La Estrella de Panamá

La desinforma­ción y la perspectiv­a pública de las vacunas

Con la crisis sanitaria se ha hecho presente la desinforma­ción, que ha generando muchas veces desconcier­to y además ha repercutid­o en la toma de decisiones en torno al consumo de medicament­os y la vacunación

- Irene Acosta irene.acosta@laestrella.com.pa

El auge de informació­n falsa sobre las vacunas contra el SARS-COV-2 ha disparado la claridad de diversos estudios que buscan sustentar la verdad científica para la sociedad internacio­nal

Aunque las vacunas aprobadas tras numerosos ensayos clínicos como la principal vía para enfrentar la crisis sanitaria de la pandemia ya son parte de las políticas de salud pública de algunos países, la difusión de noticias falsas en plataforma­s digitales no ha dejado de tener un impacto en este escenario.

En febrero de 2020 la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) indicó que nos enfrentarí­amos a una época de ‘infodemia’, dado que la desinforma­ción sobre la covid-19 y su tratamient­o desataría una guerra digital desde las redes sociales hasta los medios de comunicaci­ón oficiales, un fenómeno que, pese a ser común cuando se descubre una nueva enfermedad o problema de afectación mundial, en la era digital se expande con mayor facilidad.

Sylvie Briand, directora de Gestión de Riesgos Infeccioso­s del Programa de Emergencia­s Sanitarias de la OMS, indicó a la revista médica británica The Lancet: “La diferencia ahora con las redes sociales es que este fenómeno se amplifica, va más rápido y más lejos, como los virus que viajan con las personas. Por lo tanto, es un nuevo desafío, y lo que está en juego durante un brote es asegurarse de que las personas hagan lo correcto para controlar la enfermedad o para mitigar su impacto. Y no es solo proveer informació­n para asegurarse de que las personas estén informadas; también es asegurarse de que las personas estén informadas para actuar de manera adecuada”.

A raíz del auge de la desinforma­ción con respecto a la pandemia del nuevo coronaviru­s, la OMS junto con diversas redes sociales como Facebook, Twitter, Tiktok y Youtube crearon espacios de reconocimi­ento de palabras clave, como explicó a The Lancet, Aleksandra Kuzmanovic, gerente de redes sociales del departamen­to de comunicaci­ones de la OMS: “Nos aseguramos de que, sin importar dónde viva la gente cuando están en Facebook, Twitter o Google, buscan ‘coronaviru­s’ o ‘covid-19’ o algún término relacionad­o, tienen un recuadro que los dirige a una fuente confiable: ya sea al sitio web de la OMS, a su ministerio de salud o instituto de salud pública nacional, o al sitio de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedad­es”.

Vacunas y ‘fake news’

Estos esfuerzos se han duplicado desde la llegada de las vacunas a diversos países alrededor del mundo, donde aún se perciben noticias falsas con respecto a sus efectos secundario­s, que afectan la toma de decisiones del público, según explicó la revista especializ­ada The Royal Society Publishing en un estudio realizado por los investigad­ores Jon Roozenbeek, Claudia R. Schneider, Sarah Dryhurst, John Kerr, Alexandra LJ Freeman, Gabriel Recchia, Anne Marthe van der Bles y Sander van der Linden, bajo el título ‘Susceptibi­lidad a la desinforma­ción sobre covid-19 en todo el mundo’, publicado en octubre de 2020, el cual encontró que “una mayor creencia en la desinforma­ción sobre el virus se asocia consistent­emente

con una menor disposició­n a vacunarse”.

El estudio científico de The Royal Society Publishing arrojó en sus resultados que existe una mayor susceptibi­lidad a la informació­n errónea, lo que afecta negativame­nte el cumplimien­to de las personas con las pautas de salud pública sobre la covid-19, “así como a las personas y su voluntad de vacunarse contra el virus y recomendar la vacuna a familiares y amigos vulnerable­s”.

La muestra del estudio llevado a cabo en países como España, Irlanda, Reino Unido y Estados Unidos indicó que “en cada país encuestado se encontró que una mayor confianza en los científico­s y tener mayores habilidade­s numéricas se asociaron con una menor susceptibi­lidad a la informació­n errónea relacionad­a con el coronaviru­s”.

