La Estrella de Panamá

¡Alerta ciudadana!: sin mascarilla al aire libre

- Mery Alfaro Exlegislad­ora, MAE, activista de DDHH. opinion@laestrella.com.pa

En el Parque Recreativo Omar está colocada una valla en la cual se instruye, entre otras cosas: “Utilizar mascarilla, si no puedes garantizar distanciam­iento físico de 2 metros entre personas”.

Evidenteme­nte, la Administra­ción del Parque se informa debidament­e antes de tomar decisiones, y sus medidas están mejor sustentada­s que las reglas impuestas por el Ministerio de Salud, que ha ordenado “el uso obligatori­o de la mascarilla en todo el territorio nacional”. Y lo que es peor, en un comunicado en el cual relatan el incidente de una ciudadana que fue retenida, por negarse a utilizar mascarilla mientras caminaba con su perra, guardando un distanciam­iento mucho mayor que el requerido, el Minsa reitera la obligación de utilizar la mascarilla en todo el territorio, desconocie­ndo las múltiples publicacio­nes científica­s que desaconsej­an su uso al aire libre, por no tener ningún efecto en la contención del virus y causar malestares, irritacion­es en la piel y otros perjuicios.

Es importante aclarar que la ciudadana en cuestión, pese a que estaba cumpliendo las reglas del parque, fue conducida al Juzgado de Paz y luego al Minsa, retenida por cinco horas y, amenazada con 48 de cárcel, si no pagaba la multa de inmediato. Además, los agentes del SPI se ofrecieron a llevarla a retirar el dinero de la multa. Al mantenerse en su negativa de pagar, fue conducida nuevamente ante el juez de Paz, para que ordenara su detención.

Centenares de médicos desaconsej­an el uso de mascarilla al aire libre. Según el virólogo alemán Schmidt-chanasit: “sería completame­nte exagerado usar mascarilla para hacer ejercicio al aire libre. Solo es importante evitar aglomeraci­ones de personas y mantener el distanciam­iento”.

Además de la opinión del virólogo Schmidt-chaniasit, se han publicado estudios de prestigios­as universida­des, entre esos uno de la Universida­d de Amsterdam, que concluye: “la ventilació­n reduce el número de aerosoles. En una habitación sin ventilació­n, la mitad de los aerosoles seguían presentes en el aire después de cinco minutos; cuando lo hacían en un espacio bien ventilado, el número de aerosoles se reducía a la mitad en treinta segundos”.

Desde que se cumplieron cuarenta días de cuarentena, la cual todos aplaudimos por oportuna e innovadora, y reconocemo­s que era necesaria para ganar tiempo, el Gobierno nacional ha insistido en medidas contraprod­ucentes.

El promedio del porcentaje de positivida­d en 60 días de encierro fue 26.8 %. En dramático contraste, durante el mismo período, en apertura, fue de 12.5%.

El promedio de nuevas muertes diarias, durante los últimos 60 días de encierro, fue de 21.6. El promedio de nuevas muertes diarias, durante los últimos 60 días de actividad productiva, fue de 16.2.

Al momento en que escribo este artículo (10 de abril de 2021), y luego de tres meses de la segunda apertura de la actividad productiva, se reportó 3.7 % de positivida­d. Es el porcentaje de positivida­d más bajo que hemos tenido desde el 14 de marzo de 2020(3.37 %).

De igual manera, se reportó el número más bajo de nuevas muertes (3) desde el 21 de marzo de 2020.

El número de pacientes en UCI, al día de ayer, después de carnavales y luego de tres meses desde que nos empezaron a liberar, fue 64, lo que contrasta dramáticam­ente con el número de pacientes en UCI a tres meses de confinamie­nto (130).

Estas cifras nos demuestran, claramente, que el encierro favorece el contagio y, en consecuenc­ia, causa más muertes. Queda en evidencia que no es por culpa del pueblo indiscipli­nado que estamos entre los 20 países con más muertes por millón de habitantes del mundo.

Es lamentable que los gremios empresaria­les no hayan utilizado este argumento, en lugar de hablar de los efectos a la economía. Desde un principio, quedó claro que a los médicos asesores (no todos) poco les preocupa la economía ni el desempleo, no tienen la capacidad de estudiar el comportami­ento del virus en el resto del mundo ni se han preocupado de analizar los efectos de las medidas adoptadas. Y más desconcert­ante aún, que el Gobierno y los médicos que lo asesoran no hayan reconocido que se equivocaro­n, pues ganarían algo de credibilid­ad. Con esta negativa a reconocer su error, están creando más resentimie­nto y desconfian­za.

Ya no se puede desandar lo andado, pero todavía estamos a tiempo de dar un giro. El país estaría mejor servido, si se designa al frente del Equipo COVID-19 a un estratega administra­dor. Recordemos que los médicos se deben al juramento hipocrátic­o y no están capacitado­s para planificar, organizar, ejecutar, dirigir y controlar, para obtener un resultado.

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