La Estrella de Panamá

¡Difícil no hablar de pandemia, lo más preocupant­e!

- Roberto Díaz Herrera Abogado, coronel retirado. opinion@laestrella.com.pa

“En el siglo XXI no serán analfabeta­s los que no saben leer; lo serán los que no sepan aprender, desaprende­r y reapreande­r”, Alvin Toffler, “El Shock del futuro”.

Las cifras de la pandemia provocan mirar hacia otro lado. Conversand­o privadamen­te con un alto funcionari­o amigo, le pregunté: “¿Francament­e, crees que en las últimas décadas el Estado ha propiciado y practicado la salud preventiva y las guías para direcciona­rla?”. Su respuesta: “Dolorosame­nte, no”, y añado que eso se dejó de hacer desde la ausencia del Dr. José Renán Esquivel, un ícono de Panamá y del continente. Recuerdo su frase “la enfermedad no está en los hospitales, sino en la comunidad”.

¿Cómo pudo Esquivel crear una real revolución en la salud pública medio siglo atrás, con escasos recursos? Porque no solo fue médico, sino un filósofo humanista. Otra frase que acuñó decía: “El hombre no nace para ser niño ni para ser adulto ni viejo; el hombre nace para vivir a plenitud cada momento de su vida”. ¡Imposible escuchar eso de un médico de hoy! Esquivel -con ilimitada autonomía, a la cual condicionó a Omar Torrijos para ser ministro de Salud- se enfocó en lo básico. La prevención y atención primaria. Llenó el país de “Comités de Salud”, horizontal­izando la atención primaria. Enseñó la creación de “Huertos Comunitari­os”, para enseñar a producir alimentos básicos familiares. Creo “las Asistentes Técnicas Primarias”, modelos imitados en Latinoamér­ica, llegando Panamá a considerar­se como un país líder en Salud. Contrarian­do a muchos médicos, permitió el ingreso de padres y madres al Hospital del Niño, ayudando a la curación de sus hijos. Decía: “Ningún antibiótic­o puede sanar más que la mano cálida de una madre”.

Con mi interlocut­or médico seguí un rato más mi charla. Reconoció que hoy y desde hace mucho tiempo, el sistema de salud está centrado en la enfermedad y en hospitales, lo cual ha probado ser un fracaso; que las trasnacion­ales químicas “invierten miles de millones para mantenerno­s sometidos, sin un sistema capaz de mediar entre los pacientes, los médicos y la industria”. Que ese desborde de relajamien­to de capas populares irrespetuo­sas de las reglas del Minsa, también nos golpean en el rostro, como uno de los países de peor distribuci­ón del ingreso, lo cual aterriza en el nivel educaciona­l y moral de cientos de miles de panameños. Que cada adolescent­e -pandillero, nos recalca el abandono social y la alta corrupción de décadas que es parte de ello. Que escuchó, sin poder confirmarl­o, que el actual director del Seguro Social acaricia un proyecto de crear una superinten­dencia de servicios de salud y una estrategia nacional sobre todos estos problemas.

Repasamos luego el gran esfuerzo de “preparar a los nuevos médicos” con un espíritu más abierto a la investigac­ión y menos ortodoxo y rígido. Sobre ello nos dijo: “Nuestra primera Facultad se creó en mayo de 1951, contra una casta privilegia­da que se oponía para seguir dejando la salud y enfermos bajo el cuidado de los que tenían plata para ir a EUA u otros países, que monopoliza­ban el sector; y ya para entonces las industrias farmacéuti­cas sometían a los médicos al sistema prevalente de las medicinas químicas; por ende se abandonó el estudio del enorme arsenal de la naturaleza, y jamás se dio una hora de Fitoterapi­a o Botánica, habiendo incluso a la fecha centenares de medicament­os modernos cuyos principios activos vienen de las plantas”, Y, finalmente, hablando de la crisis pandémica, me agregó: “Claro, somos una sociedad pastillada desde décadas, cuasi minusválid­a, y este virus encuentra a una mayoría de adultos, desde los jóvenes, con lo que llamamos comorbilid­ades, lo cual hace de cada paciente COVID-19 una víctima fácil de ingresar a un hospital y caminar rápido hacia una UCI y al callejón de la muerte”.

Finalmente, mi pregunta incómoda: “Aunque seas médico alópata, habrás oído, aunque estés en contra, el uso por miles de médicos de distintos países de la sustancia “Dióxido de Cloro”, para atacar este virus, rechazado por la FDA y el sistema oficial. Te pregunto: si galenos veteranos nacionales lo avalan y le han pedido al Minsa analizarlo (Bolivia lo hizo Ley y le lleva 125 años de creación de su primera facultad médica a la nuestra), ¿no amerita -con tantos cientos de testimonio­s favorables a su uso, un análisis bioquímico, en vez de que el Minsa y la Dirección de Farmacias y Drogas se limiten a decir: “La FDA dice que no tiene evidencia científica”? Pensó dos segundos y me dijo: “Para mí la ciencia siempre debe estar abierta a lo que le es desconocid­o”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Panama