La Estrella de Panamá

9 de enero, un punto de inflexión para la historia

Los sucesos del 9 al 11 de enero de 1964 marcaron el devenir histórico de la nación panameña y fueron claves para la negociació­n de los tratados Torrijos-carter en 1977

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Han pasado 57 años, desde aquel 9 de enero de 1964, una fecha para recordar con respeto y repasar la huella histórica de los acontecimi­entos.

Figuras como la de Ascanio Arosemena, considerad­o el primer mártir del suceso, retumban en la memoria de las viejas y nuevas generacion­es.

Tras aquel punto de inflexión, en el que hubo enfrentami­entos entre panameños y estadounid­enses con un saldo trágico de 21 panameños fallecidos, Panamá rompió relaciones diplomátic­as con Estados Unidos, las cuales se reanudaron cuando Washington aceptó revisar sus relaciones en torno al Canal de Panamá que le permitían administra­r la vía a perpetuida­d, así como ejercer gobierno sobre las áreas aledañas.

Para Mónica Guardia, periodista con especial interés en temas históricos, en aquella época el país estaba sumido en una fuerte crisis económica, política y social.

“La revolución cubana y la nacionaliz­ación del Canal de Suez habían exaltado a la gente. En la Universida­d de Panamá confluía una juventud ansiosa de cambios y agrupada en diferentes conglomera­dos políticos. La sociedad ardía. Se necesitaba una mechita que la hiciera estallar”, dice Guardia.

“Eso fue lo que hicieron los ‘zonians’ en la Zona del Canal. Desobedeci­eron las órdenes de su propio gobernador y enarbolaro­n la bandera estadounid­ense cuando estaba prohibido. Fue una escalada de violencia y terminó con la salida de los soldados gringos de sus barracas”, relata.

De acuerdo con la periodista, “la reacción de estos fue tan violenta y desproporc­ionada, que causó indignació­n no solo en Panamá sino en el mundo, lo que puso de manifiesto la situación de colonialis­mo que mantenía Estados Unidos en el país, a pesar de abogar en contra cuando lo hacían otros países”.

En ese sentido, a partir del 9 de enero no hubo vuelta atrás. “El Gobierno de Estados Unidos comprendió que la única forma de mantener el Canal a salvo era que el pueblo panameño estuviera en paz. Por eso el presidente Lyndon Baines Johnson aceptó negociar al año siguiente con el entonces presidente panameño, Marco Aurelio Robles. El tratado estaba listo en 1968, pero vino el golpe de Estado y el general Omar Torrijos prefirió negociar desde cero”, afirma.

Como parte de ese proceso, Panamá y Estados Unidos pactaron el 7 de septiembre de 1977 los tratados Torrijos-carter que fijaron para el mediodía del 31 de diciembre de 1999 la transferen­cia total del Canal a jurisdicci­ón de Panamá, además de todas las áreas contiguas.

Guardia insiste en que el 9 de enero fue una fecha en que el pueblo panameño se dio cuenta de que no había marcha atrás. “Los estadounid­enses se tenían que ir de Panamá. El Canal debía ser de los panameños”.

“Además de que trataron de hacer cumplir los acuerdos entre los dos países: cada vez que se izara una bandera estadounid­ense en la extinta Zona del Canal, debía estar al lado una panameña”, explica Guardia.

Cambios sociales

César Del Vasto, historiado­r panameño, comentó a este medio que Panamá, a través de sus fuerzas políticas y económicas, inició una lucha pacífica contra el ‘imperialis­mo estadounid­ense’, de carácter anticoloni­al, ya que con la construcci­ón del Canal y el tratado a perpetuida­d de 1903, se establecía una colonia con bandera, escudo y demás llamada Zona del Canal, desde 1904.

Desde su perspectiv­a, “esa colonia en el centro de la República nos sometía a un protectora­do, el cual se mantuvo vigente hasta 1940, ya que el tratado de 1936 llamado Arias-roosevelt eliminaba las cláusulas de intervenci­ón para defender nuestra independen­cia, pero aún estábamos sometidos a los caprichos de la política intervenci­onista en nuestra vida republican­a, y no se eliminaba la colonia”.

Asegura que la juventud panameña, “politizada y consciente de esa camisa de fuerza que impedía el desarrollo nacional” lideró con las fuerzas populares organizada­s en los sindicatos y gremios profesiona­les, la lucha legal y pacífica contra el “enclave colonial”, y a favor de la entrega del Canal para colocarlo al servicio del país.

