La chispa del hastío cuando no hay justicia
“El asunto no solo es contra el Ejecutivo, hay un hastío contra todo el sistema, eso incluye el Judicial, que no ha hecho su trabajo de impartir justicia […]”
Para nadie debe ser una sorpresa los resultados del informe de derechos humanos del Departamento de Estado de los Estados Unidos sobre el sistema de justicia en Panamá, presentado la semana pasada. Tal como reportó la periodista Marlene Testa de La Estrella de Panamá, el informe deja claro las “debilidades del sistema de justicia”. El resumen de Testa señala, entre otras cosas, que: “El documento enumera una serie de malos manejos en la administración de los procesos que comprometen el derecho a la justicia. La mayoría de las denuncias sobre manipulación del sistema de justicia estuvieron relacionadas a dos expresidentes (Ricardo Martinelli y Juan Carlos Varela), que están bajo investigaciones de corrupción, lavado de dinero y malversación de fondos”. En términos concretos y visto de manera holística: “La justicia panameña es vulnerable a la corrupción. Además, presenta obstáculos burocráticos y, encima, es ineficiente”.
No sé qué valor hay en que nos digan lo que ya sabemos. Tal vez, y solo tal vez, ese documento tiene la intención de mandar un mensaje a los involucrados para que vayan poniendo sus “bardas en remojo”. Tal vez, la condena a cadena perpetua de Tony Hernández, hermano del presidente de Honduras, Juan Hernández, también ocurrida la semana pasada, sea igualmente un mensaje a los que no se adhieren a la obligación de combatir la corrupción y se involucran para facilitarlo desde las posiciones de influencia que ocupan.
Es vergonzoso seguir esperando que de afuera venga a resolver un problema que no hemos sido capaces de atender y que, como sabemos, es el catalizador de los otros males sociales y de desarrollo que sufre la sociedad.
Pero aquí podemos asumir que los que operan dentro del sistema de justicia panameño, se la “están rifando” (como diría el presidente Cortizo), ante la posibilidad de ser señalados por algún organismo externo, llámese Departamento de Estado estadounidense, como en el caso en mención, a fin de lograr atractivos beneficios personales, versus terminar condenados allá en una cárcel federal. Creo que el fastidio ciudadano es un punto ciego que no están considerando.
Les echo un cuento: El 17 de diciembre de 2010, unos inspectores de mercado, en Sidi Salah, un pequeño pueblo cerca de la ciudad central tunecina de Sidi Bouzid, le confiscaron a un vendedor ambulante tunecino, de nombre Mohamed Bouazizi, algunas de las mercancías que llevaba, alegando que carecía del permiso necesario (al parecer querían una coima para dejarlo en paz). Testigos señalaron que Bouazizi fue humillado públicamente por una agente de policía que lo abofeteó. Enfurecido, el vendedor fue a la Gobernación local para quejarse, pero se le negó una audiencia con el gobernador. Sin poder apelar a la justicia, más tarde ese día Bouazizi se inmoló afuera de la oficina del gobernador.
Según las narraciones, este acontecimiento contra el vendedor ambulante por los funcionarios se convirtió rápidamente en un punto focal para la ira del pueblo. Cuando Bouazizi murió de sus heridas el 4 de enero de 2011, ya las protestas se habían extendido por Túnez y los grupos de oposición habían comenzado a exigir la eliminación del régimen corrupto y autoritario de presidente Zine al-abidine Ben Ali, en el poder por casi 24 años. “Los intentos del régimen de usar la fuerza para reprimir las protestas provocaron críticas internacionalesy el régimen no aplacó a la oposición con sus ofertas de concesiones. El 14 de enero, Ben Ali fue obligado a renunciar y abandonar Túnez mientras los manifestantes marchaban, muchos de los cuales portaban letreros y pancartas con la imagen de Bouazizi”. Este hecho fue considerado por algunos expertos como la chispa que inició la famosa Primavera Árabe.
Tomen nota: casi a diario una comunidad bloquea una calle o avenida para protestar por alguna desavenencia: falta de agua, apoyo por los devastadores efectos de la pandemia, etc. La inusual, pero efectiva protesta del sector músico-cultural en la provincia de Los Santos, llamó mucho la atención a nivel nacional. El asunto no solo es contra el Ejecutivo, hay un hastío contra todo el sistema, eso incluye el Judicial, que no ha hecho su trabajo de impartir justicia, y probablemente, antes de que sean señalados en EUA, puede que el hastío provoque reparaciones forzadas. El lado aparentemente ciego, puede ser igual de fatal que una condena a cadena perpetua.