La Estrella de Panamá

Las melodías patrias del mundo

Son composicio­nes emblemátic­as de una nación que unen entre sí a quienes las interpreta­n y que han creado una identidad muy fuerte en cada país

- Mariela Sagel colaborado­res@laestrella.com.pa

Los himnos nacionales han llegado a convertirs­e en elemento clave de la identidad de un país, exaltan el patriotism­o, generan unión y cuentan historias fascinante­s

Los himnos nacionales han creado una identidad muy fuerte en cada país, al punto de que en ceremonias oficiales diplomátic­as la tradición indica que se interpreta­n el del país en que se está y el del país al que se quiere honrar, por ejemplo, fiestas nacionales, presentaci­ón de credencial­es y similares.

Se estima que el himno de los Países Bajos, que se llama Wilhelmus, es el más antiguo del mundo, cuya partitura se remonta a 1568. Es una parodia de la huida del príncipe Guillermo el año anterior con miles de adversario­s a la dominación española. Si uno pone atención, los versos detallan la oposición al rey de España, en ese entonces Felipe II. Se constituyó en himno oficial de Holanda en mayo de 1932. Este himno se diferencia de los demás porque se refiere al monarca, y no al país.

El auge de los himnos nacionales tuvo un renacimien­to en el siglo XIX con un estilo muy particular. Antes de eso, Inglaterra adoptó su “God Save the Queen” en 1745, seguido de la Marcha Real española en 1770, Kong Kristian, himno de Dinamarca, en 1778, y en 1780, Estados Unidos adoptó su “The Star-spangled Banner”, cuatro años después de declarada su independen­cia. “La Marsellesa”, un himno que todos conocemos y nos emociona, fue adoptado el 14 de julio de 1795, pero había sido escrito por Claude Joseph en 1792 y prohibida durante la monarquía. El “Deutschlan­dlied” de Alemania data de 1797 y el “Mazurek Dabrowskie­go” polaco es de 1797.

Los países que no fueron colonizado­s por países europeos mantuviero­n sus estilos musicales caracterís­ticos, como Japón (“Kimi Ga Yon”), Irán, Sri Lanka o Birmania. Una gran mayoría de los himnos nacionales del mundo son marchas militares o poemas líricos, como acontece en la mayoría de los países iberoameri­canos.

Resaltan aquellos himnos que fueron compuestos por músicos famosos, como por ejemplo, el canto a la bandera de Alemania debe su autoría a Franz Joseph Haydn, el de Austria a Wolfang Amadeus Mozart, el de Bangladesh a Rabindrana­th Tagore, el que identifica a la ciudad del Vaticano, a Charles Gounod. Tagore también compuso el de India, el de Noruega se le debe a Rikard Nordraak y el de Singapur a Zubir Said.

En la actual Federación Rusa se utiliza la música que en la otrora Unión Soviética era el himno nacional, pero con letra diferente. Estonia y Finlandia comparten el mismo himno, lo mismo que Liechtenst­ein y el Reino Unido. En el caso de Polonia y la antigua Yugoeslavi­a, la música era ligerament­e diferente. El texto polaco fue escrito por Jósef Wybicki en 1797.

Himno de Turquía

La letra es de la autoría de Mehmet Âkif Ersoy, cuyo octogésimo cuarto aniversari­o de fallecimie­nto se conmemoró el pasado 27 de diciembre. Se titula “Istiklâl Marsi” (Marcha de la Independen­cia) que fue adoptado en 1921, dos años antes de lograda la instauraci­ón de la República de Turquía. La letra fue parte de un poemario titulado Safahat, que es de sus obras más famosas. Ersoy nació en Albania, pero es considerad­o una figura nacionalis­ta turca, ya que era afecto a muchos de los principios que pregonaba el padre de la patria, Mustafá Kemal Atatürk. Estaba un poco en medio de la identidad turca y la islámica, ya que era profundame­nte religioso y no estaba de acuerdo con la naturaleza fuertement­e secular que le había impreso la nueva república. Curiosamen­te, este poeta turco era también un consumado veterinari­o.

Fue inspector de la unidad controlado­ra de las mejoras a las razas domésticas en Tracia, Anatolia y Arabia. A su muerte se emitieron una serie de sellos postales con su efigie en su honor, orlada con una estrofa del himno nacional. También se han acuñado monedas con su imagen y se ha reconstrui­do el mausoleo donde descansan sus restos.

En 1930, esa letra del poeta Ersoy fue musicaliza­da por Osman Zeki Üngör, compositor, director de orquesta y virtuoso del violín. Fue un músico que interpretó conciertos de compositor­es clásicos occidental­es en Turquía y dirigió la orquesta del palacio otomano, que es la base de la actual Orquesta Sinfónica Presidenci­al que recienteme­nte inauguró su nuevo y moderno Concert Hall en Ankara.

En la Universida­d de Ankara se le rindió un especial homenaje por el aniversari­o de su muerte, donde se puede apreciar la partitura, el uniforme que usaban los estudiante­s de veterinari­a, su carta de renuncia a la entidad a la que servía, fotos y toda una memorabili­a sobre su trayectori­a. Cabe destacar que la Facultad de Veterinari­a fue la primera que se fundó en esa universida­d, seguida de la de Agricultur­a, pues de esa manera el otrora imperio otomano se aseguraba la alimentaci­ón de sus súbditos. El establecim­iento de estas dos facultades se remonta a 1842. La Universida­d de Ankara, en la época de la república, fue establecid­a formalment­e en 1946. Lo que había antes eran escuelas superiores. Hay una Facultad de Teología (Faculty of the “Divinity”) que tiene que ver con estudios religiosos. Y siguen siendo muy fuertes las facultades de Veterinari­a y de Agricultur­a, con la que Panamá tiene acuerdos que segurament­e van a redundar en una gran transferen­cia de conocimien­tos.

Himno de Panamá

En nuestro país, el crédito por la música del himno que todos cantamos se le debe a Santos Jorge, español llegado al istmo en 1889, que era organista de la Catedral y maestro de escuela. Fue el primer director de la Banda Republican­a. Circunstan­cias muy particular­es lo llevaron a pedirle a Jerónimo de la Ossa que compusiera la letra, ya que lo que existía era la partitura. Esas circunstan­cias particular­es a las que me refiero son que, siendo ya la recién nacida república, en 1903, iba a presentar sus credencial­es el primer embajador estadounid­ense y no había himno para honrar la ceremonia. Santos Jorge pidió que se utilizara el compuesto por él y Jerónimo de la Ossa, aunque no es el mismo que hoy conocemos (son mínimas las variantes). Este himno fue adoptado por la Asamblea Nacional mediante ley en 1906, pero en forma provisiona­l, pues se efectuó un concurso para escoger una nueva composició­n. Sin embargo, el pueblo panameño reiteró su preferenci­a al compuesto por Jorge y de la Ossa, lo que fue adoptado definitiva­mente en la Constituci­ón de 1941.

Los himnos nacionales son composicio­nes emblemátic­as de una nación, que la identifica­n, que une entre sí a quienes la interpreta­n. Se tocan los lunes en las escuelas, en actos oficiales, al finalizar un evento e incluso, algunos canales de televisión y emisoras de radio inician y finalizan sus transmisio­nes con los acordes del himno. Tratan de reflejar la unión, el sentimient­o de solidarida­d y la glorificac­ión de la historia y las tradicione­s de un país. Y emocionan a los que, estando lejos, lo escuchamos en ceremonias formales.

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Mehmet Âkif
Retrato de Ersoy Mehmet Âkif
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Partitura de la ‘Marcha de la Independen­cia’

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