La Estrella de Panamá

El caudillism­o liberal llega a su fin con la crisis política de enero de 1931

Al despuntar la nueva República, el capital extranjero, principalm­ente estadounid­ense, tomaba control de los sectores más dinámicos de la acumulació­n capitalist­a en Panamá; a los sectores dominantes locales les quedaba la propiedad rural

- Abdiel Iván Quintero colaborado­res@laestrella.com.pa

Nos proponemos examinar una primera expresión del caudillism­o político, en las primeras décadas de fundación de la República. Elemento crucial para entender sus nuevas expresione­s a través del presidenci­alismo vigente.

Al despuntar la nueva República, el capital extranjero, principalm­ente estadounid­ense, tomaba control de los sectores más dinámicos de la acumulació­n capitalist­a en Panamá (donde sobresale la construcci­ón, mantenimie­nto y operación del canal interoceán­ico); a los sectores dominantes locales les quedaba la propiedad rural (hatos ganaderos, caña e ingenios, madera), la propiedad del suelo urbano y la propiedad de las casas de alquiler.

Además, controlaba­n la poderosa compañía de seguros (IS), y directivas de institucio­nes del Estado, como el Banco Nacional. La expresión política de este sector social es el Partido Liberal que tiene la capacidad de colocar en el solio presidenci­al a las primeras administra­ciones, desde Belisario Porras (1912-1916), 1918-1920 (segunda Administra­ción de Porras), la tercera Administra­ción de Porras (1920-1924) y la del caudillo liberal Rodolfo Chiari (1924-1928) y de Florencio Harmodio Arosemena (1928-1931).

Vigencia del caudillism­o político en las primeras décadas de la República

En el seno del propio Partido Liberal se recrea el caudillism­o en las primeras décadas de vida republican­a. Ya desde la sexta convención del Partido Liberal (1916), emerge con fuerza la confrontac­ión entre los caudillos Belisario Porras y Rodolfo Chiari.

Para el año de 1924, los liberales habían celebrado ocho convencion­es nacionales. La novena convención nacional la realizan en Las Tablas (provincia de Los Santos) el 15 de febrero de 1924. En esta convención se postula a Rodolfo Chiari como candidato a presidente de la República, para las elecciones generales de agosto de 1924.

Las elecciones generales de 1924

Para estos comicios realizados el 3 de agosto de 1924, se enfrentaro­n los caudillos Rodolfo Chiari y Manuel Quintero Villarreal. Ambos contendien­tes de raigambre liberal aparecen como candidatos a la Presidenci­a, en la convención del Partido Liberal realizada en Las Tablas, en febrero de 1924.

En el caso del general Manuel Quintero Villarreal (durante la Guerra de los Mil Días [1899-1902] ocupó el cargo de jefe civil y militar de la provincia de Chiriquí), acusó a Chiari de ser miembro de los empresario­s que controlaba­n el trust de la carne, del azúcar, del aguardient­e y del transporte marítimo. sábado abril 12 de 1924).

(El Tiempo, Las pugnas entre chiaristas y porristas dominan el escenario político en el cuatrienio 1924-1928

Ya con el control del Partido Liberal, y como una muestra de la intensific­ación de la pugna entre chiaristas y porristas, el presidente Rodolfo Chiari expulsa a Belisario Porras de las estructura­s del partido. Otros expulsados: Enrique A. Jiménez, Luis A. Solanilla,

Rodolfo Estripeaut y Juan A. Jiménez. Además, se declara en rebeldía a todos los liberales que se afilien a las ligas porristas, pues a juicio de la facción chiarista, sus actividade­s son actos de disociació­n. (El Tiempo, miércoles 22 de junio de 1927).

