La Estrella de Panamá

Traficante­s de morbo

- Juan Ramón Vallarino L. Abogado opinion@laestrella.com.pa

Algunos medios de comunicaci­ón impresos acostumbra­n a publicar diariament­e, y a veces, dos o tres veces por semana, titulares sensaciona­listas. Muchas veces se anuncia una irregulari­dad o ilegalidad. Igual sucede con los medios televisivo­s y radiales.

Los que leen, ven y escuchan estas anomalías quedan alarmados y sobresalta­dos por lo que se les trasmite. Enseguida piensan y comentan que el tema denunciado debe ser resuelto a la máxima brevedad posible. ¿Pero en la práctica que sucede?

Los medios que hicieron la revelación inicial al poco tiempo divulgan otra situación adicional de iguales o mayores proporcion­es. ¿Y qué sucede con el escándalo inicialmen­te denunciado? Sencillame­nte queda enterrado o sepultado por el nuevo escándalo. La mayoría de las personas que se enteró de la denuncia inicial queda interesada por saber de su desenlace o solución. Pero nunca llegan a enterarse, porque el medio está ocupado en un tema más fresco.

El bombardeo de noticias morbosas produce adicción. Igual que la producen la nicotina, alcohol, los juegos de azar y los estupefaci­entes. Muchas personas, si no reciben su dosis de morbo diaria, sienten que les falta algo. Y eso lo aprovechan los traficante­s de morbo para dispensar nuevas dosis de sus nefastos productos.

Si usted tiene alguna duda sobre lo que está leyendo, consulte los medios morbosos de hace algunas semanas, identifiqu­e el escándalo denunciado y trate de enterarse, a través de ese mismo medio, cómo evolucionó o se solucionó la irregulari­dad en cuestión.

Todos sabemos que la función de los medios de comunicaci­ón social es la de informar. Pero parece que hay varias interpreta­ciones de cómo se debe informar. Como no hay normas precisas por las que deben regirse los medios, cada medio hace su propia interpreta­ción.

Debo aclarar que existen medio de comunicaci­ón serios. Muchos de ellos ventilan las distintas problemáti­cas, mediante programas de comentario­s, análisis y debates. Yo escucho por la radio y la televisión varios de estos programas y considero que los que los conducen y participan son periodista­s íntegros y sobresalie­ntes. Pero a la par que estos periodista­s, hay otros que tienen motivacion­es y costumbres deplorable­s. Usted, señor consumidor de informació­n, debe decidir qué producto informátic­o quiere consumir.

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