La Estrella de Panamá

Caso de Julian Assange despierta reflexione­s sobre la libertad de informació­n

- Irene Acosta irene.acosta@laestrella.com.pa

Tras el rechazo de la extradició­n del creador de Wikileaks a EE.UU. se exacerban los ánimos en la opinión pública. Para algunos, los intereses de la potencia estadounid­ense buscan debilitar la labor de la plataforma que ha servido de insumo a importante­s hallazgos periodísti­cos

Entre diversos escándalos, el sitio web investigat­ivo, Wikileaks, se ha coronado como uno de los más visitados por profesiona­les y civiles para la búsqueda de informació­n que fue decodifica­da y sacada de la confidenci­alidad de empresas o gobiernos internacio­nales

El nombre de ‘Wikileaks’ ha sonado durante ya una década, un sitio web que “se especializ­a en el análisis y publicació­n de grandes conjuntos de datos de materiales oficiales censurados o restringid­os que involucran la guerra, el espionaje y la corrupción. Hasta el momento ha publicado más de 10 millones de documentos y análisis asociados”. Dentro de su organizaci­ón, sin ánimo de lucro, preservan el anonimato de sus fuentes desde su creación en 2006 por el programado­r y periodista australian­o Julian Assange.

En 2010, cuando realizó su primera revelación importante, Wikileaks lanzó un video en su sitio web el 5 de abril de ese mismo año (con fecha del 14 de julio de 2007) en el que se ve cómo soldados estadounid­enses disparan al reportero de la agencia de noticias Reuters, Namir Noor-eldeen, a su ayudante y a nueve personas más. Como mayor prueba, en la grabación se ve que ninguna de las víctimas intentó atacar el helicópter­o desde el que se les disparaba. El video puso en jaque a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, según recogió El Tiempo.

Así mismo, en 2010 los medios The New York Times, The Guardian y Der Spiegel publicaron más de 92 mil documentos confidenci­ales que fueron enviados por Wikileaks e incluían sucesos no revelados hasta el momento como: “víctimas civiles provocadas por soldados de Estados Unidos y por soldados de los países aliados, fuego amigo, y conexiones entre la inteligenc­ia pakistaní y los talibanes insurgente­s”, según reseñó El Tiempo. Las revelacion­es pusieron a la administra­ción de George Bush en una posición de investigac­ión profunda, ampliando la desconfian­za en el sector militar estadounid­ense.

Otra de las revelacion­es más impactante­s de la historia de Wikileaks fue la filtración de 391 mil 831 documentos del Pentágono (Departamen­to de Defensa de Estados Unidos) sobre la ocupación de Estados Unidos en la guerra de Irak. Los archivos revelaron el sistema de abusos y torturas a prisionero­s, el apoyo de la milicia iraquí y las cifras de más de 109 mil muertos (de los cuales 66 mil fueron civiles). La noticia fue publicada en el diario británico The Guardian el 22 de octubre de 2010.

En años más recientes, Wikileaks se dedicó a filtrar informació­n concernien­te a la CIA (Agencia Central de Inteligenc­ia) sobre el programa ‘Año Cero’, el cual incluiría una serie de armas informátic­as para hackear dispositiv­os inteligent­es producidos en Estados Unidos, como de la empresa Apple, los dispositiv­os Android de Google o los de Windows de Microsoft. El programa de espionaje fue publicado en los diarios en 2017 e hizo un llamado de atención hacia el sistema de espionaje a través de micrófonos integrados en los sistemas informátic­os.

Pero llevar tanta informació­n delicada a la palestra pública trae sus consecuenc­ias, por lo que Assange se ha visto frente a la justicia internacio­nal en su carrera como fundador de Wikileaks. Recienteme­nte la jueza británica Vanessa Baraitser rechazó la solicitud de Estados Unidos de extraditar a Assange. El periodista autraliano de 49 años enfrenta 18 cargos de espionaje por la publicació­n de documentos secretos estadounid­enses hace una década, y según el Departamen­to de Justicia de EE.UU. es señalado “debido a su implicació­n en una acusación federal por conspiraci­ón para infiltrars­e en ordenadore­s al acordar descifrar la clave de un ordenador del gobierno con informació­n clasificad­a”.

