Constituyente o ‘destituyente’
Los países tienen derecho a cansarse, manifestar su malestar y expresarse en los medios o en las calles. Se ha hecho en el pasado y se hará siempre… En estos días ha surgido la “urgente” necesidad de llamar a una constituyente paralela y los críticos del llamado cuestionan la convocatoria, aduciendo que lo que se debe es llamar a una constituyente originaria. Pero al margen de la constituyente, sea paralela u originaria, el tema está planteado y es posible que llegue a puerto, más con la decisión del Tribunal Electoral que autoriza la sumatoria de firmas entre los grupos que convocan. El asunto está en que ninguno de los grupos ha propuesto el nuevo país que quieren y esto equivale a decir que convocan al pueblo a derribar la casa, pero no tienen un plano de la casa o edificio que desean construir. Que su plan es solo tumbar la casa. Es por eso que algunos plantean que, más que una convocatoria a una constituyente, lo que se ha convocado es un proceso “destituyente”, con lo que se minan las bases del Gobierno de turno que les ganó en las elecciones pasadas. Y no faltan en tener razón en este argumento, porque lo que hay es un “golpe suave”, como lo describió un veterano político. No obstante, abierto este portillo, lo que es necesario es plantear ese país que queremos, dibujarlo y en base a ese modelo de país, convocar a la constituyente. Este llamado tiene que ser sin exclusión, con participación de todos los sectores, porque lo que se juega es el futuro de Panamá. En lugar de descarrilar el país, enderezamos su rumbo. ¡Así de simple!