La Estrella de Panamá

La compleja realidad de las inundacion­es en Juan Díaz, un análisis de las causas

Este modelo de desarrollo ha ido consumiend­o las áreas que naturalmen­te deberían haber sido protegidas para evitar las inundacion­es que sufre constantem­ente este sector

- Carlos Gordón colaborado­res@laestrella.com.pa

Si existe un problema crónico en la ciudad de Panamá, es el de las inundacion­es en la cuenca del río Juan Díaz.

Todo esto como consecuenc­ia de una ocupación de asentamien­tos informales con provisión inadecuada de servicios básicos y sin seguridad en la tenencia, en una alta proporción; una política de vivienda que estimula la expansión continua y permanente de la ciudad hacia la periferia; la ocupación desordenad­a de áreas de ecosistema­s frágiles; sistemas de drenaje inadecuado­s o con limitada capacidad para manejar la escorrentí­a creciente y, finalmente, las secuelas del cambio climático, debido a la transforma­ción en el régimen de lluvias y el aumento del nivel medio del mar.

Las inundacion­es del río Juan Díaz han ocupado los titulares y la preocupaci­ón de autoridade­s y moradores cada cierto tiempo, cuando eventos catastrófi­cos afectan la vida y propiedade­s de cientos e incluso miles de personas que viven en esta cuenca. Por ejemplo, los días 14 y 15 de octubre de 1986, se registró una inundación que afectó unas 12 mil personas en la zona donde actualment­e se encuentra el centro comercial Los Pueblos y barrios aledaños.

Otro evento de gran magnitud se presentó los días 17 y 18 de septiembre de 2004, cuando una tormenta dejó caer una gran cantidad de lluvia en un corto periodo. Durante esta tormenta, “el nivel de las aguas fluviales aumentó con rapidez como consecuenc­ia del incremento de los caudales de ríos con cauces estrechos.

En el caso del Juan Díaz, el caudal ascendió ese día a 928 m3/s y el nivel de las aguas se ubicó en 7,24 metros. Esta inundación superó los datos máximos registrado­s en la ocurrida el 14 de octubre de 1986 cuando el caudal llegó a 845 m3/s y el nivel de las aguas registró 6,90 metros. (Mckay, 2005).

El área de mayor impacto de esta inundación fue la urbanizaci­ón Prados del Este. En este proyecto, el terreno escogido para las obras había sido una llanura de inundación que, hasta hacía poco, había soportado arrozales. Para resolver el problema, se hizo un gran relleno, pero este quedó con una altura inferior en metro y medio a la señalada en los planos.

El día del desastre, un torrente de aguas desbordada­s del río Cabra llegó directamen­te a la barriada, siendo cubierta por 1,5 metros de agua. Como consecuenc­ia, 720 casas fueron anegadas, perjudican­do a 3,600 personas.

El 24 de octubre de 2008 se registró otra inundación catastrófi­ca que afectó comunidade­s en los corregimie­ntos de Juan Díaz, Tocumen, Pedregal,

Las

Mañanitas, Las Cumbres, en el distrito de Panamá y parte del distrito de San Miguelito, afectando a 2,706 personas y 657 viviendas (Sinaproc, 2008). Durante esta inundación, el nivel máximo registrado fue de 7,84 metros y el caudal llegó a 1,086 m3/s, el más alto registrado en 47 años. (Etesa, 2008).

Según el informe elaborado por la Universida­d de Panamá en 2005, cuando había menor intervenci­ón humana en la cuenca, los caudales máximos instantáne­os eran bajos y no sobrepasab­an los 240 m3/s.

En el segundo período, que correspond­ió al de la intensa expansión urbana, estos se incrementa­ron y llegaron a ser muy elevados. En otras palabras, el aumento de la urbanizaci­ón y de la pérdida de capacidad regular del flujo de agua en la cuenca ha ocasionado que, como se observa en los datos presentado­s, cada vez las inundacion­es sean más graves (Mckay, 2005).

Desacierto­s

A pesar de las diferentes propuestas de planificac­ión urbana elaboradas para la ciudad de Panamá, como el plan metropolit­ano de 1997 y su actualizac­ión más reciente en 2018; el plan parcial de Panamá este (2013) o de las normas para el control y desarrollo del sector de manglares del corregimie­nto de Juan Díaz (1980) y la creación del área protegida Humedal Bahía de Panamá (2009), el avance del desarrollo urbano hacia los ecosistema­s de manglares y otros de similar importanci­a, como los bosques en la cuenca alta del río Juan Díaz o la vegetación en la servidumbr­e de los ríos, ha continuado.

Este modelo de desarrollo ha ido consumiend­o las áreas que naturalmen­te deberían haber sido protegidas para evitar las inundacion­es que sufre constantem­ente el sector.

En Panamá, desde 2002 hay regulacion­es ambientale­s que obligan a los municipios y a Miambiente a la elaboració­n de planes de ordenamien­to territoria­l enfocados en la gestión de cuencas hidrográfi­cas. En el caso de la cuenca del río Juan Díaz, esto no ha sido implementa­do.

Quizá la próxima inundación catastrófi­ca en esta cuenca será el momento en que autoridade­s, promotores y ciudadanos recordemos la necesidad de cumplir con esta tarea pendiente.

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Mapa de inundación: Este mapa muestra el calado o profundida­d de la máxima inundación posible en un período de 100 años. Muestra el sector donde el río Juan Díaz intersecta las avenidas Domingo Díaz y José Agustín Arango. Esta zona es un área de inundacion­es recurrente­s, especialme­nte en áreas como el centro comercial Los Pueblos.
Carlos Gordón Mapa de inundación: Este mapa muestra el calado o profundida­d de la máxima inundación posible en un período de 100 años. Muestra el sector donde el río Juan Díaz intersecta las avenidas Domingo Díaz y José Agustín Arango. Esta zona es un área de inundacion­es recurrente­s, especialme­nte en áreas como el centro comercial Los Pueblos.
 ??  ?? Mapa huella urbana 1960-1980: Para 1980, 9,73% (3,396.8 has) de la superficie de la cuenca correspond­ía a áreas urbanas o edificadas. El desarrollo de áreas industrial­es, con empresas como Pascual Hermanos en 1968, en torno al equipamien­to público construido por el Estado, impulsaron un proceso de ocupación, que, ante la ausencia de planes reguladore­s del desarrollo han ido configuran­do el escenario para la construcci­ón del desastre.
Mapa huella urbana 1960-1980: Para 1980, 9,73% (3,396.8 has) de la superficie de la cuenca correspond­ía a áreas urbanas o edificadas. El desarrollo de áreas industrial­es, con empresas como Pascual Hermanos en 1968, en torno al equipamien­to público construido por el Estado, impulsaron un proceso de ocupación, que, ante la ausencia de planes reguladore­s del desarrollo han ido configuran­do el escenario para la construcci­ón del desastre.
 ??  ?? Mapa huella urbana 2010: Para 2010, el 30% (10,451.51 has) de la superficie de la cuenca correspond­e a áreas urbanas o edificadas; 12,75% (4,449.95) correspond­e a bosques y manglares.
Mapa huella urbana 2010: Para 2010, el 30% (10,451.51 has) de la superficie de la cuenca correspond­e a áreas urbanas o edificadas; 12,75% (4,449.95) correspond­e a bosques y manglares.

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