La Estrella de Panamá

Siete hábitos de las personas altamente disciplina­das

Pocas personas pueden llamarse a sí mismas “disciplina­das”, su estilo de vida no les permite avanzar. Por mucho tiempo han estado enfocadas en lo que quieren lograr en vez de construir el puente que los llevará al otro lado

- Juan Churión colaborado­res@laestrella.com.pa

Ser disciplina­do no es una meta a alcanzar, sino una habilidad a desarrolla­r. Nunca llegaremos a un destino, siempre estaremos en el proceso.

Hábitos, esa es la palabra mágica para abandonar la pereza, darle la bienvenida a la consistenc­ia y convertirn­os en personas que no solo hablan sobre su próximo proyecto, sino que lo llevan a cabo.

Estos son los siete hábitos de las personas que han cultivado la disciplina en su vida:

Escriben su meta principal todos los días:

Muchas de nuestras decisiones están siendo tomadas por nuestro subconscie­nte, el chofer en nuestro cerebro. Escribir nuestra meta a diario es la manera como le comunicamo­s: “Voy a este lugar”. Quien no escribe sus metas usualmente es presa de la distracció­n, termina en cualquier lado excepto donde quería.

Limitan su tiempo en redes sociales:

La disciplina no depende de la dopamina para subsistir. Es muy raro ver a alguien comprometi­do con algo revisando su teléfono cada 10 minutos para revisar el conteo de likes de su última publicació­n.

Se hacen inaccesibl­es por bloques de tiempo establecid­os:

Si las personas cercanas a ti saben que te pueden llamar, escribir o visitar a cualquier hora porque siempre vas a atenderles hay un problema. La disciplina requiere enfoque y este es celoso con el tiempo que le dedicas a los demás.

Son consciente­s de sus debilidade­s:

Digamos que tu meta principal es perder peso, pero traes en tu equipaje cierta adicción por el chocolate. Una persona consciente de esto, no se permite tener frascos de Nutella en su casa u oficina. Sabe que pasará el resto del día tomando “solo un poco”. No podremos alcanzar nuestro destino si nos creemos más fuertes de lo que somos.

Se involucran en los grupos correctos:

Somos el resultado de las cinco personas con quienes pasamos la mayor parte de nuestro tiempo. La razón principal por la cual la mayoría nunca logra desarrolla­r la disciplina, es por el grupo de amigos en el que están involucrad­os. Si tu grupo vive una vida desinteres­ada, despreocup­ada y sin ningún tipo de metas, pronto terminarás abandonand­o todo.

Meditan 5–10 minutos al día:

La manera más rápida de acercarnos a lo que queremos, es detenernos para revisar las señales: ¿Estoy en el camino correcto? ¿Aún me interesa? ¿Por qué quiero lo que quiero? Una mente tranquila puede responder a estas preguntas con mayor claridad.

Se comen al elefante por pedazos:

En lugar de perseguir el objetivo de ser un autor publicado, se dicen a ellos mismos: “Hoy escribiré cinco páginas”. Eventualme­nte, el resultado será un libro del cual se sientan orgullosos. De nada sirve tener una meta grande si no nos movemos diariament­e hacia ella.

Pocas personas pueden llamarse a sí mismas “disciplina­das”, su estilo de vida no les permite avanzar. Por mucho tiempo han estado enfocadas en lo que quieren lograr en vez de construir el puente que los llevará al otro lado. Un puente llamado hábitos.

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De nada sirve tener una meta grande si no nos movemos diariament­e hacia ella. Shuttersto­ck

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