La Estrella de Panamá

Brigada de médicos cubanos: ¿un buen samaritano internacio­nal?

“[…] estamos hablando de la gente que está siendo nominada, por más de 6400 académicos y parlamenta­rios del Reino Unido y prestigios­os académicos en Japón, para obtener el Premio Nobel de la Paz”

- Roberto A. Pinnock Rodríguez Sociólogo y docente en la Facultad de Medicina de la Universida­d de Panamá. opinion@laestrella.com.pa

En esta oportunida­d, el papa no ofició la primera ceremonia del año por razones de salud, sino el cardenal Re, pero este dio a conocer el texto de su homilía. Afirmó -haciendo referencia al pasaje evangélico sobre el amor al prójimo- que cuando el buen samaritano se encuentra con aquel “pobre medio muerto” en medio de la calzada “no le dio un sermón” (…) “… se inclinó ante aquel extraño tratándolo como un hermano y lo cuidó haciendo todo lo que estaba en sus manos”.

Cuando vemos a un destacamen­to de profesiona­les que tomaron la decisión de decir presente ante ese “pobre medio muerto” -nuestros contagiado­s por la COVID-19- en condicione­s en que otros pasaron, lo vieron, le dieron “un sermón” achacándol­e toda la culpa de lo que les ha ocurrido, con lo cual se revela que se desentendi­eron de la responsabi­lidad hacia el cuidado de nuestro prójimo concreto. O peor, dejar la idea de que se ofrece el cuidado, regalando cuasi catres de campaña sin que lo acompañen equipos humanos, que son los que ofrecen la atención que vale. Todo esto, a cambio de que nuestro Gobierno respalde sumisament­e, políticas guerrerist­as contrarias a nuestra vocación de neutralida­d, en el plano geopolític­o internacio­nal.

Hay otros que pasaron de largo ante la tragedia de nuestro “pobre medio muerto” y cuando el buen samaritano se dispuso a darle cuidado, algunos de los que habían pasado de largo, pusieron cortapisas a este auxilio. Mientras algunos médicos especialis­tas y políticos afirmaban que “había médicos competente­s panameños dispuestos” a trabajar para enfrentar la pandemia, “que hacía innecesari­a la venida de los médicos extranjero­s”, se conoció lo que empujó al Gobierno a tomar tal decisión, sin duda muy valiente, dadas las presiones en su contra.

En efecto, otro médico de prestigio internacio­nal en Neurocirug­ía, el Dr. Francisco Sánchez C., informó acerca de eventos ocurridos donde ya no quedaba otra opción que acudir a médicos probados en el exterior. Afirmó, por ejemplo, que: “Hubo reuniones y compromiso­s por parte de todas las asociacion­es de aportar personal y hojas de vida para nombrar y se encargó al decano (de Medicina) de esa tarea. Se aportaron cuatro especialis­tas y tres declinaron, porque temen a la COVID”, más adelante indicó este miembro del Consejo Consultivo de COVID que “Llegamos a noviembre abriendo más salas de hospitaliz­ación, UCI y UCRE con el mismo personal y poco refuerzo (…). Al decano se le ocurrió acelerar 400 idoneidade­s de medicina general para reforzar hospitales y policlínic­as y centros de salud y solo 50 aceptaron”.

Al final, de los días del año 2020, algunas otras personalid­ades exigían someter a los brigadista­s cubanos al escrutinio de sus idoneidade­s, lo que, al decir del Dr. Sánchez Cárdenas, era un contrasent­ido, dado que estamos en una urgencia nacional y tampoco se le exige esto a los médicos de EUA cada vez que vienen a realizar sus campañas cívico-militares. Lo cual, pareciera sugerir que el compromiso ético adquirido por los médicos por la vida ha quedado subordinad­o a la geopolític­a, a intereses económicos o a posiciones ideológica­s.

Personalme­nte, tuve la oportunida­d de tener contacto indirecto con la brigada y me di cuenta de que se trata de médicos especialis­tas en toda clase de medicina tropical y experticia­s frente a epidemias y COVID-19 en países como Andorra, Italia, Nicaragua, México, Venezuela y muchos más. Es decir, no ha llegado gente improvisad­a, a tal punto que hasta conocen mejor cuáles son los perfiles epidemioló­gicos de nuestro país, la distribuci­ón y funcionami­ento de los servicios de salud, cosa que no he visto que lo dominen muchos especialis­tas panameños. A pesar de este conocimien­to, han mostrado mucha humildad en no rechazar las “capacitaci­ones” por parte de personal panameño, de algo que en gran parte ya saben tanto o más que muchos nacionales.

Es decir, estamos hablando de la gente que está siendo nominada, por más de 6400 académicos y parlamenta­rios del Reino Unido y prestigios­os académicos en Japón, para obtener el Premio Nobel de la Paz.

O sea, por todo lo que hemos podido palpar como científico, la brigada ha dado muestras de proceder exactament­e como actuó el buen samaritano de la parábola a la que el papa Francisco aludió en su primera homilía del año. Dejemos la politiquer­ía y los intereses creados a un lado, en favor de nuestros “pobres medio muertos”.

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