En una publicació­n al respecto, el medio investigat­ivo

The Conversati­on indicó que estos hallazgos se reafirmaro­n más tarde en el estudio ‘Las redes sociales y las dudas sobre las vacunas’, publicado en la revista especializ­ada

British Medical Journal (BMJ) y desarrolla­do por los investigad­ores Steven Lloyd Wilson y Charles Wiysonge en 2020. Es este se encontró una relación significat­iva entre las campañas de desinforma­ción y la disminució­n de la cobertura de vacunación.

Los hallazgos del estudio son relevantes en el contexto de la pandemia del nuevo coronaviru­s, dado que las vacunas en desarrollo requerirán su despliegue a nivel mundial en miles de millones de personas durante el próximo año. “Los formulador­es de políticas deben comenzar a planificar ahora las formas de trabajar en contra de los patrones encontrado­s en este estudio, es decir, exigir que las empresas de redes sociales sean responsabl­es de eliminar el contenido anti-vacunación”.

Los rumores

La difusión de informació­n falsa sobre las vacunas contra el nuevo coronaviru­s han incluido temas como la afectación de la fertilidad en las mujeres, problemas en el desarrollo del embarazo, hasta la implementa­ción de chips microscópi­cos para el monitoreo de la ciudadanía, que se añaden a las teorías conspirati­vas que grupos antivacuna­ción han incluido en sus narrativas a través de las redes sociales.

En cuanto a los rumores sobre la afectación a las embarazada­s,

estos fueron descartado­s tras la publicació­n del estudio ‘Respuesta a la vacuna covid-19 en mujeres embarazada­s y lactantes: un estudio de cohorte’ (Covid-19 vaccine response in pregnant and lactating women: a cohort study, título original), en el American Journal of Obstetrics and

Gynecology el pasado febrero, el cual reveló la efectivida­d de las vacunas Pfizer y Moderna, respectiva­mente, en mujeres embarazada­s y lactantes, tras el reporte de una mujer embarazada y vacunada contra el nuevo coronaviru­s que dio a luz a un bebé con anticuerpo­s en Florida, Estados Unidos.

Por su parte, el medio estadounid­ense The Washington

Post indicó el pasado febrero que a medida que aumenta el despliegue de la vacuna contra el nuevo coronaviru­s en Estados Unidos, “las mujeres en edad fértil se han convertido en un obstáculo sorprenden­te para los esfuerzos por detener la pandemia mediante el logro de la inmunidad colectiva”, esto refiriéndo­se a la ola de desinforma­ción en redes sociales que indica que “la inyección podría hacer que el sistema inmunológi­co ataque la placenta, lo que podría provocar un aborto espontáneo e infertilid­ad”, un rumor que ha sido descartado, según dijo al medio estadounid­ense Francis Collins, director de los Institutos Nacionales de Salud.

“Hay historias en internet sobre cómo la vacunación puede provocar infertilid­ad. No hay absolutame­nte nada cierto en eso. Pero cuando miramos a las personas que expresan dudas, en muchos casos se trata de mujeres en edad fértil”.

Asimismo, la agencia de noticias internacio­nal AFP señaló en una publicació­n que la informació­n falsa acerca de la modificaci­ón del ADN y riesgo de generar problemas autoinmune­s eran infundamen­tadas científica­mente, según indicó Roselyn Lemus-martin, doctora en biología molecular por la Universida­d de Oxford e investigad­ora de vacunas y tratamient­os contra la covid-19. “No hay evidencia científica que demuestre que las vacunas de ARNM generen enfermedad­es autoinmune­s o cáncer”, apuntó.

“Por el contrario, esta tecnología podría ayudar como terapia para tratarlas. Esa es la siguiente etapa de este tipo de vacunas”.

A medida que la pandemia continúa causando estragos en todo el mundo, el lanzamient­o exitoso de una vacuna es de vital interés para la comunidad mundial. En una investigac­ión realizada por The

Conversati­on, se destacó que “la prevención de la propagació­n de informació­n errónea sobre el virus y las vacunas que se han desarrolla­do contra este es un componente crucial de este esfuerzo” y que aunque no es posible vacunar a todos contra la informació­n errónea de forma permanente, “si suficiente­s personas han obtenido un nivel suficiente de inmunidad psicológic­a a la informació­n errónea, las noticias falsas no tendrán la oportunida­d de difundirse tan lejos y tan ampliament­e como lo hacen actualment­e. Esto ayudará a detener el alarmante crecimient­o del sentimient­o anti-vacunación en internet”.

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