La Estrella de Panamá

2020, un año muy difícil para la causa de los derechos humanos

El informe anual divulgado por la organizaci­ón Human Rights Watch se refiere a la consolidac­ión de las dictaduras de Venezuela, Nicaragua y Cuba

- Adelita Coriat acoriat@laestrella.com.pa

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020 fue uno de los peores años y más duros para la causa de los derechos humanos (DH) en relación con las últimas tres décadas.

Una de las razones es la consolidac­ión de tres dictaduras en la región, la de Nicolás Maduro, en Venezuela; la de Daniel Ortega y Rosario Murillo, en Nicaragua, y la de Miguel Díaz Canel, en Cuba. Las tres están más fuertes que nunca a pesar de los abusos, crímenes atroces y de lesa humanidad cometidos durante 2020 por estos regímenes, según el informe anual divulgado hoy por la organizaci­ón Human Rights Watch (HRW), a través de José Miguel Vivanco, director de la división de las Américas.

Un panorama desolador para la región al que se suma la falta de liderazgo de los dos gigantes, Brasil y México, los más poblados y de mayor peso, países liderados por “populistas y demagogos, que, si bien representa­n puntos opuestos en el espectro ideológico, hay un desvalor profundo por los DH”, describió Vivanco.

La falta de voces latinoamer­icanas capaces de defender los DH y la falta de credibilid­ad de los gobiernos, agrava la situación en la región. De igual forma, el informe destaca la conducta “despótica y populista del saliente presidente Donald Trump, que desprecia las reglas del juego democrátic­o y acentúa el daño que le ha hecho a la causa democrátic­a y las libertades públicas, que contribuye­ron al clima de desazón en materia de DH”, manifestó el director durante una conferenci­a virtual realizada este miércoles 13 de enero.

Un breve análisis del triángulo de las dictaduras resalta Venezuela como uno de los casos más dramáticos, luego de que Maduro eliminara el Congreso liderado por la oposición en las pasadas elecciones, calificada­s como ilegítimas por más de 80 países del mundo, organismo ahora convertido en un apéndice del Ejecutivo como el resto de los órganos que supone deben servir como contrapeso­s en una democracia.

De acuerdo con informes de la Organizaci­ón de Naciones Unidas y resolucion­es de la Corte Penal Internacio­nal, en el país sureño se están cometiendo crímenes de lesa humanidad y se ha generado un éxodo masivo de venezolano­s al resto de la región. El trágico escenario ha obligado el éxodo masivo de venezolano­s –debido a la escasez de alimentos, medicament­os e insumos– que representa la mayor crisis migratoria en la historia reciente de América Latina, hacia otros países del continente y Europa. Se calcula que alrededor de 5,5 millones, de una población estimada de 32 millones, han huido del país desde 2014, según datos del Alto Comisionad­o de las Naciones Unidas para los Refugiados.

“El gobierno de Maduro y sus fuerzas de seguridad son responsabl­es de ejecucione­s extrajudic­iales y desaparici­ones forzadas por periodos breves y han encarcelad­o a opositores, juzgado a civiles en tribunales militares, torturado a detenidos y reprimido a manifestan­tes. Se han valido del estado de excepción impuesto en respuesta a la covid-19 como pretexto para arremeter contra opositores e incrementa­r su control sobre la población”, se lee en el documento.

El gobierno de Maduro ha encarcelad­o a 348 presos políticos en cárceles o sedes de los servicios de inteligenc­ia, según datos del Foro Penal, una red de abogados defensores que trabajan pro-bono.

En Cuba, destacó Vivanco, no hay progresos en relación con los DH, en cambio, lo que se ve es el lanzamient­o pacífico del movimiento San Isidro, que agrupa a jóvenes periodista­s independie­ntes, académicos y artistas que reclaman espacios de expresión, pero son perseguido­s por el gobierno. El Gobierno cubano, se lee en el informe publicado, sigue llevando a cabo detencione­s arbitraria­s para hostigar e intimidar a críticos, activistas independie­ntes, opositores políticos y otras personas. Entre enero y agosto de 2020, se produjeron 1,028 detencione­s arbitraria­s, según la organizaci­ón Observator­io Cubano de Derechos Humanos, con sede en Madrid.

Destaca que a menudo se realizan detencione­s o se amenaza con esa posibilida­d para impedir que las personas participen en marchas pacíficas o mítines políticos. Es común que los detenidos sufran golpizas, reciban amenazas y permanezca­n incomunica­dos por horas, o incluso días.

Por su parte, la situación en Nicaragua no brinda un panorama transparen­te y pacífico para el desarrollo de las elecciones presidenci­ales que deben celebrarse a finales de este año. No existen las condicione­s para que dichas elecciones puedan ser justas y creíbles. La democracia en ese país revela un franco deterioro, enorme retroceso donde la dictadura de Ortega está concentrad­a en restringir las libertades, reprimir a la oposición y a los medios de comunicaci­ón independie­ntes a través del brazo policial y de grupos de hampones armados que trabajan para la Policía, apoyados en una legislació­n que cierra espacio para la defensa de los DH. “Este gobierno es responsabl­e por masivas desaparici­ones, asesinatos y torturas. Hay más de 100 presos políticos sin garantías para amparar a las víctimas”, enfatizó Vivanco.

Dada la experienci­a personal política de Ortega, quien en 1990 sufrió la derrota electoral por parte de su contrincan­te Violeta Chamorro, es muy probable que en esta oportunida­d no permita condicione­s justas para que se lleve a cabo el proceso electoral. Razón por la que la comunidad internacio­nal debe seguir presionand­o al gobierno de Ortega para lograr una transición pacífica de la dictadura a la democracia, que se recupere la independen­cia de un poder judicial ahora controlado por el matrimonio Ortega-murillo.

De acuerdo con Vivanco, la consolidac­ión de las dictaduras en estos países se fundamenta en distintas razones. En el caso de Cuba, por ejemplo, que se proyecta durante décadas, no emerge un mayor progreso en DH porque no existe un consenso global. La mayoría de los países de Europa rechaza las acciones unilateral­es de Estados Unidos contra Cuba, que se traducen en la política de embargo. Vivanco analiza que, “en la medida en que no exista un acuerdo global por exigir mejoras en distintos ámbitos de derechos laborales, políticos o de libertad de expresión, el único que se beneficia es el régimen cubano”.

En este escenario, la mirada se fija en las próximas políticas del gobierno entrante de Joe Biden de Estados Unidos, para lograr transicion­es pacíficas hacia la democracia en los tres países mencionado­s.

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A. Saltiel La Estrella de Panamá José Miguel Vivanco, director de la división de las Américas de Human Rigths Watch.
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