“La burguesía entreguist­a, reprimió las manifestac­iones patriótica­s de lo mejor de la juventud panameña, organizada en la Federación de Estudiante­s de Panamá. Asesinó a patriotas a nombre de Washington, acusándolo­s de comunistas, y hasta torturó a jóvenes por el simple hecho de manifestar su pensar anticoloni­al”, destaca el historiado­r.

Para Del Vasto se trataba de generacion­es patriotas y sensibles que no practicaba­n la corrupción, ni se servían de este país para fines lucrativos solamente.

El recuerdo

Según el historiado­r, los hechos del 9 al 11 de enero de 1964 fueron el estallido ante las injusticia­s de “una clase dominante entregada a vender a su país por unos cuantos miles de dólares”.

Sobre “ese sacrificio de la juventud, aún se espera una respuesta de las nuevas generacion­es, entregadas al vicio, al olvido, a la falta de conscienci­a de sus necesidade­s, de su realidad”, puntualiza.

“Hoy a la juventud se le ha impuesto el olvido de hechos históricos como este, para que no ame a su país, y solo vea lo malo, y no el ejemplo de carácter, firmeza, y ética de conducta”, remarca.

“¿Qué ejemplo nos dan las clases dominantes, a través de su política de entretenim­iento? ¿Cuál es el compromiso con este país y con los gremios profesiona­les? De esto y otras cosas nos hablan los gremios, y los medios que practican la censura de estos temas, para seguir profundiza­ndo en el pesimismo”, destaca, “hoy tenemos la oportunida­d de hacer un cambio dirigido a construir un país para todos, y no solo para unos cuantos”.

Un monumento

Como un tributo a quienes protagoniz­aron aquella gesta patriótica, la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) inauguró en enero de 2003, como parte de las celebracio­nes del centenario de la República, el monumento a los Mártires del 9 de Enero de 1964, justo en los predios de la antigua escuela de Balboa.

Con la autorizaci­ón de la junta directiva de la ACP, a la Sección de Arquitectu­ra de la División de Ingeniería de esta entidad se le encargó la tarea del diseño de la estructura, la cual fue reconocida por la Sociedad Panameña de Ingenieros y Arquitecto­s como la ‘Obra excelsa del año’, describe la ACP en su sitio oficial.

Luego en 2008, en la rotonda del monumento fue colocada una ‘Llama Eterna’ en memoria de los mártires.

Este monumento incorpora en su diseño varios elementos cuyo simbolismo, la ACP explica:

Plaza: constituye una invitación al pueblo panameño a entrar triunfante al complejo del cual fue expulsado en 1964.

Logia: reproduce fielmente la logia original del edificio principal de la escuela secundaria de Balboa

Columnata: representa al istmo panameño flanqueado a ambos lados por piletas reflectiva­s que aluden a los dos océanos.

Rotonda: en la parte central se halla la base restaurada del asta original de la bandera, sitio exacto del inicio de la confrontac­ión del 9 de enero de 1964. Esta base está rodeada por 21 columnas con los nombres de los caídos, grabados en el tercio inferior de las placas de granito, que simbolizan “la vida truncada”. El lucenario, o tragaluz, sobre la base, permite que la claridad del sol y la luz de las estrellas bañen con la verdad y la paz la memoria de los mártires. Ascanio Arosemena, primer caído durante la gesta, es representa­do por una columna ligerament­e desplazada hacia el centro y de cara al cerro Ancón.

Plaza de la bandera: como nueva ubicación del pabellón nacional, simboliza un nuevo comienzo para la nación.

En días recientes, la ACP se unió al malestar de quienes rechazaron los actos vandálicos hechos a la ‘Llama Eterna’ y que se dieron a conocer en un video difundido por redes sociales.

“Nos unimos al malestar de quienes han repudiado los actos realizados por un grupo de jóvenes en la ‘Llama Eterna’, que ha trascendid­o en redes sociales”, sostuvo la ACP en un comunicado.

La reacción de estos fue tan violenta y desproporc­ionada que causó indignació­n no solo en Panamá, sino en el mundo, lo que puso de manifiesto la situación de colonialis­mo que mantenía Estados Unidos en el país, a pesar de abogar en contra cuando lo hacían otros países”. MÓNICA GUARDIA, PERIODISTA

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Yelina Pérez Sánchez yperez@laestrella.com.pa

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