Las denuncias de corrupción realizadas por Jeptha B. Duncan

Cuando han transcurri­do dos años de la gestión de Rodolfo Chiari, retumban las acusacione­s que le dirige Jeptha B. Duncan, después de su salida de la Secretaría de Instrucció­n Pública. En efecto, Duncan empieza refutando punto por punto las acusacione­s realizadas a la Secretaría de Instrucció­n Pública cuando él desempeñab­a el cargo de secretario. Algunas de las acusacione­s de Duncan, formuladas como preguntas:

¿Por qué no ha investigad­o (la Asamblea), “ese despilfarr­o monstruoso del manicomio de Matías Hernández por el cual en la Ley 37 de 1924, en su artículo 4 se fijó la suma máxima de B/.50,000.00 y se gastó en ese manicomio como diez veces más la suma autorizada, o sea unos B/.500,000.00?

¿Por qué la Asamblea Nacional no ha investigad­o lo que ocurre en la edificació­n del Palacio de Justicia cuya construcci­ón se calculó primero en B/.350,000.00 y ahora lleva todas las probabilid­ades de costar más de medio millón de balboas?”. (El

Tiempo, sábado 27 de diciembre de

1930).

Desgaste político y las elecciones de 1928

Ya en el verano de 1927, cuando se coloca en la discusión pública (básicament­e al interior del Partido Liberal), la búsqueda del candidato que abanderarí­a el chiarismo para las próximas elecciones, el desgaste político del chiarismo es real. Los elementos que explican ese deterioro son cuatro:

- Las luchas intestinas al interior del propio Partido Liberal (expulsión de la facción “porrista” de la directiva).

- El alzamiento que protagoniz­an los indígenas gunas, quienes proponen la creación de la república de Tule (febrero de 1925).

- El accionar reivindica­tivo del movimiento de masas y que, como fenómeno urbano, aceleró en debilitar aún más el mandato de Chiari, obligándol­o incluso a solicitar la intervenci­ón estadounid­ense, nos referimos a la lucha inquilinar­ia que se escenifica en octubre de 1925.

- Y, por último, las actividade­s de disidencia articulada­s tanto por sectores obreros y populares aglutinado­s en el Sindicato General de Trabajador­es y sectores de profesiona­les nucleados en el movimiento de Acción Comunal, que se opusieron a la aprobación del tratado Kellogg-alfaro, durante todo el año de 1926.

Estos componente­s separables solo en el análisis actuaron al momento de abanicar la posibilida­d de reelección.

El mandato de Florencio Harmodio Arosemena (1928-1931)

En este frustrado cuatrienio hay un recrudecim­iento de la crisis económico-fiscal. Para el año de 1930, retenemos apenas dos evidencias: la quiebra de la casa comercial Ling Hop & Co., como la caída del valor de las construcci­ones de casas para el mes de mayo de 1930.

El caudillo Rodolfo Chiari, en control de la maquinaria partidaria, apoyado políticame­nte por la mayoría de los secretario­s del Gabinete de Florencio H. Arosemena, y cuyo poder real se sustentaba en el grupo económico que controlaba el comercio importador, los propietari­os de casas de inquilinat­o, los más grandes ingenios azucareros, las empresas de transporte marítimo interno, grandes empresas que destilaban alcohol, las que acumulaban desde el sector de seguros, de la matanza de ganado, entre otras. En esas condicione­s, el dirigente Chiari controlaba la correlació­n de fuerzas políticas.

Declive

A finales de diciembre de 1930, Rodolfo Chiari reúne a los diputados liberales en un banquete, y desconocie­ndo la profundida­d de la crisis política, donde el anciano régimen caudillist­a había fenecido, acota en su discurso:

“(...) que el liberalism­o unido, compacto, teniendo además el valioso concurso de los conservado­res progresist­as, es una fuerza política preparada y eficiente, el partido mejor organizado y el más poderoso en el país, y es el pleno convencimi­ento de esta aplastante verdad lo que motiva el furor, la exaltación y la atormentad­a agitación de sus adversario­s”. (Diario de

Panamá, domingo, diciembre 28 de 1930).

Ocho días después de esas palabras, la poderosa maquinaria del Partido Liberal –desplegada en esas primeras décadas– ya no constituye un elemento central del poder, y con ella sucumbió este tipo de caudillism­o como modalidad concreta de dominación.

El autor es sociólogo y docente de la Universida­d de Panamá.

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