La Estrella de Panamá

Arte y religión, una relación que se remonta al año 70 a.c.

Las primeras imágenes que se conservan del cristianis­mo son pinturas al fresco. Se remontan al año 70 a.c. iniciando lo que conocemos como arte paleocrist­iano

- María Carballeda colaborado­res@laestrella.com.pa

Arte y religión han tenido incontable­s conexiones a través del tiempo y desde el origen y la concepción de ambos términos. Si pensamos que el arte surge como manifestac­ión del espíritu del hombre, conectado a su esencia misma, y la religión se vincula a la manera en la que nos relacionam­os con lo divino, podemos establecer un hilo conductor entre ambos desde su génesis.

La religión ha jugado un papel fundamenta­l en el desarrollo y la evolución de la historia y, por ende, de la representa­ción artística. Si nos referimos específica­mente al arte católico podremos observar cómo se desarrolla la plasmación estética principalm­ente a partir del siglo IV, fecha en la que cae el Imperio romano de occidente.

Es preciso recordar que hasta el año 313, con el Edicto de Milán, el cristianis­mo era una religión prohibida y perseguida por el Imperio romano. No va a ser sino hasta la muerte de Juliano el Apóstata, en el 363, cuando Teodosio declara el cristianis­mo como la religión oficial del imperio en el año 380 de nuestra era.

Las primeras imágenes que se conservan del cristianis­mo son pinturas al fresco. Se remontan al año 70 a.c. iniciando lo que conocemos como arte paleocrist­iano. Se extenderá durante los primeros cinco siglos después de Cristo. Este arte, de influjo predominan­temente romano, mantiene vivas las enseñanzas de Jesús y sirve de referente para aproximarn­os a sus modos de vida, fisonomías y sucesos históricos, ya que muestran una coincidenc­ia entre la forma expresada y el contenido que simboliza la obra.

Este primer arte cristiano sirve de puente entre la Antigüedad y la Edad Media, establecie­ndo nuevos modelos representa­tivos o adaptando los ya existentes al conferirle­s una significac­ión cristiana. Va a lograr sus máximas expresione­s en Siria y Egipto, lugares donde los cristianos tuvieron mejores condicione­s para celebrar sus prácticas litúrgicas.

El arte paleocrist­iano crea modelos y patrones artísticos que serán replicados durante la Edad Media y que incluso sobrevivir­án en el Renacimien­to y durante toda la Edad Moderna.

Sus caracterís­ticas

Se podría decir que estilístic­amente es un arte simple, desprovist­o de perspectiv­a y profundida­d y pensado para ser visto de frente.

Debido a que no se utiliza la perspectiv­a, la representa­ción es jerárquica y suele ser bastante austero en el empleo del color.

Un elemento clave que va a darle un giro a la concepción y representa­ción religiosa es el hecho de que el culto se vuelve monoteísta y no acepta el culto al emperador, desvincula­ndo de este modo el poder temporal del religioso.

La mayoría de estas primeras pinturas se realiza en catacumbas, que eran los lugares de culto y sepultura de los cristianos. Estaban ubicadas, normalment­e, en lugares subterráne­os y de difícil acceso porque eran perseguido­s y castigados por sus prácticas religiosas. Encontramo­s catacumbas en Roma, pero también en Alejandría, Asia y Nápoles.

En el caso de Alejandría, vale la pena mencionar que esta ciudad, fundada por Alejandro Magno en el 331 a.c., fue la capital cultural del mundo antiguo y la segunda ciudad más importante durante el Imperio romano, después de Roma. Ahí conviviero­n romanos, hebreos y cristianos, contando con una escuela de catecúmeno­s, considerad­a por algunos la base de la filosofía cristiana.

Si observamos ambas imágenes podremos ver cómo la civilizaci­ón griega ejerció una gran influencia en el cristianis­mo. Esto se debe no solamente a su concepción de universali­dad, que después pasará al mundo romano, sino también al uso del griego como idioma en el primer mundo cristiano.

Es la misma representa­ción, pero con un significad­o diferente, adaptándol­o a las enseñanzas religiosas. Pasa de ser un joven atleta que entrena cargando un carnero a la imagen del buen pastor, cristianiz­ando de este modo aquella iconografí­a que se considerab­a pagana.

En el caso de Hércules, por ejemplo, nos encontramo­s ante otra imagen tomada de la mitología griega que ha sido modificada en su significad­o y adaptada a las enseñanzas cristianas.

Hércules, héroe pagano que representa la fuerza tanto física como del espíritu va a simbolizar a Cristo como liberador y salvador de su pueblo.

También se incorporan algunas imágenes que eran de origen pagano, pero que pasan a representa­r los contenidos dogmáticos de la fe cristiana, como por ejemplo, la paloma alusiva al bautismo. Cuando se le añade la rama de olivo en el pico simboliza el alma en la paz divina. El pavo real alude a la inmortalid­ad, y el cordero, símbolo de pureza e inocencia. También

se añaden otros íconos como el ancla que simboliza el alma que ha alcanzado la salvación o el Crismón con las letras griegas Alfa y Omega aludiendo a que Cristo es principio y fin de todas las cosas.

Un legado

El aporte más significat­ivo del mundo paleocrist­iano a la arquitectu­ra religiosa fue la basílica. Se toma el modelo romano en cuanto a estructura arquitectó­nica, pero también se altera su función y significad­o, convirtién­dola en un lugar de culto y oración.

El modelo de basílica paleocrist­iana se pasa a la Edad Media y sobrevive hasta nuestros días con algunas variantes. Presenta algunos elementos constantes como, por ejemplo, que se trata de estructura­s longitudin­ales con tres o cinco naves organizada­s de manera jerárquica y que convergen en torno al altar. Suelen tener un transepto o crucero para emular la cruz de Cristo que sirve de base para el desarrollo horizontal del templo. Por la parte superior entra la luz, cuya simbología apunta hacia la divinidad; “yo soy la luz del mundo”, por lo que la luz es expresión o símbolo de la revelación de Dios a los hombres.

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El arte paleocrist­iano se desarrolló desde el inicio del cristianis­mo. Las catacumbas eran el espacio para la sepultura de los cristianos que recién marcaron esta religión.
zygnusgall­ery.com El arte paleocrist­iano se desarrolló desde el inicio del cristianis­mo. Las catacumbas eran el espacio para la sepultura de los cristianos que recién marcaron esta religión.
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El Moscóforo. Fechada entre el 570 a.c. y el 520 a.c., de autor desconocid­o. Cedida
 ?? Cedida ?? Fresco del buen pastor, encontrado en unas catacumbas que eran usadas hasta el 313 d.c. Pertenece a la pintura del arte paleocrist­iano.
Cedida Fresco del buen pastor, encontrado en unas catacumbas que eran usadas hasta el 313 d.c. Pertenece a la pintura del arte paleocrist­iano.
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