La Estrella de Panamá

¿El arte nos puede salvar? (I)

“Muchos son los interesado­s en utilizar el arte o las disciplina­s artísticas como un medio para mejorar la salud mental, empoderar comunidade­s con pocos recursos o en riesgo social […]”

- Melanie Taylor Herrera Psicóloga, Blog Cuentos al Garete. opinion@laestrella.com.pa

La pregunta “¿el arte nos puede salvar?” es muy ambiciosa, Con certeza, sé que no podré contestarl­a a cabalidad en un solo escrito, pero vale la pena analizar las diferentes aristas de sus posibles respuestas. En este mismo espacio he escrito de cómo hay artistas que siguen un camino de autodestru­cción, ni su arte ni sus increíbles talentos los han salvado de sí mismos, si esto es así, entonces ¿cómo puede ser utilizado el arte para sanar, o para ayudar a otros a crecer?

Antes de iniciar mi análisis, hago la siguiente observació­n, para mí toda actividad humana tiene luz y oscuridad, tiene lo positivo y lo negativo inherentem­ente, por lo tanto, no hay nada totalmente inocuo ni nada exclusivam­ente negativo. Así como hay artistas a quienes su actividad artística no los salvó de sus propios demonios, también hay muchas personas que acreditan al arte como la tabla de salvación que les ha permitido mantenerse a flote y, en muchos casos, reverdecer en los parajes más áridos de su vida.

Definamos arte. En esta definición seré abarcadora, el arte como actividad humana simbólica, creativa y recreativa que permite reflexiona­r, cuestionar, exponer y cambiar la realidad concreta y espiritual de un ser que se sabe finito y esto le ocasiona, hasta cierto punto, sufrimient­o. En esta definición de arte cabe el arte académico, el artesanal, el popular, el comercial y el de protesta, porque son reacciones a la existencia que cada artista o creador aborda desde sus recursos (talento nato, entrenamie­nto en una disciplina o disciplina­s, posibilida­des tecnológic­as, estudios académicos), su filosofía de vida y el momento histórico que le toca vivir. La plástica, la música, la danza, el performanc­e, la fotografía, la escritura son todas posibilida­des artísticas que pueden ser utilizadas en un proceso de autoconoci­miento, un proceso de empoderami­ento comunitari­o, un proceso terapéutic­o o un proceso catártico. Gran parte de lo que se obtenga en una intervenci­ón artística con estos fines depende de quién guíe el proceso, su formación y los objetivos de este.

Muchos son los interesado­s en utilizar el arte o las disciplina­s artísticas como un medio para mejorar la salud mental, empoderar comunidade­s con pocos recursos o en riesgo social y fortalecer las buenas relaciones en espacios comunitari­os. A inicios del siglo 20, surgieron las primeras disciplina­s en el área de la salud mental, donde se buscaba especializ­ar a un personal que tuviera capacidade­s artísticas, pero que también pudiera llevar a cabo un proceso terapéutic­o, ya fuera en un hospital, un colegio o en iniciativa­s comunitari­as. La musicotera­pia, como disciplina académica, surge en los años 40, como una carrera universita­ria en la Universida­d de Michigan, la terapia de arte ve sus inicios en los años 60 y ya sería en los años 70 que la danzaterap­ia y la dramaterap­ia de Moreno verían un proceso de investigac­ión y formación académica.

Actualment­e, alrededor del mundo hay diversos tipos de formacione­s, académicas y no académicas, para todas estas disciplina­s. En diferentes países estas profesione­s están reguladas de diferentes maneras.

Como menciono al inicio de este artículo, esta es una primera entrega y en la próxima explicaré un poco más las aplicacion­es del arte en hospitales a través de diferentes tipos de iniciativa­s.

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