¿Croan, afectación a la soberanía?
“El país […] (debe) tensar sus fuerzas para rechazar de plano lo que evidentemente es una afectación a la soberanía del Estado panameño”
Si algo ha sensibilizado al panameño es cualquier actitud que se perciba como una afectación a unos de los principales atributos del Estado, como es la soberanía. Desde luego, la piedra de toque de la lucha nacionalista fue la recuperación e integración de todo el territorio panameño en donde pudiese ejercerse la soberanía, porque, como bien se ha dicho, ella tiene un contenido eminentemente territorial.
En efecto, una intervención, consentida o no, que vaya en la dirección de malograr los derechos soberanos, debe ser rechazada, porque lo que no es dable a un país es entregar, bajo supuestos y enmascaramientos, lo que es su consustancia: la soberanía.
Desde 1990 a 2004 -hablemos después de la invasión-, Panamá firmó con los Estados
Unidos (en una cantidad de no menos 18) una serie de acuerdos y convenios, la mayor parte referida al combate al narcotráfico. Ese argumento -a juicio nuestro- ha servido para afincar su presencia en el istmo y situarse en una posición favorable que le permita la injerencia en los asuntos internos de los países latinoamericanos.
Es una verdad de Perogrullo que la relación Panamá-ee. UU., no solo ha sido desigual, sino lacerante y de imposición. Por ello, luego de lograr los Tratados Torrijos-carter, que reivindicaron a la nación panameña, los Gobiernos debieron obligarse a mantener una posición de vigilancia y de celo para salvaguardar lo conquistado. Debieron ser lo suficientemente cautelosos en procura siempre del mejor de los intereses para Panamá, dejando a un lado la permanente actitud de subordinación a fuerzas externas y mayormente a EE. UU., que, hoy más que antes, actúan en función de su situación imperial que cada vez se ve seriamente comprometida.
En una reciente comparecencia pública, acto realizado por el Frente Amplio Colonense, los expositores, Dr. Julio Yau, Prof. Luis Navas y el Prof. Moisés Carrasquilla, fueron enfáticos al demostrar lo riesgoso del Centro Regional de Operaciones Aeronavales (Croan), que, de acuerdo con ellos, no es conocido por los panameños, con el agravante que está en inglés, lo que obliga a presentar su versión en español. Este acuerdo fue firmado por el ministro de Seguridad, Juan Pino, y Steward D. Tuttle, de la Embajada de EE. UU. en Panamá.
La Dra. Anayansi Turner plantea, en un reciente artículo de opinión, que: “El Croan y la Fuerza Marítima Conjunta (FMI) constituyen una iniciativa del Comando Sur… con el supuesto propósito de combatir el narcotráfico, crimen organizado y pesca ilegal, a través de una plataforma de coordinación e intercambio de información para la región, que involucra directamente, además de a Panamá y EE. UU., a Costa Rica y Colombia”.
La argumentación de A. Turner también deja claramente expresado -y así es- que el Croan y FMC atentan en contra del artículo V del Tratado de Neutralidad y por supuesto de la misma manera a la Constitución Nacional, en tanto que carecemos de ejército, demostrando que hay una contravención al artículo 310 e igual a su artículo 159, numerales 3 y 12 que obliga a que los tratados internacionales sean aprobados por la Asamblea Nacional.
Es cierto que estamos ante una situación onerosa que merece la suficiente atención. El país y principalmente las fuerzas nacionalistas y comunidad en general deben tensar sus fuerzas para rechazar de plano lo que evidentemente es una afectación a la soberanía del Estado panameño.