La Estrella de Panamá

Las islas de Bocas y su idilio con el Caribe

Este lugar ha sido forjado por la llegada de decenas de inversioni­stas y el sabor de la gente local. Pronto no habrá restriccio­nes y toda la planta turística de las islas de Bocas del Toro estará lista para recibir a los turistas

- Andrés Villa Andrés Villa colaborado­res@laestrella.com.pa

Las islas de Bocas del Toro tienen un idilio con el mar Caribe. Y esto es así desde hace millones de años. El nivel de las aguas subió, robó parte de la costa, y sus partes más altas quedaron rodeadas de mar, cubiertas por una vegetación verde y variada con playas de arenas muy blancas.

Este lugar pareciera un conflicto mitológico, pero el resultado fue tan espectacul­ar que hoy son un destino turístico diferente, que ha sido forjado por la llegada de decenas de inversioni­stas y el sabor de la gente local. Estos últimos son una mezcla cultural muy agradable de indígenas y negros antillanos que llegaron con el boom del banano y el cacao a principios del siglo XX.

Mi experienci­a me dice que el turismo desde hace 25 años ha sido el motor de desarrollo de este archipiéla­go. Rosemary Thomas, relacionis­ta pública y oriunda de isla Colón, comenta que el 90% de la actividad económica se relaciona con la llegada de turistas.

Las principale­s islas son Colón, Carenero, Bastimento­s, y otras decenas de cayos, que ofrecen la magia de sus atardecere­s y cautivaron a visitantes que luego regresaron y abrieron hoteles y restaurant­es o iniciaron operacione­s que conformaro­n una oferta con etiquetas internacio­nales.

“La calidez de la gente de Bocas es uno de los grandes atractivos de este destino”, señala Rosemary. Y es verdad, los recién llegados se plegaron a formas gastronómi­cas, a la cadencia del calypso, y a que tratándose del turista, todo tiene una respuesta positiva.

La isla Colón es el corazón del destino. Tiene un aeropuerto y muelles para la llegada de turistas. En sus calles frente al mar hay un montón de hoteles donde se habla inglés. También hay pequeños hostales escondidos en callejuela­s, aunque todos guardan un profuso colorido y en su decoración le guardan tributo al mar y al trópico.

Es que aquí la playa, el surf, las giras en lanchas tienen escenarios maravillos­os. Playa Bluff, con sus increíbles arenas doradas, es un sitio para los deportista­s de las tablas. En Hospital Point se encuentra una extraordin­aria ola que llaman ‘Silver Back’, pues la comparan con un poderoso gorila. Solo para expertos.

En la calle principal hay operadores que brindan giras muy originales. Para los amantes del diving hay buceo en arrecifes coloridos, también lugares más fáciles para los que gustan del snorkel . Oa ver juguetones delfines en Dolphin Bay. O una gira de playa a los increíbles cayos Zapatillas. Dos islotes que desde el aire parecen dos pisadas de zapatillas. Están dentro del Parque Nacional Marino Isla Bastimento.

Consulte un mapa antes de empezar su experienci­a en Bocas del Toro y tendrá una mejor visión del destino. Lo que hizo la naturaleza en este lugar fue mágico. Las islas, algunas de gran tamaño, se suceden y se aproximan a las más pequeñas. Hay islotes de manglares que brindan más lugares para disfrutar. En Bastimento­s está la extensa playa Red Frog, con un restaurant­e que se ampara en un risco donde rompen las olas. Su nombre menciona a una ranita propia del lugar.

Hay un lugar que engalana las notas turísticas sobre este destino y es Coral Creek. Un sabroso restaurant­e bar que surge del mar con muelles para que los botes con turistas atraquen. Allí se comen langostas recién atrapadas y pargo frito con patacones.

A las islas se llega por aire, en vuelos de una hora, desde el aeropuerto de Albrook. O en buses tomados desde la terminal hasta el puerto de Almirante. De allí , en un rápido viaje en taxi marino, se llega a los muelles de la isla Colón. Sea paciente y disfrute cada etapa de este viaje, pues llegará a un paraíso de sol, brisa y mar.

Caminar y visitar los almacenes de artesanías en la calle principal de la isla Colón o estar en el parque en honor a Simón Bolívar es muy agradable. Luego instálese en una terraza frente al mar a cenar y verá el romance de las olas con la muy cercana isla Carenero. La arquitectu­ra del lugar es otro atractivo, con balcones y la calidez de la madera. La cultura proviene de las islas inglesas de las Antillas.

Bocas es diversión, alegría, juventud. Las sorpresas no acaban y en el extremo de isla Colón está Boca del Drago con restaurant­es sobre la playa. Allí es famoso el arroz y frijoles, así como el pescado y la langosta. Muy cerca, la playa de las Estrellas, un lugar mágico con esas raras especies marinas. No las toque, báñese entre aguas cristalina­s y déjelas en paz. Más allá, los islotes de Swans Cay. Es como si llegara a una catedral natural que surge del mar. Es un refugio de aves marinas donde sobresale el rabijunco piquirrojo.

Pronto no habrá restriccio­nes y toda la planta turística de las islas de Bocas del Toro estará lista para recibir a los turistas.

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Uno de los destinos locales favoritos.
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