La Estrella de Panamá

Los triunfos que no evitaron las críticas a la Selección

En los dos primeros partidos clasificat­orios la Selección logró los seis puntos, pero hay alarmas

- Álvaro Sarmiento M. colaborado­res@laestrella.com.pa

Ante Barbados el jueves y de Dominica, el domingo, la Selección tenía que sumar seis puntos y los consiguió, pero también tenía que proyectar, con un fútbol dinámico, sereno y eficaz ante los caribeños, que empezaba a consolidar­se en su nuevo proceso, y no lo consiguió.

La ola de insatisfac­ción y críticas que se formó después del trabajoso triunfo 1-0 ante Barbados, no decreció con la también dificultos­a victoria 2-1 sobre Dominica, y segurament­e su eco va a acompañar el ambiente de la Selección hasta la próxima jornada, cuando enfrente el 6 de junio a Anguila y el 8 de junio a República Dominicana, el rival llamado a ser el gran escollo a superar en esta fase.

Pero..., ¿estuvo tan bajo el rendimient­o de la Selección para llenarse de pesimismo frente a las perspectiv­as de avanzar? No, definitiva­mente que no, pero tampoco dio espacio para ilusionars­e de antemano con un pase de ronda firme y a buena marcha. Los motivos son varios y de ellos, por más que se señale el rendimient­o de algunos jugadores, tampoco sale completame­nte ileso el técnico danés Thomas Christians­en.

La alineación inicial

Christians­en dio muestras del desconocim­iento real, no teórico, que tiene del fútbol del área de la Concacaf cuando presentó para abrir el partido a Godoy, Ayarza y Carrasquil­la, dejando arriba como delantero neto a Gaby Torres. Por más que Bárcenas y Rodríguez le sumen caracterís­ticas ofensivas al conjunto, sin desmeritar su aporte, lo cierto es que su cuota de gol es de vez en cuando; los dos no son clásicos delanteros ni goleadores regulares.

Ambos partidos se presentaba­n, por las caracterís­ticas de los rivales, para jugarles con dos delanteros netos. Gaby acusó la falta de un compañero de área para alimentarl­o en sus corridas o para asociarse con él en los metros finales de cara a la portería.

Los sacrificad­os al medio tiempo fueron Ayarza y Carrasquil­la, señalados indirectam­ente como obstáculos para que el equipo tuviera claridad. Al no haber comenzado únicamente con una dupla, Godoy-ayarza (el estandarte hasta ese momento del nuevo ciclo), Godoy-carrasquil­la o Carrasquil­la-ayarza (si se quiere), al formar un tridente con cuota de recuperaci­ón la confusión fue tal, que el “Coco” terminó enredado cumpliendo roles que le correspond­ían a Ayarza, y este desenchufa­do de su función habitual. Había que entender que por jerarquía mundialist­a y experienci­a enfrentand­o a seleccione­s caribeñas, Godoy era vital, por ello fue eje del medio campo y una de las figuras del partido. Y como planteaba antes del partido el exseleccio­nado nacional Pércibal Piggott, Godoy debía ser el ancla haciendo dupla con un designado más para cumplir el rol.

A los 65’ se va a las gradas Torres y entra a Catuy; seis minutos más tarde se entiende que necesitan dos delanteros para buscar desequilib­rar el marcador y se incluye a Fajardo. A los 85’ se encontrará el gol en la cabeza de Catuy para el 1-0 definitivo.

Es cierto que Panamá generó y propició más oportunida­des de gol en relación al rival, aunque en el fútbol no se trata solo de tener más posesión y generar mayores oportunida­des de anotar, sino de conseguir que el balón termine en el fondo de las redes del rival. La posesión del balón debe allanar o facilitar el camino al gol, dicen los expertos.

Además, cuando el equipo está desorienta­do en el campo, con los jugadores desesperad­amente tratando de resolver individual­mente, desde el banco del cuerpo técnico se espera que les llegue un mensaje con serenidad. El técnico dio la impresión, por momentos, de que lo superaba la ansiedad.

Un segundo triunfo sin despejar dudas

En el segundo encuentro frente a Dominica se partió con tres variantes de entrada, de lo que había sido la alineación inicial ante Barbados. Incomprens­iblemente, después de lo visto en el primer partido y de los golpes de pecho postpartid­o, el equipo se plantó nuevamente con un solo delantero: el cambio de ficha por ficha fue esta vez de Catuy de inicialist­a y Torres en el banco. Había quedado claro ante Barbados que con dos delanteros (Catuy y Fajardo) en el campo de juego, Panamá había ganado poder ofensivo y resuelto un encuentro encaminado a irse a las duchas con un amargo 0-0.

La lesión de José Luis Rodríguez a los 24’ obligó a un cambio y se entendió que tenían que estar dos delanteros netos para presionar más la defensa rival, la cual se agrupaba bien en el fondo, pero a veces eran muy básicos a la hora de armar el contraataq­ue. La entrada de Fajardo demostró, en los dos partidos, que llegaba en buena forma.

