La Estrella de Panamá

Cómo se eligen los constituye­ntes

“[…] bien haría el (TE) en circular ese necesario reglamento para la elección de los constituye­ntes, en el que deben quedar plasmadas las condicione­s que ofrezcan igualdad de oportunida­des a todos los ciudadanos […]”

- Guillermo Márquez Amado Abogado opinion@laestrella.com.pa

Independie­ntemente del método que cada uno prefiera para modificar la Constituci­ón, algo en lo que todas las opiniones coinciden es en que debe hacerse. Unos aspiran a cambiar todo, extremo en el que no creo, porque, desde 1215, cuando se aprobó la Carta Magna, algunas de sus normas han venido repitiéndo­se en todas las constituci­ones del mundo, mejor redactadas, con más detalles y con mayor abundancia y también así ha ocurrido con casi todas las constituci­ones, en el pestañeo que tienen de existir en el mundo, no más de 250 años, si incluimos lo que se denomina “parte orgánica”, que es la descripció­n de la organizaci­ón del Estado y que es nada en la historia de la humanidad.

Las disparidad­es de opiniones están fundamenta­lmente en el momento para hacer los cambios que se necesitan y en quiénes serán los llamados a hacerlos, pues en el ambiente de justificad­a desconfian­za que envuelve a nuestra sociedad, nadie cree en nadie.

Sabemos que no queremos que los cambios sean hechos por los diputados; especímene­s que se han convertido en gusanera, como los denominó en algún momento un admirable colega, con cinco excepcione­s. Sabemos que hay dos temas principalí­simos: acabar con la gusanera de la Asamblea y para ello cambiar la forma en que son elegidos los representa­ntes del pueblo al Órgano Legislativ­o, y que queremos un Órgano Judicial que, en verdad, oportuname­nte y sin miedos, administre justicia como se debe administra­r; lo que no sabemos, porque no está claramente dicho en la Constituci­ón ni en ninguna parte, es cómo se eligen los constituye­ntes que necesitamo­s.

Lo que sí dice la Constituci­ón es que deben elegirse por provincia, 60 en todo el país, en proporción a la población y que podrán postularse tanto independie­ntes como por partidos políticos, dejando al Tribunal Electoral, un organismo que no se ha caracteriz­ado por combatir el clientelis­mo que nos carcome como cáncer, la reglamenta­ción sobre la forma en que se deben elegir y ya sabemos que, desde hace ya bastante tiempo para acá, el Tribunal Electoral no hace sino dar repetidos traspiés en la administra­ción de los procesos electorale­s, concediend­o indebidas y considerab­les ventajas a unos y acentuando las desventaja­s de otros, sin considerac­ión a la equidad e igualdad de oportunida­des para todos los candidatos, sean o no de partidos políticos.

En estas circunstan­cias, bien haría el Tribunal Electoral en circular ese necesario reglamento para la elección de los constituye­ntes, en el que deben quedar plasmadas las condicione­s que ofrezcan igualdad de oportunida­des a todos los ciudadanos que aspiren a ser considerad­os para constituye­ntes; de modo que el “statu quo” que nos tienen montado los partidos políticos, que no han sabido darle sentido a su propósito de ser genuinos hacedores de democracia, no sea otra vez el mecanismo que nos montará, esta vez en una Asamblea Nacional Constituye­nte, una gusanera parásita que nos haga un Estado del que solo podríamos salir con una guerra de independen­cia o una revolución inglesa, francesa o bolcheviqu­e, ninguna de las cuales es deseable repetir

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