El Nobel de Literatura se queda en América
La poetisa estadounidense Louise Glück fue galardonada con el premio Nobel de Literatura. Es la décimo sexta mujer premiada, y la poesía vuelve a brillar
Autora de obras como ‘Averno’ y ‘The Seven Ages’, fue escogida por la asociación sueca como la referente de literatura mundial de este año. La poeta estadounidense es también profesora y se ha convertido en la décimo sexta mujer premiada en los 120 años del galardón
La Academia Sueca anunció este jueves a Louise Glück como la galardonada del Nobel de Literatura este año, convirtiéndola en la décimo sexta mujer premiada y la primera poeta desde la época de Wislawa Szymborska, en 1996. La autora estadounidense (Nueva York, 77 años) fue escogida por la Academia por su “inconfundible voz poética, que, con una belleza austera, torna la existencia individual universal”; lejos de los escándalos que envolvieron el nombre de los Nobel en los últimos años, el reconocimiento de Glück devuelve un poco la credibilidad al jurado experto.
“En sus poemas, el yo escucha lo que queda de sus sueños e ilusiones, y nadie puede ser más duro que ella para afrontar las ilusiones del yo”, comentó la Academia acerca de las obras de Glück –once hasta el momento–, muchas de las cuales se centran en temas como la infancia y la vida familiar, a través de lo universal.
Su pluma abarca los mitos y motivos clásicos como herramientas para expresar sensaciones y experiencias. La neoyorquina fue precedida por la polaca Olga Tokarczuk (por 2018, año en el que no se entregó) y el dramaturgo y escritor Peter Handke (2019).
Glück nació en Nueva York el 22 de abril de 1943, criándose en Long Island. Asistió al Sarah Lawrence College en Yonkers (Estado de Nueva York) de donde se licenció en
1961, y a la Universidad de Columbia.
En la trayectoria de galardones se destaca su obtención del premio Pulitzer de poesía en 1993 por su poemario The Wild Iris (El iris salvaje), el National Book Award en 2014 y la Medalla Nacional de Honor en Humanidades, que le fue entregada por el expresidente de Estados Unidos Barack Obama, en 2016. “Siempre parece un gran regalo escribir un poema del que te sientas orgulloso más de 24 horas. Eso es lo que quiero más que cualquier cosa que pueda nombrar ”, dijo al Yale Daily News en aquel año.
La autora, quien también funge como profesora adjunta en el Departamento de Inglés en la Universidad de Yale, se ha destacado como una de las poetas “más dotadas de su generación” desde su primer poemario Firstborn en 1968, que fue reconocido por el Academy of American Poet’s Prize. Actualmente es referente en la poesía contemporánea estadounidense publicando más de dos colecciones de poesías, entre las que se destacan Ararat, Averno, Praderas o Vita Nova.
“Me he convertido en una anciana. / He acogido con agrado la oscuridad / que tanto temía”, escribía Glück en Vita Nova (Pre-textos, 2015).
Para el jurado seleccionador, Averno es “una colección magistral, una interpretación visionaria del mito del descenso de Perséfone al infierno en el cautiverio de Hades, el dios de la muerte”. A su vez, se resalta la última colección de Louise Glück, Faithful and Virtuous Night (2014).
Más allá de ser poetisa, Glück es una ensayista que, según el secretario permanente de la Academia, Ander Olsson, en sus ensayos, “ha dialogado con otros poetas clave de la lengua inglesa como T. S. Eliot o John Keats”.
“Para mí es tan obvio que escribir poesía es lo más milagroso que se puede hacer, que tengo que recordarme a mí misma que no todo el mundo quiere ser poeta. Mucha gente no está ni remotamente interesada en la poesía, pero para mí está tan claro que, por supuesto, es lo que quiero hacer...”, según explicó Glück en un vídeo a Poets.org recopilado por ABC.
Glück, quien reside en Cambridge (Massachusetts), publicó el 28 de febrero de este año su nuevo poemario, Una vida de pueblo
(editorial Pre-textos en España), el cual reseña: “El pausado transcurrir de los días, con sus ritmos que parecen abolir el tiempo. La peculiar geometría de las calles que irradian desde la plaza central. El ciclo del cultivo y la cosecha, donde la muerte es simultáneamente cósmica y minúscula, donde el renacimiento es tan certero como el sol. El tiempo de una existencia desplegada entre colinas, dolorosamente lejos del mar. Louise Glück condensa en “Una vida de pueblo” el día a día rural en Estados Unidos, con sus animales y habitantes, cuya juventud exuberante y subsecuente decadencia parecen hacer eco de la naturaleza que los rodea”.
A través de los años y numerosas publicaciones, su adopción de diferentes perspectivas se volvió cada vez más imaginativa como indica la Enciclopedia Británica: “En El niño enfermo, de la colección Figura descendente (1980), su voz es la de una madre en un cuadro de museo mirando la galería luminosa. Los poemas en El
triunfo de Aquiles (1985), que ganó el premio del Círculo Nacional de Críticos de Libros en poesía, abordan temas arquetípicos del mito clásico, los cuentos de hadas y la Biblia”.
Nuevos aires para las escritoras
En un momento de la historia en el que la visibilidad femenina busca abrir nuevas ventanas, el reconocimiento de Glück se presenta como un avance más en los esfuerzos por mostrar una mayor presencia en una premiación dominada por el sexo opuesto.
Dentro de los 120 años de existencia del premio fundado por Albert Nobel, se ha distinguido a 116 escritores, de los cuales 16 han sido mujeres (contando a Glück como la más reciente), es decir, un 13,68%, según informó el diario El País.
Las mujeres en el Nobel de Literatura han aparecido más frecuentemente entre 2011 y 2020, con cuatro premiadas. En las dos décadas anteriores se otorgó el reconocimiento a solo tres escritoras en cada década, lo que recuperó un poco de terreno tras el estado desértico de 1971 a 1990, época en la que ninguna mujer fue galardonada.
Así mismo, Glück se convierte en la trigésima estadounidense en ganar un premio Nobel. La lengua inglesa ha tenido un claro dominio en la categoría de literatura, por delante de la francesa y alemana (14 galardonados) y española (11 galardonados). Si bien la escritora dijo al
Yale Daily News, que prefiere no analizar demasiado su propio trabajo y que los galardones no son su legado –pues considera que la enseñanza y la escritura son sus verdaderos propósitos–, señaló que su trabajo encaja dentro de los motivos poéticos tradicionales. “La mayoría de los escritores dirían que escriben sobre la vida, la muerte, el amor y el trabajo, con variaciones muy enormes dentro de esas categorías”, enfatizó, “yo solo espero seguir escribiendo cosas que la gente leerá durante mucho tiempo”.