A los 28’, el autogol de Briel Thomas supuso un respiro en un encuentro que se presentaba indescifra­ble, porque el rendimient­o en el medio campo respondía a la maniobra individual más que al acoplamien­to colectivo para proporcion­ar espacios y alimentar con balones claros a los delanteros.

Se sintió por momentos que al equipo le costaba desarrolla­r el método de juego europeo que se le había inculcado cumplir en el terreno. En lugar de ser una hoja de ruta para encaminar el partido, pareció por momentos que para algunos jugadores dicho método era una camisa de fuerza que les restaba iniciativa para adueñarse efectivame­nte del juego, al mecanizar movimiento­s que no encajaban para la respuesta adecuada al tipo de fútbol caribeño que se presentaba en el campo.

Jugadores de cuyo talento no se tiene que desconfiar porque tienen un rendimient­o demostrado en Europa, en las ligas de Concacaf, en el torneo local, que han jugado entre ellos, se conocen y saben cómo se desempeña cada cual, parecieron desconocid­os. Con velocidad y buenas condicione­s físicas para los 90 minutos de juego, pero con mermada capacidad de amague, de engaño, de habilidad y astucia para con inteligenc­ia solucionar los problemas que presentaro­n estas dos modestas seleccione­s.

La salida de Godoy a los 64’ con el partido 1-0 implicaba que se abrieran ciertos espacios de contención del rival en el medio campo. Carrasquil­la le dio esta vez movilidad al medio campo con lanzamient­os que llegaban a sus compañeros, pero también con sus desplazami­entos de lado a lado dejaba espacios para que Dominica intentara colarse por uno de ellos. El disparo impecable, con escasa obstrucció­n, de Aude Laville desde fuera del área a los 83’, que se convirtió en el empate transitori­o fue un pase de factura por ello. Afortunada­mente un envío de Carrasquil­la enmendó el rumbo del partido, encontrand­o atento a Fajardo y anotando el 2-1.

¿Se encontró el equipo base?

Se pensaba que al concluir esta primera jornada se iba a estar compartien­do en puntos el liderato del grupo con República Dominicana y superando o igualándol­os en el gol diferencia, el cual al final pudiese incidir si se mantuviera la igualdad en puntos. Por ahora se comparte la igualdad de puntos

(6), aunque los dominicano­s están arriba por mejor gol diferencia; una circunstan­cia que puede ser solo transitori­a si se logra vencer en el próximo partido a Anguila por 6 goles o más y sin encajar anotacione­s.

Anguila es un rival accesible, pero no hay que olvidar que los partidos se ganan cuando se juegan y se demuestra la superiorid­ad en el resultado, no en las estadístic­as generales, y Panamá a veces suele atragantar­se con goleadas que se cocinan antes del partido.

Mirando sin apasionami­ento los jugadores que integran la Selección, es un buen grupo y con capacidad para superar esta fase desde lo conceptual, en ello tiene razón Christians­en. La realidad dará la última palabra. Aunque una de las mayores preocupaci­ones que ha quedado instalada en el ambiente futbolísti­co es que no se ha dado en la tecla para tener ya un plantel base. Después de cinco partidos amistosos y dos encuentros oficiales, a esa altura en las anteriores eliminator­ias, el panorama era más claro.

Los 10 cambios realizados en los dos partidos, cinco en cada encuentro, no ayudan muy a pesar de que se argumente que la cantidad de cambios permitidos está para utilizarse. Si se mira en términos generales, en los dos encuentros realizados solo cuatro jugadores fueron inamovible­s en los 180 minutos: Mosquera, Cummings, Davis y Bárcenas. De ellos, Mosquera quedó como una incógnita en la portería porque lo exigieron muy poco y cometió un error garrafal en el primer partido contra Barbados, que ante un equipo menos inocente hubiese sido un gol cantado.

Pero sería injusto igualmente cortarle el crédito desde ya a la Selección o contribuir a enrarecer el ambiente. Christians­en tiene la formación, las herramient­as y ¡ojalá! la capacidad de visión para ser autocrític­o entendiend­o perfectame­nte el fútbol de la región y encontrand­o las soluciones adecuadas. Lo que no se puede perder en el ámbito deportivo es la exposición a las críticas con fundamento, la condescend­encia ciega con la Selección no es saludable.

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 ??  ?? Catuy ante Barbados y Fajardo frente a Dominica, protagonis­tas de dos goles claves cuando los partidos entraban en su último tramo.
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Catuy ante Barbados y Fajardo frente a Dominica, protagonis­tas de dos goles claves cuando los partidos entraban en su último tramo. FEPAFUT
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Desde el banco del cuerpo técnico se esperaba que les llegara a los jugadores un mensaje con serenidad; Christians­en dio la impresión, por momentos, de que lo superaba la ansiedad.
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