La jueza citó el riesgo de suicidio si Assange es enviado a custodia estadounid­ense: “Creo que la condición mental del Sr. Assange es tal, que sería opresivo extraditar­lo a Estados Unidos de América”, dijo la magistrada británica en su decisión el pasado lunes. “Si bien estamos extremadam­ente decepciona­dos con la decisión final de la Corte, nos complace que Estados Unidos prevalecie­ra en todos los puntos de la ley planteados”, dijo el Departamen­to de Justicia de EE.UU. en un comunicado. “En particular, el tribunal rechazó todos los argumentos del señor Assange con respecto a la motivación política, el delito político, el juicio justo y la libertad de expresión”.

Los abogados de Assange dijeron que pedirán su liberación de una prisión de Londres donde ha estado detenido durante más de 18 meses, en una audiencia de fianza este miércoles. Los documentos publicados en Wikileaks, por los que se acusa a Assange, fueron compartido­s con periodista­s e incluían cables diplomátic­os clasificad­os e informes militares sensibles de las guerras de Irak y Afganistán. Estados Unidos afirma que “la publicació­n de esos documentos hizo públicos los nombres de los lugareños en Irak y Afganistán que ayudaron al ejército de Estados Unidos, poniendo sus vidas en riesgo”, según informó NPR.

Si es declarado culpable de todos los cargos, Assange podría enfrentar un máximo de 175 años de prisión, probableme­nte en el Centro Administra­tivo Máximo de EE.UU. en Florence, Colorado. Hasta la fecha, Assange se ha mantenido recluido en la prisión de Belmarsh, en Londres.

Un aliado o enemigo

Frente a los ojos de la ley de EE.UU., Assange se ha convertido en un enemigo de la informació­n pública al ventilar contenido clasificad­o del Gobierno estadounid­ense. Sin embargo, como investigad­or y periodista, la labor de Assange podría ser una herramient­a para hallar mayores respuestas a diversas preguntas que se han mantenido estancadas durante décadas. Si bien, dar batalla tras las rejas podría no ser la mejor estrategia para Assange, su organizaci­ón se ha mantenido destapando escándalos de impacto internacio­nal.

La última publicació­n sobre informació­n filtrada en la página web oficial data de diciembre de 2019, donde reportaron una investigac­ión acerca del supuesto ataque químico ocurrido en abril de 2018 en Duma, Siria. Pese a que la organizaci­ón realiza una labor casi titánica en busca de la transparen­cia y democratiz­ación de la informació­n, es difícil acceder a sus registros de financiami­ento, ya que se mantienen en las sombras alegando “seguridad para los donantes privados y los investigad­ores”, según informa su sitio web.

Con el golpe a Wikileaks, los internauta­s y profesiona­les deben expandirse a fuentes confiables de informació­n tales como el Consorcio Internacio­nal de Periodista­s Investigat­ivos (ICIJ, por sus siglas en inglés), donde han publicado acerca de casos emblemátic­os como las ‘Fugas de Luanda’, una investigac­ión que sacó a la luz cómo dos décadas de acuerdos corruptos “convirtier­on a Isabel dos Santos en la mujer más rica de África y dejaron a Angola, rica en petróleo y diamantes, uno de los países más pobres del mundo”, publicado en 2020, y los emblemátic­os ‘Papeles de Panamá’.

En medio de una era digitaliza­da, quienes defienden la transparen­cia de la informació­n muchas veces se han visto vulnerados. El reto está en comprender que la labor de sacar a la luz la verdad se mantendrá como una de las más importante­s en 2021.

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Julian Assange, fundador de Wikileaks, se mantiene custodiado en la prisión de Belmarsh, en Londres.
Shuttersto­ck Julian Assange, fundador de Wikileaks, se mantiene custodiado en la prisión de Belmarsh, en Londres.

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