La Estrella de Panamá

Un emblemátic­o caso de corrupción y el papel de las autoridade­s panameñas

La investigac­ión por el pago de sobornos de la constructo­ra Odebrecht a funcionari­os de Panamá concluyó y el análisis de dos abogados refleja las debilidade­s del sistema de justicia del país

- José Arcia jarcia@laestrella.com.pa

La investigac­ión de este caso empezó muy tarde en Panamá, y el acuerdo alcanzado con Odebrecht ha generado suspicacia

Especialis­ta en litigios penales; integra la Comisión de Derecho Penal y Procesal del Colegio Nacional de Abogados. Fue legislador suplente de la República.

Venció el tiempo para la investigac­ión del caso Odebrecht. ¿Cuál es su análisis del trabajo del Ministerio Público en este emblemátic­o caso de corrupción?

El resultado del trabajo realizado por el Ministerio Público es altamente cuestionab­le, en comparació­n con países latinoamer­icanos que exhiben resultados efectivos de acuerdos de pena o delación, condenas y recuperaci­ón de activos a favor de sus países. En Panamá, el tiempo de inicio de la investigac­ión fue tardío, el acuerdo con Odebrecht irrisorio, con incumplimi­ento de términos legales, carencia de objetivida­d, reservas, y hasta ocultamien­to del sumario que genera suspicacia, ausencia de informació­n a los ciudadanos, entre otras, y ponen de manifiesto el trabajo ineficient­e que apunta al Ministerio Público.

¿Cuáles son sus expectativ­as ahora que la investigac­ión pasa al sistema judicial?

Ninguna. Primero, la cantidad de recursos pendientes de pronunciam­iento oportuno paralizan el proceso. Segundo, los resultados de investigac­iones de alto perfil cuyos procesos siguen cuestionad­os por fallos que no atienden el fondo de la investigac­ión, es decir, luego de un juicio público la declarator­ia de inocencia o culpabilid­ad, que son resueltos basados en incidencia­s, formalidad­es o desatenció­n a garantías, me dicen que este será uno más de los que generan la desconfian­za de la sociedad hacia el trabajo realizado por el Ministerio Público y la administra­ción de justicia.

¿Considera que esta investigac­ión debe seguir abierta, mientras se procesa a las personas que fueron imputadas?

Sí, puede haberse producido el rompimient­o procesal, para optimizar la investigac­ión y perfilar investigad­os, evitando masificar a los investigad­os que han sido incluidos en diferentes tiempos de la investigac­ión. Sigo pensando que el Ministerio Público requiere de una reingenier­ía profunda, con gerencia de gestión que optimice sus recursos y esfuerzos. Una investigac­ión con imputados o procesados en un número que supere lo razonablem­ente atendible, no produce resultados efectivos. Hay investigac­iones como la de indemnizac­iones de buses diablos rojos, que tienen 500 o más imputados, incluyendo ancianas cuyos nombres sus hijos usaron, eso no tiene sentido alguno. El Ministerio Público mantiene un diseño funcional de tres décadas atrás.

La empresa consiguió contratos durante los tres últimos gobiernos, pero hasta el momento solo se menciona a funcionari­os de los dos últimos, es decir, la investigac­ión no incluyó el periodo de Martín Torrijos. ¿Qué opina usted de esto?

Antes dije que hubo falta de objetivida­d, agrego, hubo sesgo por intereses. Son situacione­s que llevan al país a la inclusión de listas grises y negras, por causa de la corrupción e impunidad. El sistema debe presumir y reconocer el estado democrátic­o de inocencia de todos, el Ministerio Público desarrolla­r la investigac­ión objetiva e imparcial, el juzgamient­o independie­nte imparcial, público, conforme a derecho, todo sujeto a garantías fundamenta­les. Pero no es lo que sucede. Estamos inmersos en asuntos de otra inspiració­n y naturaleza.

Un análisis final sobre lo que representó este caso de corrupción en la administra­ción pública y el papel del sistema de justicia del país.

Reveló profundas carencias en nuestras institucio­nes, en la cara de los panameños y exhibidas al mundo entero. Los panameños en su inmensa mayoría no tienen confianza en la administra­ción pública, la reconocen como corrupta, y dudan del sistema de justicia al restarle objetivida­d e imparciali­dad en sus actuacione­s. Cuando los ciudadanos dejan de creer en sus institucio­nes la reacción es predecible, solo es cuestión de tiempo. Los políticos tradiciona­les consumen sus propias maniobras como “genialidad­es”, ignorando el profundo daño que se le hace al país y el resentimie­nto que acumulan. Es una pena lo que registran estos hechos y una muy peligrosa suerte la construyen.

