciones obligatori­edad, pues uno se siente totalmente libre de creer, más bien invita, sin coerción alguna, a buscar más literatura para educarse. Y comienza narrando que Yahvé, o sea, DS, observó que los hombres se estaban multiplica­ndo sobre la faz de la Tierra y que la violencia y la maldad crecían con ellos. Pero, todos los hombres se rieron doblados y hasta el cansancio, menos la mujer de Noé, sus tres hijos, Sem, Cam, Jafet y sus esposas, quienes obedeciero­n y entraron al arca.

Yo estaba precisado a visitar Nueva York por cuarta vez en mi vida, porque existe un parque en donde uno puede ser invitado a jugar ajedrez, aunque no sepa un carajo de esas piezas, pero mejor una vez acabe la guerra entre los cristianos de Armenia y los musulmanes de Azerbaiyán, volaré, DS primero, hacia Armenia para orar en todos los templos históricos que pueda, más que nada porque en Nueva York no aprenderé nada nuevo y esa capital mundial está lo mismo o peor que Panamá: padres pedófilos e involucrad­os en asesinatos, comunistas a sueldo, muy malos ejemplos de gran parte de la clase política, seudopasto­res matando indígenas... Y, además, la diócesis de Nueva York hasta se ha declarado en bancarrota por las demandas de abusos sexuales a menores. No se imaginen ustedes, mis venerables ancianos, a un cualquier Julio Caicedo preguntand­o por el arca de Noé en los “nuevayores”.

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