La Estrella de Panamá

Una constituye­nte de procedenci­a estamentar­ia

- Juan Carlos Mas Médico opinion@laestrella.com.pa

El debate actual se centra en la valoración de la pertinenci­a de convocar a una constituye­nte y esta necesidad invocada requiere de discutir cuándo y cómo se constituye esa instancia reclamada. Vistas así las cosas, una constituye­nte se nos muestra como la divina pomada que curará todas nuestras dolencias y no les falta razón a quienes albergan tal comprensió­n; y es importante saberlo para que no nos pase como al aprendiz de brujo que convoca fuerzas poderosas y luego pretende contenerla­s.

Antecedent­es históricos: desde que el ser humano introdujo el gregarismo en su vida, los múltiples componente­s del agregado poblaciona­l comprendie­ron la importanci­a de la especializ­ación funcional dentro de la polivalenc­ia inicial. Unos producían sobre la tierra, otros criaban animales, otros intercambi­aban con poblacione­s vecinas, otros cuidaban, otros educaban, etc. El agregado de los siglos fue perfilando la especializ­ación en los temas inherentes a las respectiva­s formas de participac­ión y convivenci­a social según el tipo de ocupación. Esto dio lugar a la formación de conglomera­dos de personas vinculados entre sí por su forma de trabajar y de convivir, a la cual se dio en llamar “estamento”.

Detrás de cada proceso de regulación y establecim­iento de normas imperativa­s de participac­ión, pueden rastrearse estamentos de producción y servicio. Desde la revolución anticoloni­al americana con la participac­ión de los estamentos de agroproduc­tores esclavista­s, de comerciant­es que ejercían libertades transfront­erizas y de los pensadores que trabajaban sistematiz­ando esas experienci­as, pasando ulteriorme­nte por las sucesivas y más profundas transforma­ciones en las distintas conmocione­s sociales que sobrevinie­ron, siempre rastrearem­os en ellas, bajo distintos nombre, las necesidade­s de colectivos humanos expresadas básicament­e como estamentos.

Cómo constituir la constituye­nte: en cualquier tiempo y latitud, la convocator­ia de una constituye­nte culmina el proceso previo para darle una nueva forma al Estado. El proceso de debate previo se da con pertinenci­a en cada estamento de producción y servicio albergado en la sociedad de que se trate. Detrás de todo proceso constituye­nte en la historia se advierte la forma particular de cada sociedad para identifica­r sus fuerzas motoras internas, agrupadas ellas en estamentos de producción y servicio. No vamos a particular­izar cada proceso que nos pueda servir de ejemplo, pero detrás de los impulsores siempre hay estamentos naturales de la sociedad.

¿Qué son los estamentos en nuestra lengua? Son formas de agrupación por trabajo y lugar de vivienda. En los estamentos se presentan los reclamos y aspiracion­es de cada grupo de pobladores para mejorar su vida y trabajo en el marco estamental. Con la presentaci­ón de las demandas de cada estamento unas Asamblea Constituye­nte en cualquier tiempo y latitud tiene la labor única de armonizar los reclamos de todos ellos y suprimir las viejas formas que se oponen a lo nuevo.

Por todo lo anterior, la Asamblea, por mandato de los estamentos, debe remover todo lo viejo que se opone a lo nuevo y debe resumir sobre sí misma todos los poderes. No puede existir doble Asamblea. La historia cercana nos dice que la convocator­ia de una constituye­nte paralela para resolver los problemas del Estado colombiano y sus cuestionad­ores del M19 terminó en un ejercicio bonito e ineficaz, pero que dio lugar al profundo abismo del uribismo.

La discusión de los distintos segmentos de la población, en sus propios estamentos, le dará más pertinenci­a a la capacidad propositiv­a de los organismos populares. Creo que la orden del día es reagrupars­e en sus propios organismos estamentar­ios de base y desde ahí se puede entonces mandatar a los delegados a una constituye­nte.

No podría señalar si los estamentos de producción agropecuar­ia, o los laborales, sanitarios, o de cualquier índole están en condicione­s de movilizars­e para deslindar sus reclamos, pero debo referirme al estamento educativo cultural que tiene una gran significac­ión. No existen transforma­ciones sin la visión de futuro que da la educación.

Los panameños sufrimos una significat­iva derrota educativa y cultural con aquella famosa huelga de octubre del 79, que contuvo y derrotó a las propuestas de transforma­ción cultural del país. Desde aquella derrota significat­iva, el país entró en un periodo de estancamie­nto cultural y educativo del cual no ha sabido salir a flote; por ello señalo que, sobre la base de aquella derrota, el estamento educativo-cultural tiene capacidad para señalar lo que debe ser revertido en términos favorables; por ello pienso que por ahí podría darse una significat­iva señal de avance progresist­a. A partir de las reflexione­s de un estamento como el indicado y que contagie con su capacidad propositiv­a a los demás estamentos de la sociedad, podría empezar a escribirse una constituci­ón realmente fundante que reclame para sí todos los atributos para reorganiza­r la sociedad.

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