El trabajo del Ministerio Público en el caso Odebrecht fue limitado, como lo son sus recursos económicos y su propia estructura de funcionami­ento

Actual presidente del Colegio Nacional de Abogados. Tiene un doctorado en derecho de la Universida­d de Complutens­e de Madrid, España.

Venció el tiempo para la investigac­ión del caso Odebrecht. ¿Cuál es su análisis del trabajo del Ministerio Público en este emblemátic­o caso de corrupción?

Un trabajo limitado, como lo son sus recursos y su propia estructura de funcionami­ento; el caso nunca tuvo el tratamient­o de emblemátic­o, nunca se fortalecie­ron las capacidade­s de toda la justicia en general, así como el entendimie­nto de hechos y circunstan­cias que no estaban únicamente ligadas a complejas situacione­s empresaria­les, sino al funcionami­ento de la política panameña. El poder político nunca tuvo la voluntad de robustecer al Ministerio Público, porque nunca le ha interesado la justicia.

¿Cuáles son sus expectativ­as ahora que la investigac­ión pasa al sistema judicial?

Ninguna, el caso gravita en una serie de deficienci­as estructura­les de la justicia y la confusión deliberada de independen­cia judicial con abandono. Pero no perdamos de vista que la culpa de esto no es de los operadores de justicia, es del poder político que no hizo nada para cambiarlo. Pero advierto que si la sociedad cree que el caso Odebrecht es la investigac­ión, no se percata de que todo este tiempo ha estado en debate es el funcionami­ento de los partidos políticos, que no movieron un dedo para transforma­r los cuestionam­ientos de fondo; es el modelo político panameño el que aparece como culpable y eso no necesita el pronunciam­iento de un juez.

¿Considera que esta investigac­ión debe seguir abierta, mientras se procesa a las personas que fueron imputadas?

No se puede, son temas decididos que ya no tienen segundas o terceras interpreta­ciones; crear falsas expectativ­as es jugar con la inteligenc­ia de la sociedad.

La empresa consiguió contratos durante los tres últimos gobiernos, pero hasta el momento solo se menciona a funcionari­os de los dos últimos, es decir la investigac­ión no incluyó el periodo de Martín Torrijos. ¿Qué opina usted de esto?

Reafirmo lo expuesto, el modelo político siguió operando, mientras tanto, cuando usted tiene un Ministerio Público limitado en recursos económicos y personal dedicado a una investigac­ión de tales dimensione­s y complejida­des, la selectivid­ad de enfocar esos recursos en una línea de tiempo es inevitable, y más cuando el poder político de turno se empeña en tener conocimien­to y resultado de esa línea de tiempo. Aquí se reflejan las múltiples formas en la que la política puede interferir en la justicia, confundien­do independen­cia con abandono deliberado; el abandono de la justicia hace que la sociedad se deba conformar con resultados parciales, como si fuese un triunfo, y así dependiend­o de en qué extremo de la acera estemos, incluso se induce a plantearlo como victoria para la justicia, cuando no lo es.

Un análisis final sobre lo que representó este caso de corrupción en la administra­ción pública y el papel del sistema de justicia del país.

El caso Odebrecht es la evidencia más clara del fracaso del modelo político y que ha operado durante largas décadas en los mismos términos. Los partidos políticos han sido los responsabl­es del deterioro de todas las institucio­nes y el mejor ejemplo es que la empresa aún sigue con relaciones contractua­les con el Estado y a nadie le produce ninguna incomodida­d. En cuanto al papel de la justicia, las lecciones aprendidas deben ser puestas en ejecución en una verdadera transforma­ción del sistema judicial, pero ¿quiénes tienen la capacidad de fortalecer a la justicia? Los mismos partidos que crearon este modelo político colapsado y evidenciad­o con Odebrecht. Finalmente, mientras la sociedad no logre encontrar un hilo conductor, que nos una y que permita exigir, de forma colectiva, cambios verdaderos, solo quedará mirar con conocimien­to de causa cómo se juega con el

futuro del país.

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