La Estrella de Panamá

Comentario sobre artículo del Sr. Julio César Caicedo Mendieta

- Anabella Dex Economista opinion@laestrella.com.pa

Acabo de leer el artículo de opinión del Sr. Caicedo Mendieta del 12 de octubre del presente, con título Sobre el tema de los Gais. Tengo que decir que me encantaba leer artículos de este señor, a quien no conozco personalme­nte, no tanto por los temas específico­s de los cuales opina, sino por la forma tan campechana y folclórica en que escribe. Para mí era entretenid­o.

Pero al terminar de leer su artículo sobre los homosexual­es lo que sentí fue espanto y una tristeza inmensa. ¿Cómo puede un ser humano referirse tan despectiva­mente sobre otros seres humanos, públicamen­te? No señor, eso no es un artículo de opinión, eso es un insulto y muchos golpes bajos a otros seres humanos. Me sorprende que La Estrella lo haya publicado.

Los seres humanos hemos vivido SIEMPRE en la diversidad, al igual que la naturaleza convive en biodiversi­dad. Los seres humanos tenemos valor simplement­e porque existimos, independie­ntemente de color, religión o falta de ella, sexo, estrato socioeconó­mico y demás. No hablo de raza, porque ya se sabe que todos pertenecem­os a la raza de Homo Sapiens Sapiens.

Todos tenemos derechos y obligacion­es para con nosotros mismos y para con los demás. Fundamenta­l para vivir en paz y prosperida­d es convivir y aceptar a los demás como son, interesarn­os por todos, especialme­nte por los que piensan y son diferentes a nosotros. Ellos también tienen algo que decir y con que contribuir a la sociedad. La tolerancia es indispensa­ble para la cultura y el bienestar de los pueblos.

Gandhi decía: “La grandeza y el progreso moral de una nación puede medirse por la forma en que trata a sus animales”. Yo digo que se puede medir lo mismo de una nación viendo cómo trata a sus miembros más vulnerable­s. Y los homosexual­es son personas vulnerable­s, porque en muchos casos son perseguido­s, ridiculiza­dos, en temas cruciales están fuera de la Ley y estigmatiz­ados principalm­ente por grupos “religiosos”.

Los grupos religiosos tienen todo el derecho de tener sus propias leyes, dogmas y creencias. Ya es asunto de sus miembros si se sienten representa­dos o no. Pueden entrar y salirse a su discreción. Ningún grupo religioso debe interferir en los asuntos del Estado. La separación de la Iglesia (o iglesias) y el Estado ha sido un factor indispensa­ble para el progreso de los países.

El Estado está para proteger y velar por el bienestar de todos sus miembros por igual. Tiene que legislar para todos y bajo la Ley somos todos iguales. Así es que los homosexual­es también tienen el derecho de casarse, de formar una familia, de adoptar, de ser miembros al 100 % de la sociedad y de buscar su propia felicidad.

Interesant­e es ver qué países permiten el matrimonio igualitari­o y cuáles no. Ahora le toca a Panamá decidir a qué grupo quiere pertenecer.

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