Poesía para el camino
En una fecha como hoy, rindo homenaje a una de las comunidades más golpeadas por la pandemia de la COVID-19: nuestros hermanos indígenas que, desde que su mundo se vio invadido por extraños, la suerte de su realidad ha sido la constante desventaja. Más de 500 años no han sido suficientes para resarcir el histórico daño. A ellos el reconocimiento por su incansable y valiente lucha y les dedico la entrega de hoy.
En el 2011, o sea, hace nueve años, escribí que “ante las obligaciones, las inconformidades, la impaciencia y las rabias, la poesía reconforta”. Ese año, la Academia sueca que designa anualmente el prestigioso premio Nobel en varias disciplinas del quehacer humano, honró con el Nobel de literatura el trabajo poético de Tomas Tranströmer, poeta sueco, que El País, diario español, reportó que: “El dictamen de la Academia sueca (…) habla de Tranströmer como de un gran creador de imágenes y su uso de la metáfora, virtuoso pero riguroso es, en efecto, una de las marcas más personales de su poesía”. Tomas Tranströmer falleció en 2015.
Nueve años después del Nobel de Tranströmer y cinco después de su muerte, el pasado jueves 8 de octubre, la poesía vuelve a ser reconocida a nivel mundial con el anuncio del Premio Nobel para la poeta estadounidense Louise Glück, profesora de la Universidad de Yale, declarada poeta laureada de los Estados Unidos en el año 2003 y que también ha recibido el Premio Pulitzer en 1992 por su libro titulado “El iris salvaje” y el Premio Nacional del Libro (National Book Award), en el año 2014, por “Feithful and Virtous night”, entre otros reconocimientos. Glück se declaró sorprendida por el premio en una entrevista hecha por Adam Smith, director científico de Nobel Media, momentos después del anuncio.
En este mundo tenaz y difícil que se ha manifestado este año con particular dureza, la poesía suele ser descalificada como cursi y sin razón. Estamos muy ocupados en la carrera por acumular riquezas, figurar, engañar al otro, a los que no juegan vivo; robarles espacios, las sonrisas… las esperanzas. Se afanan por enumerar seguidores en las redes sociales. Pero el valor de la poesía tiene sus admiradores. Ya habíamos escrito hace un tiempo que nos tranquiliza un poco que existen empresarios preocupados por revertir el comportamiento que envenena.
David Whyte, autor y poeta, ha trabajado afanosamente por impulsar una conducta entre los ejecutivos de algunas empresas muy importantes alrededor del mundo; a mantener conversaciones con los empleados a través de la poesía, un instrumento inusual para la mayoría de ellos. En el artículo titulado “A Larger Language for Business - A Conversation with David Whyte”, publicado en el Harvard Business Review, en el 2007, Whyte señaló que: “El lenguaje que existe en el mundo de las corporaciones es demasiado pequeño para el territorio de relaciones y colaboraciones en el que hemos ingresado”. Señala que: “La poesía es una manera de llegar a la fenomenología de la conversación (…) pudiera también ser una conversación contigo mismo acerca de las dimensiones mayores de tu vocación”. Qué mejor manera que hacerlo a través de las artes poéticas.
Mucha sabiduría en las expresiones de
Whyte. Para este mundo que se mueve a velocidades extraordinarias, pero ahora amenazado por la COVID-19 y la perversidad, algo así como para que bajemos la velocidad y reflexionemos. La introducción de expresiones literarias y poéticas en su cotidianidad puede tener el efecto que muy bien señala Whyte: trasformar su lenguaje tecnócrata y el efecto del mismo en un léxico que rediseña sus metas y objetivos en conductas que buscan el mejoramiento de las condiciones sociales.
No conozco la poesía de Louise Glück, ya me pondré al día. El universo literario es tan amplio desde hace mucho tiempo, que es difícil darles seguimiento a tantos buenos creadores. Pero nuevamente celebro el valor de la poesía; el valor de la palabra como puente de comunicación, como reto a la realidad. El valor de la construcción de ideas, imágenes, metáforas, mundos, universos y hasta a veces… vacíos, en donde el significado en el tiempo y las distancias sirve de escape hacia nuevas esferas para crear vida; nuevas dimensiones en donde la humanidad puede dar libertad a su ser creativo en la búsqueda de espacios comunes… en la búsqueda del camino eterno.